El Gobierno de Ecuador anunció que retomará las negociaciones con los manifestantes y ordenó un nuevo estado de excepción, tras dos semanas de protestas casi diarias contra el alza de precios.
Las conversaciones, aún sin fecha ni lugar, estarán acompañadas por la Iglesia Católica para intentar desactivar la crisis, que se inició el 13 de junio con el bloqueo de vías y violentos choques entre manifestantes y la fuerza pública, que ya ha dejado seis muertos y más de 600 heridos.
Para "devolver la tranquilidad al pueblo ecuatoriano, hemos decidido aceptar el proceso de mediación que ahora va a impulsar la Conferencia Episcopal Ecuatoriana", expresó el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, quien añadió que la mediación de la Iglesia Católica, planteada por los indígenas tras un primer fracaso de acuerdo, ayudará a "llegar a una solución definitiva de este conflicto", citó EFE.
Las negociaciones entre el Ejecutivo y la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE) habían arrancado el lunes en Quito, pero un día después fueron suspendidas por el presidente Guillermo Lasso.
La CONAIE, liderada por Leonidas Iza, que participó en revueltas que derrocaron a tres presidentes entre 1997 y 2005, demanda una reducción de hasta un 21% en los precios de combustibles, entre otras medidas de carácter social.
Lasso suspendió las negociaciones después de un ataque contra un convoy militar atribuido a manifestantes en la Amazonía, que dejó un agente muerto y 12 heridos, y afirmó que su Gobierno no va a "negociar con quienes mantienen a Ecuador como rehén".
Pese al anunciado retorno de negociaciones, Lasso ordenó el miércoles el estado de excepción durante 30 días en cuatro provincias, citando una "grave conmoción interna".
De las 24 provincias ecuatorianas, el gobernante decretó la medida para las andinas Azuay e Imbabura y las amazónicas Sucumbíos y Orellana, donde se estima que la seguridad de los ciudadanos, la provisión de alimentos, medicamentos, oxígeno para uso hospitalario y combustibles están en riesgo.
Con esa medida, que no abarca Quito, donde unos 14.000 manifestantes están congregados, el Ejecutivo podrá movilizar militares a las calles para restablecer el orden. También regirán toques de queda nocturnos de hasta diez horas.
Por presión de los indígenas para abrir la posibilidad de un diálogo, Lasso había levantado el sábado el estado de excepción en Imbabura y otras cinco provincias, incluyendo Pichincha, cuya capital es Quito.
Durante la jornada, la decimoctava de las protestas convocadas por la CONAIE por tiempo indefinido, grupos de indígenas marcharon y se apostaron de manera pacífica cerca de la sede presidencial en la capital para demandar la reanudación de las negociaciones.
Unos 10.000 indígenas llegaron el pasado lunes a la ciudad para asentarse en varias universidades hasta que el Ejecutivo atienda sus demandas, entre ellas una moratoria de un año para los créditos de campesinos con la Banca. Otros 4.000 manifestantes se movilizaron en el resto del país, según estimaciones oficiales.
Al grito de "No queremos diez centavos, queremos resultados", varios cientos de personas se manifestaron en los alrededores del Palacio de Carondelet, sede del Gobierno, que estaban bloqueados con vallas metálicas y alambres con cuchillas, además de policías.
Los manifestantes consideran insuficiente la decisión de Lasso de reducir en diez centavos de dólar (hasta 5%) las cotizaciones de combustibles, que desde el martes cuestan 1,80 dólares el galón de diésel y 2,45 dólares el de gasolina corriente. La CONAIE mantiene su pedido de que baje a 1,50 el diésel (18%) y a 2,10 la gasolina (21%).
El estallido social generó una moción en el Congreso para destituir a Lasso por "grave crisis política y conmoción interna", que fue debatida desde el sábado. Pero el mandatario se salvó el martes, cuando la oposición, que está fragmentada pero hace mayoría en el Legislativo, no alcanzó los 92 votos necesarios para cesarlo.
Las protestas han afectado a más de 2.200 pozos petroleros en las Amazonía, lo que ha provocado una caída a menos de la mitad de la producción de crudo, principal rubro de exportación de Ecuador, desde los 520.000 barriles diarios previo a las manifestaciones.