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Guatemala

Los guatemaltecos elegirán nuevo presidente bajo la tutela de Giammattei

La actual campaña ha sido inédita, ya que por varias vías se impidió que figuras con posibilidades de triunfo prosiguieran.

Caracas
Alejandro Giammattei, en primer plano.
Alejandro Giammattei, en primer plano. Twitter/@DrGiammattei

El actual presidente de Guatemala Alejandro Giammattei no puede buscar la relección, ya que la Constitución lo prohíbe, pero las elecciones presidenciales de este domingo 25 de junio se realizarán bajo su tutela, tras una serie de decisiones judiciales y administrativas que parecen haber emanado del actual Gobierno.

Hace cuatro años, cuando Giammattei fue electo después de haber participado en otras tres contiendas por la Presidencia, se especuló que su ascenso al poder estaba relacionado con una suerte de pacto con el saliente Jimmy Morales, el comediante que ocupó la jefatura de Estado (2016-2020) en Guatemala en medio de escándalos y acusaciones de corrupción y abuso de poder.

Cuatro años después, analistas coinciden en señalar que la serie de decisiones administrativas y judiciales que marcaron la campaña electoral, dejando sin efecto a diversas candidaturas, en el fondo tenían por objetivo allanarle el camino a un delfín de Giammattei. Solo que este, Manuel Conde Orellana, no ha logrado remontar su impopularidad y un triunfo suyo podría ser sencillamente sinónimo de un fraude electoral en el país centroamericano.

"Sería improbable que entre las opciones ganadoras de primera vuelta quedara Conde Orellana, el candidato oficialista, porque no tiene arraigo popular, pero si esto ocurre sería únicamente a través de fraude electoral", sostiene el periodista Luis Ovalle, desde Ciudad de Guatemala, al ser consultado por DIARIO DE CUBA.

La actual campaña ha sido inédita, ya que por varias vías se impidió que figuras con posibilidades de triunfo prosiguieran en campaña. Se les retiró, literalmente, de la campaña. Los tres casos más emblemáticos han sido los de Roberto Arzú, empresario y primogénito del expresidente guatemalteco Álvaro Arzú; la líder maya Thelma Cabrera y su compañero de fórmula Jordán Rodas, exprocurador de derechos humanos del país; y analistas consideran la más inesperada la supresión de la candidatura del empresario Carlos Pineda, a quien se le prohibió postularse en mayo, cuando encabezaba las encuestas.

"El proceso electoral ha sido muy atropellado por las propias autoridades electorales, que impidieron la participación de candidatos con bastante potencial y simpatía popular, dejando a una gran cantidad de personas sin opción política", explica Ovalle.

Esto ha incidido, a su juicio, en la poca motivación que se observa previo a las votaciones. "Hay mucha apatía en la población", sentencia este periodista.

De acuerdo con el think tank Crisis Group, entre los guatemaltecos existe la percepción generalizada de que las elites políticas y empresariales han manipulado el sistema judicial para excluir de las elecciones a los políticos que pueden representar una amenaza para sus intereses.

"Muchos guatemaltecos muestran desinterés por los comicios: un sondeo realizado en mayo encontró que el 45% de los encuestados no votaría por ningún candidato y una gran parte desaprueba la mayoría de las instituciones estatales del país", contextualiza Pamela Ruiz, analista de Crisis Group.

Las encuestas muestran que la Presidencia debería decidirse entre estas tres opciones: la ex primera dama, Sandra Torres, el ex alto funcionario de la ONU Edmond Mulet y Zury Ríos, hija del exdictador acusado de genocidio Efraín Ríos Montt, fallecido en 2018.

Para las elecciones de este domingo están convocados unos diez millones de guatemaltecos. Se elegirán presidente y vicepresidente, así como a 160 diputados y 340 alcaldes. Si ningún candidato recibe más del 50% de los votos este domingo, lo cual luce el escenario más posible, habrá una segunda vuelta el venidero 27 de agosto. La persona que sea electa para sustituir a Giammattei asumirá a inicios de 2024 para un periodo de cuatro años.

Ovalle sostiene que matemáticamente no hay chance de que Conde Orellana, el delfín de Giammattei logre pasar a una segunda vuelta y que un resultado distinto sería ya un indicio de fraude electoral.

Lo que sí puede ocurrir, como ya pasó en las dos votaciones anteriores, es que Sandra Torres gane la primera vuelta y vea esfumarse la Presidencia en la segunda vuelta, dado el alto porcentaje de rechazo que tiene. Sin embargo, Ovalle visualiza una variante, si la segunda vuelta reúne a Torres y a Ríos, la ex primera dama, quien estuvo casada con el fallecido Álvaro Colom (2008-2012), finalmente alcance la jefatura de Estado.

De acuerdo con un análisis de la edición mexicana de El País, Torres se ha desplazado desde la socialdemocracia, donde se ubicaba hace algo más de una década, a posiciones más conservadoras. Eso le lleva a disputar los votos con Zury Ríos, también alineada más a la derecha. El espectro de izquierda se quedó sin referentes tras la inhabilitación de Cabrera y Rodas. Mulet, entretanto, es una figura más de centro.

La candidata Torres, que encabeza las encuestas, estuvo en prisión cuatro meses en 2019, procesada por delitos de asociación ilícita y financiamiento electoral no reportado por valor a 800.000 dólares durante la campaña de 2015. En enero de 2022, un juzgado cerró el caso penal que se promovió durante el mandato de la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).

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Una dictadura de partido.