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Haití

En otra vuelta de la crisis, los haitianos no encuentran ni paz social ni estabilidad política

El primer ministro Conille ni siquiera pudo completar un semestre de gestión y las bandas armadas atacaron a un avión comercial.

Brasilia
Jimmy Chérizier 'Barbecue', jefe criminal y seguidor del 'Che' Guevara y Fidel Castro.
Jimmy Chérizier 'Barbecue', jefe criminal y seguidor del 'Che' Guevara y Fidel Castro. AP

Haití parece estar lejos de encontrar sosiego. La crisis haitiana tiene varios escenarios. Por un lado, la inestabilidad política simbolizada en que el primer ministro Garry Conille ni siquiera pudo completar un semestre de gestión. Por otro, el regreso del terror y las amenazas a las calles por parte de bandas criminales sin miedo ante la presencia de una aún reducida misión internacional.

Y, por si fuera poco, en medio de las tensiones políticas y la crisis social y humanitaria, en el país caribeño de nuevo abundan las denuncias de corrupción entre políticos locales, en relación con la administración de la ayuda humanitaria internacional. Un panorama complejo que, otra vez, coloca en entredicho la posibilidad de que Haití se reencauce institucionalmente y pueda elegir de nuevo un Gobierno de forma democrática, que era la meta central de Conille.

Nombrado como primer ministro a fines de mayo pasado, Conille regresó a su país tras largos años ocupando altos cargos en el sistema de Naciones Unidas. Pese a tener el respaldo abierto del secretario general de la ONU, António Guterres, y del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, Conille fue destituido el pasado fin de semana dejando al desnudo una crisis institucional en el seno de un frágil Consejo de Transición, una variopinta coalición que se formó tras las gestiones de Washington y de la Comunidad del Caribe (CARICOM), bajo la presidencia de Guyana.

Varios integrantes del Consejo de Transición, que representan tanto a formaciones políticas, como a organizaciones locales y tribales, fueron señalados de corrupción y se planteó investigarles. La reacción de esta instancia, autoconstituida ante la ausencia de institucionalidad desde hace más de dos años, fue destituir a Conille y nombrar en su lugar al empresario Alix Didier Fils-Aime, quien en el pasado ya ocupó cargos públicos en Haití.

Mientras transcurría esta crisis política, las bandas criminales mostraron nuevamente su poderío. Según reportó Associated Press desde Puerto Príncipe, este lunes debió cerrar operaciones el único aeropuerto operativo del país, ya que una banda criminal atacó una aeronave comercial en el momento en que intentaba aterrizar.

Precisamente en las inmediaciones del aeropuerto se ha instalado la misión internacional que, encabezada por Kenia y financiada por EEUU, tiene por objetivo reconstruir a la Policía Nacional de Haití y hacer frente, si es necesario a los grupos armados que han tomado literalmente al país, en especial la capital, Puerto Príncipe, y sus inmediaciones.

Justamente hace dos meses, cuando Blinken visitó Puerto Príncipe los grupos armados dieron una demostración de fuerza y dejaron sin energía eléctrica a vastos sectores de la capital haitiana.

Entretanto, pese a la resistencia de Conille, el empresario Alix Didier Fils-Aime tomó posesión este lunes como nuevo primer ministro de Haití y pidió unidad ante los problemas que afronta el país, en medio de las nuevas amenazas de las bandas criminales.

Terminó siendo esa la respuesta del Consejo de Transición, luego de que la estatal Unidad de Lucha contra la Corrupción (ULCC) pidiera que se pusiera en marcha una "acción pública" contra tres integrantes de esa instancia —Leslie Voltaire, Louis Gerald Gilles y Emmanuel Vertilaires— para su procesamiento por abuso de funciones, pago de sobornos y corrupción pasiva.

Según medios locales en Puerto Príncipe, la presencia de estas tres personas acusadas de corrupción en el Consejo de Transición es la causa central del conflicto que existe entre ese Consejo y Garry Conille. Los miembros del consejo argumentan, en tanto, que el ahora ex primer ministro se había negado a llevar a cabo una reestructuración ministerial.

El gran desafío que tiene la frágil institucionalidad en Haití es que debe preparar el camino para unas elecciones generales el año próximo, que desemboquen en la juramentación de un presidente constitucional en febrero de 2026.

El último presidente electo en Haití fue Jovenel Moïse, quien asumió el poder en febrero de 2017 y fue asesinado siendo jefe de Estado, en 2021. Este hecho profundizó un clima de violencia en las calles y una falta de institucionalidad, ya que para entonces el Parlamento había dejado de funcionar en medio de pugnas intestinas entre factores políticos de oposición y Moïse.

Todo lo anterior se produce en medio de la violencia de las bandas armadas y las nuevas amenazas de la principal coalición de pandillas, que el domingo anunció nuevas jornadas de terror, tal como reseño el canal francés France24. En un mensaje difundido en las redes sociales, el expolicía Jimmy Cherizier, alias Barbecue, aseguró que "la batalla empezará de nuevo", por lo que pidió a la población que, si no es necesario, no salga a la calle.

La beligerancia de las bandas criminales, con hechos como el ataque a una aeronave comercial o las amenazas de Barbecue, tiene lugar pese a que desde junio pasado están en Haití efectivos de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, liderada por Kenia y con el aval de la ONU.

Sin embargo, el flujo de uniformados aún es pequeño. Para este mes de noviembre se espera el arribo de 600 efectivos que se unirán a los 400 que ya están acantonados en la capital haitiana. Se espera que un total de 2.900 hombres de varias nacionalidades deberían estar desplegados en el país caribeño cuando la misión alcance su punto pleno.

Pese a esta presencia internacional, la violencia no cesa. Solo entre julio y septiembre de este año al menos 1.223 personas murieron y 522 resultaron heridas en Haití como consecuencia de la violencia y la lucha contra las bandas, según la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en el país caribeño. A ello se suman las 3.900 víctimas entre muertos y heridos en el primer semestre del año, después de que 2023 cerrara con unas 8.000 víctimas.

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2 comentarios

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Hay que realizar una operación Militar y de inteligencia a escala adecuada para desarmar y eliminar las bandas delincuenciales y sus bases sociales de apoyo, basadas en el terror y la ignorancia crear un gobierno fuerte y razonable que reestructure el poder y termine con la corrupción generalizada. Ademas de un líder que piense y quiera su país .

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Que Cuba se mire en ese espejo porque hacia allá va ...