El éxodo masivo de venezolanos, que las agencias especializadas de la ONU estiman suma 7,7 millones de personas, deja ahora de ser un asunto largamente evadido por el chavismo. La persistente presencia, en su mayoría espontánea, del duelo migratorio entre los venezolanos de a pie durante la campaña electoral ha obligado al Gobierno de Nicolás Maduro a dar respuestas.
A inicios de este mes de junio la plataforma R4V, que reúne los esfuerzos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) para atender los efectos de este éxodo en países vecinos, informó que 7,7 millones de venezolanos han salido del país desde 2015. Esta salida masiva coincide con el periodo en el poder de Maduro, quien ocupa la Presidencia de Venezuela desde diciembre de 2012.
La falta de atención a esta problemática, y en algunos casos un discurso estigmatizante de los migrantes, ha caracterizado a la gestión de Maduro, quien este 17 de junio dio un giro de 180 grados al anunciar la creación de un Viceministerio de Atención a la Migración Venezolana, adscrito a la Cancillería.
La visión descalificadora del gobernante venezolano se hizo presente incluso al anunciar lo que podría ser el primer paso en la dirección correcta, de generar una política pública ante la salida de Venezuela del equivalente a una cuarta parte de su población en menos de una década.
"Trabajemos por los miles que tenemos anotados en las listas (para ser repatriados). Muchos quieren regresar, pero no tienen los recursos (…) Se fueron de trabajar dignamente aquí, a lavar pocetas (inodoros) en el exterior", dijo Maduro en su mensaje, que fue rápidamente cuestionado por especialistas en migración y derechos humanos.
"Dénle un Premio Nobel", ironizó Rafael Uzcátegui al ser consultado por DIARIO DE CUBA. "Nicolás Maduro anuncia un Viceministerio de la Migración Venezolana y, al mismo tiempo, estigmatiza y humilla a sus potenciales beneficiarios", sostuvo Uzcátegui, quien fue por varios años coordinador del Programa Venezolano de Derechos Humanos (PROVEA) y en la actualidad es senior fellow de la Oficina en Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés).
También en respuesta a una pregunta de DIARIO DE CUBA, el periodista venezolano que le da seguimiento al tema de la migración venezolana en Colombia, Jeanfreddy Gutiérrez, señaló que el giro dado por el Gobierno en su discurso tiene que ver con las próximas elecciones presidenciales, fijadas para el 28 de julio.
Gutiérrez, residenciado en Bogotá, recordó que las versiones del chavismo sobre la migración han tenido varias etapas: "primero dijeron que nadie había migrado", con posterioridad hablaron de "actores" que se hacían pasar por migrantes, especialmente cuando abundaron los duros testimonios desde el paso por la Selva del Darién.
También precisó el periodista que en otras ocasiones el Gobierno de Maduro calificó de "sifrinos" (de clase media-alta y ostentosos), o se dijo que en realidad los migrantes "eran hijos de europeos y colombianos retornando", para llegar al anuncio oficial, pero en el cual "se les califica de engañados (por el capitalismo) y lavapocetas (limpia inodoros)".
La agenda electoral, atravesada por el duelo migratorio ha obligado a que el chavismo voltee la cara y ofrezca algún tipo de respuesta, más allá de las descalificaciones que abundan en el discurso oficial.
Con una dupla opositora formada por María Corina Machado, la líder conservadora pero impedida por una decisión administrativa de participar como candidata, y el candidato legalmente inscrito, el exembajador Edmundo González Urrutia, el tema migratorio suele estar en la agenda electoral y es un tópico que afecta negativamente a Maduro, quien busca la reelección para permanecer en el poder hasta 2030.
Machado ha encabezado infinidad de actos políticos en zonas apartadas del país, poblaciones intermedias en las que el efecto de la migración se ha vivido con mayor dureza. De forma espontánea se le acercan hombres mayores, mujeres o incluso niños y adolescentes y comentan, tanto a la líder opositora o incluso tomando el micrófono en un mitin, para compartir el dolor que les embarga por familiares que están fuera del país.
Testimonios del adolescente que ha vivido la mitad de su vida con su mamá en otro país para sostenerle a él y a su abuela; el hombre mayor ya enfermo que suplica tener vida para ver el regreso de sus varios hijos, todos migrantes; o la mujer que volvió a Venezuela sin alcanzar a ver a su madre con vida y sentencia: "Apenas pude llegar para enterrarla".
Diversidad de mensajes de este tenor se han hecho presentes en los actos de la alternativa democrática que tiene en Machado a una figura que dinamiza y moviliza.
Espontáneamente, hombres suben en sus brazos a sus hijos pequeños y le piden a Machado que las cosas cambien para que sus hijos no se vayan o madres que se quiebran en llanto pidiendo que se reunifique la familia. El duelo migratorio ha atravesado la campaña y aunque en sus testimonios nadie mencione expresamente al régimen de Maduro, todos coinciden en la necesidad de un cambio político para evitar que prosiga la salida masiva de venezolanos y venezolanas.
Una encuesta reciente de la firma de opinión pública Delphos mostraba que 25% de los consultados tenía algún plan de emigrar, pero si no ocurre un cambio político este año en Venezuela, un 45% de estos aseveró que definitivamente se convertirán en migrantes.
En relación al retorno al país, una arista en la que insiste el discurso oficial, un estudio de la agencia estadounidense Bloomberg, de febrero pasado, mostraba que una mejoría económica en el país, pero con Maduro prolongando su mandato no era razón suficiente para volver. Un 65% sostuvo que un eventual retorno a Venezuela estaba vinculado primordialmente a un cambio político democrático.