Brasil tiene largos meses en una campaña electoral polarizada, pero solo este este 24 de julio arrancó la liza oficial para definir quién gobernará en el periodo 2023-2026. El actual presidente, Jair Bolsonaro, lanza acusaciones contra el propio sistema electoral, en lo que analistas prevén sea su reconocimiento tácito de que será derrotado en las urnas por el dos veces mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva.
Sin candidatos de centro con peso significativo según las encuestas, Brasil ha estado inmerso en una campaña polarizada izquierda-derecha centrada además en las diferencias personales que públicamente se manifiestan el ex militar de 67 años, quien fue electo en 2018, cuando su archienemigo Lula da Silva estaba en prisión, este de 77 años ya fue presidente por dos periodos entre 2003 y 2010.
En su discurso de lanzamiento oficial como aspirante a la reelección, este domingo en Río de Janeiro, el presidente brasileño ha dicho que cada mañana reza para que "el pueblo brasileño no experimente los dolores del comunismo. Pido fuerza para resistir y valentía para decidir". Para Bolsonaro el regreso al poder de Lula da Silva junto con el Partido de los Trabajadores (PT) representa este riesgo.
Bolsonaro ha confirmado que hará llave, con el general retirado Walter Braga Netto, como candidato a la vicepresidencia. Ya el actual vicepresidente, Hamilton Mourao, también es un ex militar.
Bolsonaro no solo siembra las dudas sobre el proceso electoral, sino que cada vez más inserta a las fuerzas armadas en el pugna política-electoral: Braga Netto, según el mandatario, es el representante de "un ejército que no acepta la corrupción, no acepta el fraude. Esto es, un Ejército que quiere transparencia".
Entrevistado por BBC Brasil, el profesor de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky, advirtió que el presidente Bolsonaro está copiando las tácticas del ex presidente estadounidense Donald Trump al cuestionar la legitimidad del sistema electoral brasileño.
Según él, Bolsonaro hace esto porque podría perder las elecciones y trata de encontrar una justificación para revertir los resultados de las elecciones o incluso cancelarlas. Levitsky es autor y coautor de varios libros, entre ellos el célebre Cómo mueren las democracias, que escribió junto a Daniel Ziblatt.
La politóloga Talita Tanscheit sostiene que Bolsonaro "está saboteando ya el proceso electoral porque sabe que va a perder. Esta será una campaña volcada no en ensalzar su acción de gobierno, sino en desacreditar el resultado". De forma recurrente el presidente ha cuestionado al Tribunal Supremo Electoral.
Los seguidores del jefe de Estado difunden frenéticamente su versión en redes sociales, en una suerte de narrativa que el propio presidente aúpa dado su impacto en estas plataformas: ellos son los paladines de la democracia y el resto, incluidos el Tribunal y las otras autoridades electorales, los golpistas.
Entretanto, Lula da Silva parece consolidarse como claro ganador cuando restan escasas diez semanas para la primera vuelta. Si el dos veces presidente obtiene más del 50% de los votos no se hará necesaria una segunda vuelta.
En el más reciente sondeo de opinión pública de la consultora Genial/Quaest, el candidato del PT obtuvo el 52,9% de los votos válidos frente al 47,1% del conjunto de sus opositores. Hace pocos días, según reseñó DIARIO DE CUBA, la reconocida firma de opinión pública Datafolha ya había señalado la tendencia que apunta a una clara elección de Lula da Silva, según esta empresa este tiene 54% de las preferencias contra 30% que respalda a Bolsonaro.
El periodista y analista Rogerio Tomaz, desde Brasilia, apunta como un éxito la estrategia de Lula da Silva de ampliar su base de apoyo, apelando a votantes de centro y conservadores moderado al nombrar como candidato a la vicepresidencia a Geraldo Alckmin, quien fue adversario del ex presidente en el pasado y ha sido gobernador del poderoso estado de São Paulo, el corazón industrial de Brasil.
De acuerdo con Tomaz, se está ante el escenario no solo de que Lula da Silva se imponga en las urnas, sino de que el ex candidato del PT en 2018, Fernando Haddad, se convierta también en gobernador del estado de São Paulo, lo cual sería un hecho sin precedentes para el líder izquierdista ya que en anteriores ocasiones dicho estado era gobernado por otras fuerzas distintas mientras el PT ocupaba la presidencia.
Entretanto, analistas calificaron como una medida populista la acción legislativa impulsada por Bolsonaro. Electo en 2018 con un discurso anticorrupción y teniendo como bandera generar empleos y no ayudas sociales, el presidente junto a sus aliados en el Parlamento logró tejer de forma hábil una estrategia para decretar un "estado de emergencia", con lo cual su Gobierno podrá destinar 7.500 millones de dólares adicionales en las semanas finales de la campaña electoral.