Era 2007. Un jet de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) aterriza en Buenos Aires y en medio de lo que se suponía era una revisión rutinaria estalla lo que sería el primer gran escándalo internacional de corrupción que envolvía al chavismo. Uno de los miembros de la selecta comitiva oficial intentaba ingresar un maletín, una valija, con 790.000 dólares en efectivo.
Conocido como el hombre del maletín, un entonces desconocido Guido Alejandro Antonini Wilson terminó por saltar a la palestra pública, en un caso que quedó rápidamente bautizado como el "Valija-gate" de los 800.000 dólares, aunque en realidad la cifra era ligeramente menor. 16 años después, la Justicia argentina ha dictado sentencia, mientras que se desconoce el paradero del portador de la valija incautada.
Considerado prófugo de la Justicia en Argentina, también solicitado en Caracas por el sistema judicial que controla el chavismo, Antonini Wilson era un contratista de segunda línea en el momento de mayor expansión que vivió PDVSA, entre los años 2004-2007. Apenas pudo abandonar Buenos Aires, donde tenía que presentarse ante la Justicia, se presume que se dirigió al estado de Florida (EEUU) y pasó a ser un colaborador de las autoridades de ese país.
Dentro de Venezuela prácticamente ni se le recuerda. La noticia proveniente de Argentina, sobre la sentencia de un tribunal en el caso de la "Valija-gate", este 27 de septiembre, sencillamente pasó por debajo de la mesa. Las redes sociales, años atrás, generaron cierta mitología sobre el excontratista de PDVSA y su vida en Florida: en teoría había sido visto en Key Biscayne, o se dice que tiene una mansión en Boca Ratón, también se asegura haberlo visto en South Beach a bordo de un Ferrari.
Lo cierto es que esta pieza clave en el caso del maletín sencillamente se esfumó y no hay certeza de dónde vive o a qué se dedica en las últimas tres décadas. Su desaparición parece estar inspirada en algún thriller policial. Todo apunta a que pasó a colaborar con las autoridades estadounidenses a cambio de inmunidad y seguridad.
"Cuando aquello sucedió obviamente fue un escándalo monumental, se llevaba dinero en efectivo a Argentina en plena campaña electoral en la que Cristina Fernández de Kirchner buscaba la Presidencia por primera vez. El paso del tiempo, junto a las revelaciones de sumas supremamente más elevadas, sustraídas por parte del entorno de Hugo Chávez, como es el caso de quien fue su enfermera, hacen ver el tema del maletín como un juego de niños", asegura a DIARIO DE CUBA un veterano diplomático sudamericano radicado por largos años en Caracas.
La Justicia argentina, después de 16 años, absolvió este miércoles a los exfuncionarios Julio de Vido y Ricardo Echegaray, y condenó a cuatro años y seis meses de prisión a Claudio Uberti por "contrabando de divisas". Antonini Wilson sigue siendo considerado un prófugo de la Justicia argentina. EEUU no respondió varios reclamos de extradición tramitados en su momento.
El portal argentino Todo Noticias, por su parte, sostuvo que "la noticia del juicio sobre la valija de Antonini Wilson no tuvo ningún impacto en su país de origen. Nadie se pregunta ya de dónde provenía el dinero".
Todo Noticias ha recordado que, según versión de quien estuvo al frente de los organismos de Contrainteligencia en aquel 2007, el maletín con los 790.000 dólares era en realidad solo una pequeña parte de los fondos enviados por el Gobierno de Hugo Chávez a Argentina.
El exdirector de Inteligencia y Contrainteligencia Militar de Venezuela, Hugo "El Pollo" Carvajal, detenido en Madrid en 2021 y recientemente extraditado a EEUU, aseguró que el chavismo envió en total 21 millones de dólares "en maletas" a Buenos Aires para financiar la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner en 2007.
Al momento del escándalo, Julio de Vido se desempeñaba como ministro de Planificación y Ricardo Echegaray ocupó varios cargos públicos de segunda línea y meses después del escándalo fue colocado por Fernández de Kirchner al frente del órgano tributario, Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
En contraste, en el caso de Claudio Uberti el kirchnerismo lo colocó como chivo expiatorio, no solo por la reciente sentencia, sino que fue la única persona de alto nivel destituida de su cargo tras revelarse el escándalo en agosto de 2007. Uberti estaba al frente del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI) y antes de que concluye aquel mes ya había sido sustituido por Emma Lía Albrieu Cipollina.