Las tropas rusas ocupantes del sur de Ucrania aplican diferentes métodos de tortura contra los residentes civiles y funcionarios públicos, entre ellos descargas eléctricas, golpes y asfixia, reveló una investigación de la ONG internacional de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
Tras reunir el testimonio de 71 personas afectadas por esos crímenes, la organización indicó que las fuerzas de Moscú ejercieron un "trato inhumano" contra civiles como parte de una campaña de terror en Ucrania.
"Las fuerzas rusas han convertido las áreas ocupadas del sur de Ucrania en un abismo de miedo y anarquía salvaje", dijo Yulia Gorbunova, investigadora senior sobre Ucrania de HRW, citada por Europa Press.
"La tortura, el trato inhumano, así como la detención arbitraria y el confinamiento ilegal de civiles, se encuentran entre los aparentes crímenes de guerra que hemos documentado. Las autoridades rusas deben poner fin a tales abusos de inmediato y comprender que pueden rendir cuentas y lo harán", indica el informe.
Según HRW, el Ejército de Vladimir Putin está brutalizando a la población ucraniana para que se someta al dominio ruso en las regiones ocupadas. Entre las atrocidades descritas están desapariciones forzadas, golpizas con bates de béisbol y cortes en las rodillas de los prisioneros, además de descargas eléctricas y asfixia mediante el uso de bolsas de plástico como métodos de tortura.
Los 71 testimonios recabados son de personas de Jerson, Melitopol, Berdyansk, Skadovsk y otras diez ciudades y pueblos de las regiones de Jerson y Zaporiya. En el informe, publicado el martes, describieron 42 casos en los que las fuerzas de ocupación rusas hicieron desaparecer por la fuerza a civiles, los retuvieron arbitrariamente o los torturaron.
Entre los casos documentados está el de Oleh, seudónimo para proteger la identidad de un voluntario de las Fuerzas de Defensa Territorial ucranianas, que denunció haber sido secuestrado y torturado por lo que creía que eran agentes rusos cuando acudió a una reunión con otros dos voluntarios.
En cambio, dos hombres vestidos de civil se acercaron, lo tiraron al suelo, lo esposaron y lo llevaron a la esquina del lugar, donde otros tres los aguardaban.
El individuo fue reunido con los otros dos voluntarios con los que había acordado reunirse, quienes estaban de pie contra una pared esposados. Los agentes los llevaron luego al antiguo edificio de la Dirección de la Policía Nacional en Jerson, donde les vendaron los ojos y los golpearon.
En concreto, Oleh recibió descargas eléctricas y fue asfixiado con una bolsa de plástico en un interrogatorio que duró 12 horas. Mironov, otro de los detenidos, recibió heridas tan graves que murió posteriormente en Sebastopol, Crimea, adonde fueron llevados 22 días después del secuestro. Regresó a Ucrania tras un intercambio de prisioneros el 28 de abril.
El informe refiere que Oleh tiene rotos la mayoría de sus dientes, sus costillas estaban quebradas y sus riñones habían sido golpeados tan fuerte que su orina tenía trazas de sangre. Según él, en muchos casos los prisioneros solo fueron liberados tras acceder a grabar un video donde piden a otros que cooperen con los rusos.
El 22 de mayo pasado un joven estaba pescando cangrejos de río cuando descubrió el cuerpo flotando de Vitali Lapchuk, cuyos brazos estaban atados y tenía un peso sujeto a sus piernas. El hombre de 48 años había sido detenido en Crimea, según pudo reconstruir su esposa, Alyona, quien escuchó el momento en el que su marido fue detenido en el sótano de su casa. Aquel día, hombres armados cubrieron con bolsas las cabezas de Lapchuk, Alyona y su hijo y los llevaron a la comisaría.
"Me preguntaron si yo era fascista... Les dije que mi abuelo era judío y que yo era ucraniano. Dijeron: 'No existe tal país'". Los militares arrojaron a Alyona y su hijo debajo de un puente después de arrestarlos. Tuvieron que caminar a casa durante horas. Más tarde, el fiscal llamó a Alyona y le dijo que Lapchuk llevaba muerto un mes cuando fue encontrado.
En el Jerson ocupado, las fuerzas rusas golpearon a un manifestante durante dos horas con un bate de béisbol y lo mantuvieron con los ojos vendados durante 36 horas en una celda. A otro manifestante le administraron descargas eléctricas a través de clips que le colocaron en los lóbulos de las orejas, lo que le hizo toser sangre. En ambos casos, fueron amenazados para filmar un video en el que había aceptado convertirse en informantes.
Los soldados también atacaron a los voluntarios de la comunidad que distribuían alimentos, medicinas, productos para bebés y otras necesidades a la gente en Jerson, entre ellos Yurii, un pastor bautista. Le confiscaron el auto, con 2.000 dólares en medicinas y ayuda humanitaria, y lo que dijo eran 6.000 dólares de su propio dinero.
"No sabes cuándo vendrán por ti y cuándo te dejarán ir", dijo un periodista en Jerson, a quien forzaron a realizar "trabajos correctivos".
"Me han advertido que pueden venir a buscarme en cualquier momento. No me arriesgo a irme porque estoy en su lista negra'", añadió.
Al menos 600 personas han sido desaparecidas por la fuerza en la zona desde febrero de 2022, estiman los observadores de derechos humanos.
"Los ucranianos en las áreas ocupadas están viviendo una prueba infernal", dijo Gorbunova, y agregó: "Las autoridades rusas deben investigar de inmediato los crímenes de guerra y otros abusos cometidos por sus fuerzas en estas áreas, al igual que los organismos internacionales de investigación, con miras a enjuiciarlos".