La combinación de un retroceso en la inflación y el reparto de ayudas sociales parece estar dándole frutos políticos a Jair Bolsonaro. El presidente de Brasil se juega en las próximas siete semanas su reelección y, aunque en las encuestas sigue detrás del ex mandatario de izquierdas Luiz Inácio Lula da Silva, ha logrado recortar la distancia según un sondeo reciente encargado por una firma de inversión.
La encuesta del Instituto FSB, que encargó la firma de inversión BTG Pactual, fue difundido por medios brasileños este lunes. Aunque Lula da Silva sigue al frente como favorito para las votaciones del 2 octubre, la gran noticia es que Bolsonaro cerró el mes de julio logrando revertir por primera vez en 2022 lo que parecía una diferencia insalvable entre ambos.
En este estudio de opinión, la diferencia a favor del dos veces presidente (2003-2011) se reduce a siete puntos. Al cerrar julio, cuando se hizo la consulta, el 41% se manifestó a favor de Lula da Silva y el 34% votaría por Bolsonaro. Un sondeo similar de un mes atrás, de la misma empresa, daba una diferencia de un 13%.
"El ambiente que se respira en Brasilia y Sao Paulo, que visité la semana pasada, sigue siendo favorable a Lula da Silva, pero nadie está apostando a que ya las cosas están totalmente definidas. Bolsonaro está dando la pelea, enfocado en el bolsillo de la gente", comentó a DIARIO DE CUBA un consultor político alemán radicado en Argentina, tras tener contactos diplomáticos y políticos recientes en Brasil.
Las primeras lecturas de análisis, tras difundirse este sondeo, relacionan sus resultados con el impacto que comenzó a tener el reparto de ayudas sociales de forma masiva que logró activar recientemente Bolsonaro.
Tal como reseñara DIARIO DE CUBA, el actual presidente que busca la relección logró una inédita decisión parlamentaria, a la que se vieron obligados a refrendar los legisladores del Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula da Silva, para crear nuevos programas sociales en plena campaña electoral, una cuestión que estaba prohibida justamente para evitar que los fondos públicos influyeran de forma evidente en la decisión de los votantes más pobres.
El presidente, electo en 2018 con un discurso anticorrupción y teniendo como bandera generar empleos y no ayudas sociales, junto a sus aliados en el Parlamento logró tejer de forma hábil una estrategia para decretar un "estado de emergencia", con lo cual su Gobierno destinará 7.500 millones de dólares adicionales a los programas sociales, en la recta final de una polarizada campaña electoral.
Las ayudas sociales, junto a una deflación que tenía años sin registrarse en Brasil, han logrado mejorar la imagen de Bolsonaro. Un 44% de los encuestados por FSB considera a su Gobierno como malo o terrible, pero esto es menor al 50% de junio; asimismo un 53% dice que nunca votaría por él, pero este indicador estaba en 59% en junio.
En general, estiman analistas, Bolsonaro ha logrado mover cifras de aceptación y reducir el rechazo que parecían estancadas a lo largo de 2022. Hace dos semanas, cuando comenzó la campaña oficialmente, pese a que el país ha estado en medio de una larga refriega electoral, todo apuntaba a un triunfo sin discusión de Lula da Silva, lo cual no se ve del todo asegurado ahora.
Bolsonaro ha activado ya los pagos del programa denominado Auxilio Brasil, por unos 117 dólares al mes al cambio actual, para beneficiar durante las próximas semanas a 20 millones de familias pobres. Con este programa, el actual mandatario envía un mensaje directo al sector popular, donde está la base de apoyo principal para Lula da Silva.
Para los sectores medios, entretanto, que fueron claves en apoyarle en 2018 y con eso hacerse de la Presidencia, el Gobierno de Bolsonaro exhibe un registro sin precedentes en las últimas décadas, en materia de inflación.
Los precios al consumidor en Brasil cayeron 0,68% mensual en julio, la mayor bajada desde el inicio de la serie histórica en 1980, con lo cual acumularon 10,07% en 12 meses, informó este martes el IBGE, el ente a cargo de las estadísticas oficiales.
Para lograr este registro, que le es favorable políticamente, Bolsonaro enfatizó dos aspectos que inciden en sectores medios de la población: combustible y electricidad. Durante julio, tras diversas presiones y recambios en la conducción de la estatal Petrobras, el precio de los combustibles se redujo en 14,15% en julio, mientras que la energía eléctrica residencial retrocedió 5,78% en el mismo período.
Los guarismos económicos favorecen a Bolsonaro y debilitan, según analistas, el discurso populista de Lula da Silva. Cuando presentó recientemente su candidatura, el ex presidente sostuvo que él debía volver al poder "para que el pueblo coma tres veces al día".
No tiene madre este Lula hijo de puta .los castros tus socios no permiten que los cubanos coman ni siquiera dos veces al día. Mariconson