El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, denunció este martes a través de un comunicado que, según varios informes de organizaciones que monitorean el tema, al menos 901 personas fueron ejecutadas en 2024 en Irán, incluidas unas 40 en una sola semana de diciembre.
Sin embargo, el grupo opositor Centro Nacional de Resistencia de Irán (CNRI) indicó que el número de ejecuciones en las prisiones iraníes fue superior a 1.000, lo que significaría un aumento de casi el 16% respecto a 2023, cuando fueron ejecutadas al menos 853 personas. Dicho grupo, citado por la agencia EFE, destacó que casi el 70% de esas ejecuciones (695) se produjeron luego de que el actual presidente iraní, Masud Pezeskhian, iniciara su mandato, en julio.
Al tiempo que el CNRI notificó que este 1 de enero al menos doce prisioneros fueron ejecutados en cuatro cárceles del país, Türk indicó que "resulta profundamente inquietante que, una vez más, veamos un aumento del número de personas condenadas a muerte en Irán año tras año. Ya es hora de que Irán ponga freno a esta oleada cada vez mayor de ejecuciones".
La mayoría de dichas ejecuciones fueron por delitos relacionados con las drogas, pero también fueron ejecutados disidentes y personas relacionadas con las protestas de 2022. Además, según el CNRI, de todos los reos a los que les fue aplicada la pena capital, 34 eran mujeres y siete tenían menos de 18 años en el momento en que sucedieron los hechos por los que fueron sentenciados.
"Nos oponemos a la pena de muerte en todas las circunstancias", afirmó el Alto Comisionado y agregó: "Es incompatible con el derecho fundamental a la vida y plantea el riesgo inaceptable de ejecutar a personas inocentes. Y, para ser claros, nunca puede imponerse por conductas protegidas por el derecho internacional de los derechos humanos".
Según el CNRI el ritmo de las ejecuciones en Irán está relacionado con la situación política y militar del país, específicamente con "las crisis y las derrotas del régimen". Eso explicaría que, en el cuarto trimestre, cuando se enfrentó a "graves derrotas en la región" ―en alusión directa al conflicto con Israel y la situación en Siria― o a "crecientes crisis económicas y sociales", las penas de muerte aplicadas se dispararon y representaron el 47% de las de todo el año.
La presidenta del CNRI, Maryam Rajavi, consideró que "la brutal oleada de ejecuciones en 2024, especialmente en otoño, es un intento desesperado de Ali Jamenei (el líder supremo iraní) para impedir el levantamiento de una población enfurecida que no se conformará con nada menos que el derrocamiento total del régimen".
El régimen de Teherán es un estrecho aliado del de La Habana, con una relación mutuamente estratégica que incluye una alianza económica y, sobre todo, geopolítica. En tal sentido, al reunirse en julio, al tomar posesión de su cargo, con el primer ministro cubano, Manuel Marrero, el presidente iraní afirmó que, durante su mandato, sería "una prioridad fortalecer las relaciones con Cuba".
Antes, en diciembre de 2023, al visitar Teherán y reunirse con sus máximos líderes, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel dijo: "Aspiramos a que Irán se convierta en un actor económico importante dentro del modelo de desarrollo de Cuba".
