Las señales que venía dando el Gobierno de Argentina han dado paso a decisiones en su relación con el chavismo. El presidente Alberto Fernández no solo ha confirmado su decisión de reestablecer relaciones plenas con el régimen de Nicolás Maduro, sino que ha solicitado a otros países latinoamericanos que abandonen la política de aislar diplomáticamente al gobernante venezolano.
El escenario escogido por Alberto Fernández para dejar atrás una de las herencias diplomáticas de Mauricio Macri, ha sido la visita a Buenos Aires del presidente de Ecuador, el conservador Guillermo Lasso. Argentina, que tiene la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), ha abogado por reinsertar a Venezuela en las instancias regionales y ha pedido que otros países sigan su ejemplo de reestablecer relaciones diplomáticas plenas con el chavismo.
Hace un mes el diario La Nación de Buenos Aires no solo había adelantado esta jugada diplomática de Fernández, sino que también asomó el nombre del futuro embajador argentino en Venezuela. Se trata de Oscar Laborde, quien en el pasado militó en el Partido Comunista, pero que desde hace años se identifica con el kirchnerismo. Su nombre, para lo que será una delicada gestión diplomática, fue acordado entre Fernández y su vicepresidenta, la dos veces jefa de Estado, Cristina Fernández de Kirchner.
Laborde actualmente se desempeña como vicepresidente del PARLASUR. Tiene canal de comunicación directo tanto con el presidente Fernández como con CFK, el acrónimo con el que es conocida la figura poderosa de la vicepresidenta en Argentina.
"La política exterior del Gobierno de Fernández solo es comprensible a la luz de la coalición de gobierno. Muchas de las iniciativas se toman para satisfacer al ala dura del Frente de Todos, el kirchnerismo", explica a DIARIO DE CUBA Ignacio Labaqui, profesor de la Universidad Católica y del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos) en Buenos Aires.
Entretanto, también el PARLASUR ha estado inmerso en la tensión diplomática que envuelve a muchos países e instituciones. El reconocimiento de Juan Guaidó como "presidente interino" en 2019, que en su momento fue una decisión avalada por unos 60 países occidentales, terminó condicionando los posicionamientos.
El presidente del PARLASUR, el paraguayo Tomás Bittar Navarro, por ejemplo, ha sido acérrimo crítico de "Maduro y su pandilla", como les califica, y por tanto ha retrasado el regreso de diputados chavistas a este organismo, mientras que Laborde actuó a favor de esta reincorporación.
En 2019, siendo presidente de Argentina, Mauricio Macri decidió sumarse a la ola de desconocimientos diplomáticos que se juntaron entonces contra Maduro. En aquel momento Buenos Aires le dio estatus de "embajadora" a Elisa Trotta Gamus, designada por Guaidó.
En enero de 2020, entre las primeras decisiones tomadas por el recién estrenado Gobierno de Alberto Fernández estuvo la de quitarle el rango de embajadora a la representante opositora. Sin embargo, el kirchnerismo evitó designar un embajador en Caracas, pese a que la embajada está sin titular desde 2015. Desde entonces están encargados de negocios en ambas representaciones.
En los últimos dos años, el Gobierno de Fernández ha tenido posiciones ambiguas y a veces contradictorias. Ha respaldado al régimen de Maduro en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero en la Organización de Naciones Unidas ha votado en contra o se ha abstenido.
"El tema de Venezuela entró en la interna del kirchnerismo, propio de las tensiones entre el presidente y la vicepresidenta. Eso explica una suerte de esquizofrenia en los pronunciamientos sobre el chavismo en los organismos multilaterales", explica a DIARIO DE CUBA un veterano diplomático sudamericano radicado por largos años en Caracas.
Entretanto, Labaqui, quien es consejero académico de la fundación CADAL dedicada a la promoción de la democracia en América Latina, sostiene que la decisión de Fernández busca hacer concesiones a los sectores más radicales del kirchnerismo, alineados con la vicepresidenta, que además tienen posiciones públicas favorables a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Este lunes 18, el presidente Fernández dijo que ya era tiempo de "hablar de Venezuela". Lasso, por su parte, felicitó la iniciativa de Argentina, pero no comprometió a su país, Ecuador, en esta nueva estrategia.
"Venezuela ha pasado por tiempos difíciles. La alta comisionada de los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha tomado cartas en el asunto y trabajó con el Gobierno (de Maduro). Muchos de esos problemas se han disipado con el tiempo y estamos viendo cómo los acuerdos hicieron que avance en su proceso electoral. Creemos que es momento de ayudar y que en el diálogo recupere su normal funcionamiento como país y como sociedad. No lo vamos a lograr si la dejamos sola, sin embajadores y sin nuestra atención", justificó el presidente argentino.
El diplomático sudamericano consultado por DIARIO DE CUBA cree que Argentina tratará de ser interlocutor directo con el chavismo, con la designación de Laborde, y al mismo tiempo acercar posiciones con Estados Unidos, que en un cambio de estrategia aboga ahora por el diálogo entre oposición y Gobierno, así como por un canal directo de negociación entre Caracas y Washington.
"El acercamiento de la Administración Biden con el régimen de Maduro terminó por sacarle costo (político) a la decisión de Fernández", explica a DIARIO DE CUBA el profesor Fernando Ruiz, experto en Comunicación Política de la Universidad Austral.
La nueva ruta que seguirá la diplomacia argentina, en relación con el chavismo, coincide con un proceso de diálogo que es solicitado tanto por EEUU, Canadá y la Unión Europea, pero que no termina de reactivarse, entre el chavismo y la oposición.
A esto se suma un relajamiento de las relaciones entre Caracas y Washington, producto de las necesidades de EEUU por suplir la provisión de crudo desde el inicio de la guerra rusa contra Ucrania, según informó la Casa Blanca al anunciar la primera visita estadounidense de alto nivel a Caracas, en años, con dos reuniones cara a cara que se efectuaron entre marzo y abril.
Finalmente, ha trascendido que el tema de Venezuela estuvo presente en las recientes reuniones de Alberto Fernández con los presidentes Gabriel Boric (Chile) y Luis Arce (Bolivia), quienes por separado han visitado Buenos Aires este mes de abril.
Sencillamente no es posible respetar a los letrinamericanos. Todo indica que no tienen remedio, salvo por un tiempo, pero siempre recaen--y eso que Argentina pretende ser mejorcita.