En Guatemala, la candidata más votada terminó ligeramente por encima del 15%. Se trata de la ex primera dama Sandra Torres. Pero los porcentajes más altos en las elecciones de este 25 de junio los tuvo la abstención, en torno al 40%, y los votos en blanco, que sumaron 17%, constituyendo ambos una nítida señal del hartazgo ciudadano en el país centroamericano.
Sandra Torres, quien estuvo casada con el fallecido presidente Álvaro Colom, intenta por tercera vez llegar a la Presidencia, que se definirá en una segunda vuelta el venidero 20 de agosto. De acuerdo con resultados con tendencias irreversibles, al contabilizarse más del 90% de los votos, la ex primera dama disputará en esta ocasión con el diputado Bernardo Arévalo de León, devenido en la gran sorpresa de la jornada.
Arévalo de León, hijo del expresidente Juan José Arévalo Bermejo, quien gobernó entre 1945 y 1951 y es considerado como uno de los mejores jefes de Estado por los guatemaltecos, no aparecía entre las primeras cinco opciones en ninguna encuesta previa. "Vinimos a ganar la Presidencia, no a ganar encuestas", sentenció este referente de izquierda quien emergió como figura pública en medio de las protestas ciudadanas de 2015.
A estos dos candidatos que encabezaron las votaciones, les sigue Manuel Conde, del partido oficialista Vamos, y en el cuarto, Armando Castillo, de Vivir. El exdiplomático Edmond Mulet y la exdiputada Zury Ríos, hija del dictador Efraín Ríos Montt, a los que las encuestas daban en segundo y tercer lugar, terminaron en el quinto y el sexto lugar. Ambos son los grandes perdedores de la jornada.
Aunque se consideran ya irreversibles los resultados de quienes irán a segunda vuelta, se registró una fragmentación importante del voto entre más de 20 aspirantes inscritos.
A juicio de Arévalo de León, los resultados en su totalidad con la alta abstención y el elevado número de votos en blanco constituyen un fuerte rechazo a la forma en la que se ha hecho política en Guatemala hasta ahora. "Creemos que el electorado estaba harto, cansado del sistema político cooptado (por mafias)", sostuvo el candidato presidencial, que fue apoyado por el Movimiento Semilla, que apenas fue registrado como partido político en 2018.
Arévalo de León prometió, en caso de llegar a la Presidencia, que abrirá las puertas del país para el regreso de jueces, fiscales, activistas y periodistas que se tuvieron que exiliar de Guatemala al ser amenazados o perseguidos por su lucha anticorrupción. "Vamos a ser un Gobierno plenamente respetuoso de la separación de poderes", anunció.
En Guatemala, según el Real Instituto Elcano en Madrid, la frustración de la sociedad con la clase política tiene varios años. En 2015 se desencadenó una oleada de protestas que provocó la caída del mandatario Otto Pérez Molina, envuelto en un escándalo de corrupción. Ese año y en 2019, el voto se dirigió a outsiders sin experiencia política, como el caso del comediante Jimmy Morales o a figuras de amplia trayectoria que ni habían gobernado ni habían pasado a la segunda vuelta, como es el caso del actual mandatario Alejandro Giammattei.
Aunque Sandra Torres no ha ocupado el poder ha estado envuelta, sin embargo, en hechos de corrupción, según la Justicia guatemalteca. Estuvo en prisión cuatro meses en 2019, procesada por delitos de asociación ilícita y financiamiento electoral no reportado por valor a 800.000 dólares durante la campaña de 2015. En enero de 2022, un juzgado cerró el caso penal que se promovió durante el mandato de la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
Si bien Torres ha quedado en primer lugar en las votaciones de este domingo, en una segunda vuelta enfrentada solamente a Arévalo este podría imponerse. La ex primera dama tiene un rechazo muy elevado, más del 50% de los guatemaltecos aseguran que bajo ningún escenario votarían por ella. El hijo del expresidente tiene a su favor haber estado vinculado a las protestas ciudadanas y estar desligado del Poder Ejecutivo o Judicial, que concentran la peor valoración pública.
Una reciente encuesta ordenada por el diario Prensa Libre muestra que seis de cada diez entrevistados confían principalmente en las Iglesias (Evangélica y Católica) y en el Ejército. Los partidos políticos, entretanto, tienen el más bajo nivel de confianza de los últimos 11 años, igual que la Presidencia, que en 2023 mostró su peor calificación (11,4%).
Para el portal de periodismo independiente Plaza Pública, Sandra Torres que ha devenido de ser una figura socialdemócrata a estar más del lado conservador, aliándose con fuerzas políticas tradicionales, podría nuclear al variopinto universo electoral que apostará por mantener el estatus quo en Guatemala.
Para el Real Instituto Elcano una opción de cambio por la vía democrática, que en este caso encarna Arévalo de León, podría aglutinar tanto al voto antisistema (que este 25 de junio se abstuvo o votó en blanco) como al voto de la clase media citadina y el voto tradicional de las fuerzas de izquierda.
De papo y pipi, una corrupta y el hijo de un izquierdista que habla de respeto a los poderes constitucionales son los candidatos finales para las elecciones en Guatemala.