A tres meses de la elección presidencial en Brasil, el dos veces jefe de Estado Luiz Inácio Lula da Silva se afianza como el claro favorito para imponerse en las urnas, aunque el actual presidente Jair Bolsonaro no da su brazo a torcer y se concentra ahora en alianzas con sectores evangélicos y conservadores. Las elecciones están previstas para el 2 de octubre.
Según las encuestas, el veterano izquierdista Lula da Silva ganaría, pero aún no logra tener un apoyo que evite ir a una segunda vuelta. Brasil vive una campaña polarizada, pero teniendo más apoyo el fundador del Partido de los Trabajadores (PT), con lo cual incluso en el balotaje se impondría de forma amplia ante el presidente Bolsonaro, electo en 2018 y quien busca afanosamente su relección.
El pasado 1 de julio el sitio web especializado El Elector presentó una media de encuestas electorales: Lula se sitúa con un 48,5% de intención de voto, Bolsonaro tiene un 36,5% (casi diez puntos por debajo del resultado que obtuvo en 2018) y el candidato de centro, Ciro Gomes, se mantiene con un 8%. Gomes tiene en este momento menos apoyo del que obtuvo como candidato en 2018.
Lula da Silva, según este cruce de diversas encuestas, destaca con mayores apoyos entre mujeres, votantes jóvenes, la región empobrecida del Nordeste y los brasileños más pobres. Si el ex presidente de 77 años y Bolsonaro van a una segunda vuelta el primero obtendría 52% de votos, mientras que el segundo quedaría con una proporción similar a la primera vuelta.
De acuerdo con un sondeo de la reconocida firma Datafolha de fines de junio, Lula da Silva obtendría 47% de los votos este 2 de octubre frente a 28% para Bolsonaro. Esta firma de opinión pública muestra un descenso importante del actual mandatario, sin que haya una subida significativa de quien gobernó en Brasil entre 2003 y 2010.
La discusión que sostienen analistas y periodistas políticos en Brasilia en estos días es si Lula da Silva logrará salir de un favoritismo estancado, ya que se mantiene en torno a 47-48% por largas semanas. Sin embargo, el analista y consultor argentino Carlos Pagni tras analizar el estudio de Datafolha estima que el 2 octubre en primera vuelta se sellará el regreso de Lula da Silva al Palacio de Planalto, la sede del Gobierno en Brasil.
"Si se calcula cuánto obtendría cada uno descontando los votos en blanco y los votos anulados, Lula sacaría 53% y Bolsonaro 32%. Por lo tanto, de mantenerse este alineamiento, Lula llegaría a la Presidencia sin necesidad de ir a una segunda vuelta", sostiene Pagni.
Lula da Silva, empero, no parece conformarse y apuntó una estrategia nueva en redes sociales, puesta en práctica este 28 de junio. Por un lado, el ex presidente potencia su presencia en Tik Tok (para dialogar con brasileños jóvenes) y se mostró en el gimnasio para dejar en evidencia su buen estado físico a los 77 años.
Bolsonaro, entretanto, ha acentuado posiciones conservadoras en temas como drogas o aborto, y en actos de su campaña electoral se muestra junto a pastores evangélicos con posiciones tradicionales sobre la familia. Por un lado, apunta a una masa nada despreciable de 65 millones de brasileños que están congregados en una diversidad de iglesias evangélicas, y por el otro lado, trata de que su mensaje conecte con los adultos mayores.
El peso que tiene Lula da Silva dentro de Brasil y su rol internacional también han generado roces de diverso tipo. Este 3 de julio, por ejemplo, el presidente Bolsonaro canceló a última hora un almuerzo con su par de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, de visita en el país sudamericano dado que este se reunió con el fundador del PT y salieron imágenes de este encuentro.
El telón de fondo social de esta campaña, entretanto, devela el fracaso del Gobierno de Bolsonaro. El hambre en Brasil ha elevado a niveles de hace tres décadas al alcanzar los 33 millones de personas. Las personas con necesidades alimentarias insatisfechas aumentan en 14 millones en un año, según una encuesta nacional realizada por la red Penssan, una alianza de investigadores académicos y ONG.
"De la investigación de Datafolha surge un dato muy revelador. Bolsonaro es el preferido del 28% de los consultados. Pero cuando se enfoca a quienes tienen ingresos de más de diez salarios mínimos, esa opción sube al 47%. Quiere decir que en Brasil existe una fractura social inquietante", apunta Pagni en tono de cuál será el desafío más importante que tendrá Lula da Silva si se confirma el 2 de octubre lo que las encuestas ya vienen adelantando.
Caballero, la falta de dignidad de los letrinamericanos es absolutamente increíble, o lo fuera sino resultara tan "normal" entre ellos. No es por gusto que no salen de un hueco sino para caer en otro, o en exactamente el mismo de antes. Ni aprenden ni escarmientan. No merecen respeto alguno.