A la luz de lo que ha sido el despliegue militar internacional previo en Haití, junto al historial polémico de policías y militares en Kenia, se puede mirar con cierta distancia el optimismo en el seno de la ONU y EEUU por el inicio de operaciones en territorio haitiano de una misión keniata, cuyo objetivo es fortalecer a la Policía local y combatir al crimen organizado.
Un contingente de 400 uniformados de Kenia fue despedido con toda la pompa oficial en Nairobi este lunes y un día después arribó a Puerto Príncipe, donde también fueron recibidos como héroes por parte de las autoridades interinas, que teniendo al médico Garry Conille como primer ministro desde hace menos de un mes, intentan paliar una crisis generalizada de inseguridad que tiene como telón de fondo la histórica fractura social y económica del país.
La misión keniata, una avanzada de lo que se esperan sean en total 1.000 efectivos, ha marcado un punto de inflexión al iniciar su despliegue este miércoles 26 de junio. No hay un plazo determinado para esta actuación, financiada hasta ahora en su totalidad por EEUU y aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en octubre del año pasado.
Lo que sí se sabe es que la oposición política en Kenia ha introducido diversos recursos ante la Justicia para revertir la decisión del presidente William Ruto de involucrar a este país africano en la crisis mayúscula de un pequeño país caribeño al que no pocos analistas catalogan de Estado fallido. Las fuerzas del orden keniatas, por su parte, acumulan denuncias por excesos y violaciones a derechos humanos.
No hay certezas de qué ocurrirá en las próximas semanas y meses, que serán determinantes para calibrar el alcance y efectividad de esta misión internacional. Para los haitianos —especialmente en Puerto Príncipe— se iniciará una nueva etapa después de largos meses en los cuales las bandas criminales tomaron el control de calles y espacios públicos.
El inicio del despliegue keniata en territorio haitiano fue saludado por el presidente Joe Biden: "El pueblo de Haití merece sentirse seguro en sus hogares, construir una vida mejor para sus familias y disfrutar de libertades democráticas. El futuro de Haití depende del retorno a la gobernabilidad democrática. Aunque es posible que estos objetivos no se logren de la noche a la mañana, esta misión brinda la mejor oportunidad de lograrlos".
Hasta la fecha Washington ha donado 360 millones de dólares para la activación de esta misión, de los cuales 60 millones se entregaron directamente en equipos y armamento para la Policía Nacional de Haití. Según la Casa Blanca, otros países que harán aportes económicos para sufragar los costos de esta misión son España, el Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania y Turquía.
Además de los efectivos keniatas, Jamaica, Bahamas, Barbados y Antigua se han ofrecido a aportar uniformados, que estarían bajo la conducción de oficiales de Kenia.
"Continuaremos nuestra estrategia diplomática para alentar a más países a unirse a este esfuerzo, porque lo que sucede en Haití es importante para sus vecinos, la región y el mundo. Haití es un país extraordinario y su población merece lo que merece la gente en todas partes: seguridad, oportunidades y libertad", sostuvo Biden este martes.
Antony Blinken, secretario de Estado de EEUU, y António Guterres, secretario general de la ONU, trabajaron de manera directa en alcanzar este esquema de enviar una fuerza para restablecer el orden público en Haití, pero sin que fuese una misión convencional de los cascos azules de Naciones Unidas.
Dentro de Haití, entre la población, se tiene un mal recuerdo de la última misión internacional, justamente de cascos azules de la ONU. Concluyó en 2017 luego de algo más de una década, y como ahora aquella se creó para hacer frente a la violencia y la inestabilidad del país.
Luego del devastador terremoto de 2010, que dejó allí unos 220.000 muertos, se extendió el rol de esta misión de la ONU, para actividades humanitarias. Sin embargo, en 2017 el Consejo de Seguridad la suspendió, debido a fuertes escándalos de corrupción, abusos sexuales y acusaciones a los soldados de la ONU por causar una epidemia de cólera.
Los soldados arrojaban sus desechos al agua que consumía la población civil, causando la propagación del virus que acabó con la vida de unas 10.000 personas. La ONU aceptó su responsabilidad en los hechos, unos meses después de la culminación de la misión.
Simbólicamente, los uniformados keniatas han llegado al país portando cascos blancos, en lo que se entiende como un guiño a la población haitiana para dejar establecido que son algo distinto a la misión que concluyó en 2017, en medio de diversos escándalos.
Al saludar la llegada de la fuerza keniata, el primer ministro haitiano, Garry Conille, elogió la determinación del Gobierno del presidente keniano Ruto por "acompañar a Haití en la lucha contra la inseguridad que corroe nuestra sociedad".
La semana pasada, Ruto habló con el Consejo Presidencial de Transición (CPT) haitiano, cuyo establecimiento, el pasado abril, era una condición necesaria para Kenia antes de enviar a los agentes.
El CPT fue la figura acordada por EEUU y la Comunidad del Caribe (CARICOM), con Guyana en la presidencia de este foro regional, para paliar el vacío de poder que prevalecía en Haití.
Hace tres años fue asesinado el entonces presidente Jovenel Moïse, quien semanas antes había designado como primer ministro a Ariel Henry, quien nunca pudo ser ratificado ni por el presidente (que había sido asesinado) ni por el Parlamento, dada la ausencia de poder legislativo tras una crisis institucional de varias capas que fue dejando sin institucionalidad al país caribeño.
Pese a que se había comprometido a realizar elecciones, Henry terminó de desmontar las instituciones, incluido el órgano electoral. En febrero de este año hizo un viaje a Nairobi, justamente para adelantar el arribo de los uniformados africanos a territorio haitiano. En su ausencia, las bandas armadas tomaron las calles, liberaron a los presos de las dos principales cárceles del país y prometieron asesinar a Henry si este volvía a Puerto Príncipe.
Tras la mediación de EEUU y CARICOM, Henry finalmente renunció desde Puerto Rico, y aún no ha regresado al país, y esto desencadenó el proceso que llevó en primer lugar a establecer el CPT y a que esta institución designara a Conille como primer ministro con dos tareas mayúsculas: poner fin a la violencia protagonizada por bandas armadas y convocar a elecciones generales para restablecer el Estado haitiano por vía democrática.
Ya verán un montón de kenianos pasándose a las bandas. Al final la cabra siempre tira al monte y son harina de un mismo costal
Deja que los" escuadrones de la muerte" kenianos comiencen a practicar " tiro al blanco" con los haitianos como mismo hacen con los civiles de su país No se olviden que Cuba mando instructores a Kenia por los setenta y pico....
Difícil práctica en un país donde todos son negros!!!!!
Menuda candela se van a meter los kenianos. Eso no lo arregla nadie! La unica solucion es pasar la aplanadora y empezar de cero! Les deseo suerte a los kenianos... pero que se cuiden de los canibales.