El gobernante de Nicaragua, Daniel Ortega, ha pasado de rodearse de una impresionante cantidad de escoltas con el objetivo de mostrar su poder a hacerlo por puro miedo, pese a que nunca ha sido objeto de un atentado.
El dictador de 78 apenas sale de su búnker, El Carmen, ubicado en Managua, informó el medio argentino Infobae. Cuando se decide a salir, lo rodean unos 300 guardaespaldas y un amplio dispositivo de seguridad.
Expertos citados por el medio argentino estiman que la guardia personal de Ortega puede alcanzar a miles de efectivos policiales y militares. Un militar retirado que trabajó en seguridad personal consideró exagerado el despliegue empleado en la protección del dictador.
"Es exagerado", afirmó el exmilitar, que ofreció declaraciones a Infobae bajo la condición de que se preservara su identidad, por temor a sufrir represalias.
El militar opinó que, en un inicio, Ortega comenzó a usar una gran escolta como símbolo de poder, pero ahora los dispositivos de seguridad con que se mueven son una prueba de temor.
"Ellos comenzaron en el 2007 con aquellos tales Camisas Azules, que era un grupo de elite encargado del cordón de seguridad más cercano y luego han ampliado los cordones en la medida que han ido transitando de la arrogancia a un miedo más grande", explicó refiriéndose a Ortega y a Rosario Murillo, su esposa y vicepresidenta.
Ortega se instaló con su familia en una casa ubicada en el reparto El Carmen, en 1979, cuando el sandinismo tomó el poder en Nicaragua. La casa le fue confiscada al empresario Jaime Morales Carazo, quien fue acusado de "somocista".
Once años después, cuando Ortega fue derrotado en las urnas por Violeta Barrios de Chamorro, ya poseía siete casas en El Carmen, cuyos propietarios originales habían sido expropiados u obligados a vender a precios irrisorios.
En ese reparto residencial, Ortega instaló su búnker. Levantó un muro de unos cinco metros de altura y 370 metros de largo alrededor de sus casas, con torres de vigilancia, cámaras, y puestos de Policía y del Ejército.
Como si no fuera suficiente, en un perímetro de aproximadamente un kilómetro se instalaron retenes policiales, con vallas y cadenas con pinchos, para evitar el ingreso de personas y vehículos no autorizados.
Los residentes en las viviendas que quedaron dentro del perímetro de seguridad deben dar explicaciones a los policías para poder acceder a sus hogares o recibir visitas.
Incluso las alcantarillas de la zona fueron selladas, por temor a que fueran usadas para llevar a cabo un atentado contra la familia Ortega Murillo.
El dispositivo de seguridad que lo acompaña cuando abandona el búnker impide que incluso sus partidarios se acerquen a Ortega, lo que contrasta con el 85% de apoyo con que cuenta entre los nicaragüenses, según la encuestadora oficialista M&R.
En 19 de julio, al menos cuatro anillos de seguridad rodeaban el vehículo en que se movía el gobernante, lo que impedía que cualquier simpatizante pudiera saludarlo o estrecharle la mano, según se pudo apreciar en los videos que circularon en redes sociales.
Los comentarios irónicos en las no se hicieron esperar. Entre ellos, Infobae citó al cronista deportivo y opositor desterrado, Miguel Mendoza, quien posteó: "Cuando Raúl Obregón (director de M&R) te dice que el 85% de la población te quiere, pero por si las moscas esa encuesta es al revés, mejor no comprobarlo".
El exmilitar entrevistado por Infobae aseguró que dispositivos de seguridad como el que emplea ahora Ortega nunca se habían visto en Nicaragua, ni siquiera cuando viajó al país El Papá Juan Pablo II en 1983 y 1996. En ese momento, se extremaron las medidas de seguridad y el pontífice se movilizó en un papamóvil cubierto por un cordón de seguridad.
Daniel Ortega usa las escoltas más grandes que hayan protegido nunca a un presidente de Nicaragua. Su dispositivo de seguridad cuando lideraba la oposición era mayor que el que usaron en su momento los presidentes Violeta Barrios de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños.
"Daniel Ortega no corre ningún peligro real", opinó el militar consultado. "La gente ha expresado su descontento por medios cívicos y no han hecho uso de la violencia, y con ese nivel de dispositivo es bien difícil acercarse a Daniel Ortega. Ya no es el Daniel Ortega de antes que iba hasta donde está la gente, y que iba a abrazar señoras y chinear (cargar) niños".
Fuentes de Infobae afirman que Ortega pasa la mayor parte del tiempo dentro del complejo, en pijamas o atuendos deportivos, viendo películas o series, mientras su esposa asume las funciones de gobierno. Las llamadas dirigidas a él, provengan de donde provengan, deben ser aprobadas por la vicepresidenta.
Cada vez son más prolongadas sus desapariciones de la escena pública. El pasado 23 de abril apareció en la cumbre de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), en Caracas, Venezuela, tras de 55 días de ausencia pública.
Venezuela y Cuba son los únicos países que visita. Desde hace unos diez años, apenas sale de Managua. Sus únicas actividades públicas son los aniversarios de la revolución sandinista, un evento conocido como El Repliegue, y los de la Policía y el Ejército, sostenes de la dictadura que encabeza.
Daniel Ortega ya huele a cadáver desde hace mucho tiempo. Todo es una cuestión de tiempo.
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