EEUU trabaja junto con Brasil y Colombia para encontrar salida a la crisis postelectoral de Venezuela

En Caracas el gobernante Nicolás Maduro avanza en su plan de blindar el resultado electoral, denunciado de fraude por la oposición. Empero, no presenta lo fundamental, la copia de las actas. En tanto, las comunicaciones entre Washington, Bogotá y Brasilia buscan con urgencia una salida a la situación que en primer lugar detenga la represión y encause democráticamente a Venezuela.

Con el paso de las horas va escalando la crisis venezolana posterior a las elecciones del 28 de julio, en las cuales el Consejo Nacional Electoral (CNE), afín al régimen de Maduro, declaró como ganador a este en los comicios, pero sin cargar resultados en su sitio web ni ofrecer copia física de las actas de votación. Copia de estas actas están tanto en manos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), vía testigos electorales de esta agrupación, como de efectivos militares que custodiaron la totalidad de centros de votación el pasado domingo.

Una suerte de clamor a favor de que se muestren las actas atraviesa Venezuela, donde cada día más universidades, gremios profesionales y empresariales, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, le piden al CNE, tal como lo establece la ley, que pueda mostrar datos desagregados en una plataforma digital auditable por todas las fuerzas políticas que concurrieron a la elección.

A esto se suman protestas pacíficas, duramente reprimidas. El fiscal Tarek William Saab confirmó que, en dos días de manifestaciones, descalificadas en el discurso oficial al señalarlas de golpistas, fueron detenidas más de 1.000 personas.

Hasta el miércoles en la mañana, según la iniciativa Monitor de Víctimas, habían sido asesinadas 13 personas en el marco de las protestas en hechos que no han sido esclarecidos por las autoridades. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social ha documentado más de 120 protestas por día, entre lunes y miércoles, en prácticamente todos los estados (provincias) de Venezuela.

Al clima de malestar social interno, fuera de Venezuela también crece la exigencia de que el CNE sea transparente, como mecanismo para desactivar la crisis que parece ir escalando.

El informe del Centro Carter, un think tank fundado por el expresidente estadounidense Jimmy Carter, que finalmente fue la única entidad extranjera con experticia que estuvo dentro de Venezuela, ha sido un detonante para que los gobiernos de Brasil y Colombia, que estaban expectantes, hayan decidido tener un rol más activo.

Eso explica la decisión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva de suscribir una declaración conjunta con su homólogo Joe Biden, algo bastante inusual dadas las críticas públicas de Brasilia a Washington y el acercamiento geopolítico del mandatario, un gran referente de la izquierda latinoamericana, a Rusia y China, antagonistas de EEUU en distintos campos.

Justamente, Maduro anunció este martes que trabajaría con China y Rusia para reestructurar el sistema informático del CNE y que serían asesores de esos países quienes modernizarían el sistema electoral. Dos cosas generaron alarma, en primer término, que siendo el CNE en teoría un poder autónomo este anuncio lo haga Maduro, y que se asocie a Venezuela con Moscú y Beijing,que no son precisamente países con modelos democráticos.

DIARIO DE CUBA supo por fuentes diplomáticas en Caracas que se mantiene una intensa comunicación e intercambio entre EEUU, Brasil y Colombia.

Los tres países apuestan a desactivar una crisis que ya literalmente se ha salido de las manos del régimen, y que en materia humanitaria podría tener consecuencias directas para los países vecinos como Brasil y Colombia, y también para EEUU, dado que en medio de un año electoral son los migrantes venezolanos el grupo más numeroso de personas que intentan cruzar la frontera desde México sin tener documentación.

Las decisiones tajantes que ha tomado el Gobierno de Maduro, tras el 28 de julio, como por ejemplo romper relaciones diplomáticas con países como Argentina, Chile, Panamá, Perú y Uruguay, que implica la expulsión del personal diplomático y devolver a Caracas a los miembros de sus delegaciones, también complican el tablero sudamericano y es otro elemento que quiere desactivarse, ya que Caracas incluso ha suspendido el tráfico aéreo con varios de esos países.

A este escenario de por sí complejo, tanto Lula da Silva como Gustavo Petro, el presidente colombiano, enfrentan presiones internas de sus correligionarios de izquierdas para que haya un respaldo irrestricto a Maduro y no ven con buenos ojos que sus presidentes, además, trabajen de la mano con Washington.

Este miércoles en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), no se aprobó un proyecto de resolución que habían presentado EEUU, Argentina, Paraguay, Chile y Uruguay. Básicamente, el objetivo era presionar con una fuerte declaración para exigir que el CNE venezolano publique las actas electorales.

Brasil y Colombia decidieron abstenerse, mientras que México no estuvo presente, y esto evitó que esta resolución fuese aprobada.

Analistas y activistas venezolanos en Caracas, consultados por DIARIO DE CUBA, tales como Francisco Cabezas y Piero Trepiccione, sostienen que esta abstención de Bogotá y Brasilia en la OEA es justamente evidencia de que los gobiernos de Lula da Silva y Petro están en dialogo con el régimen de Maduro, actuando tras bambalinas.

Sin embargo, estos dos gobiernos, así como EEUU, guardan silencio sobre eventuales contactos con Maduro. El gobernante venezolano acudió hoy al Tribunal Supremo de Justicia (cuyos magistrados se caracterizan por fallar a favor del Estado y en algunos casos tienen abierta simpatía por el chavismo) para involucrar al máximo tribunal en el caso, en lo que se entendió como una huida hacia adelante para que finalmente la Justicia le exija a los opositores entregar las actas que han recopilado y contabilizado.

Hasta este martes, la Plataforma Unitaria reportaba un total de 81,2% de actas contabilizadas por los técnicos electorales de la oposición, dando como ganador a Edmundo González Urrutia con 7,1 millones de votos contra 3,2 millones de Maduro.