El presidente Alberto Fernández le presentó a Argentina este 28 de enero lo que sin duda es un logro para su gestión. Finalmente se alcanzó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en torno a los compromisos por el préstamo que el multilateral le hizo a Mauricio Macri en la etapa final de su gobierno. Son 44.000 millones de dólares, la suma más alta entregada por el FMI a un solo país hasta ahora.
El acuerdo con el FMI le da un respiro al Gobierno de Fernández, a escasas semanas de declararse en default, puesto que si no se lograba este convenio, Argentina no tenía liquidez para responder a las erogaciones previstas para este 2022, que debían saldarse en marzo.
Analistas apuntan que ahora el desafío del presidente será convencer a un Congreso donde el peronismo ya no tiene el control, y al mismo tiempo lograr una pública adhesión del ala más radical peronista, el kirchnerismo, que tiene como figura icónica a la actual vicepresidenta y jefa de Estado en el periodo 2007-2013, Cristina Fernández de Kirchner. El acuerdo necesariamente tiene que contar con el aval del Parlamento argentino.
Este acuerdo, según un mensaje audiovisual del mandatario, "no restringe, no limita ni condiciona los derechos de los nuestros; no nos obliga a una reforma laboral; no impacta en los servicios públicos, no relega nuestro gasto social y respeta nuestros planes de inversión en ciencia y tecnología". Si bien Fernández anunció que este era un mensaje para todos los argentinos, entre líneas se asume que todas estas precisiones tienen como destinatario al kirchnerismo.
Durante los próximos dos años y medio, el FMI refinanciará los vencimientos de capital e intereses de los 44.000 millones de dólares que Mauricio Macri recibió como salvataje financiero en 2018.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, confirmó que se seguirá debiendo la misma suma de 44.000 millones de dólares al final de este ciclo, en 2024. Para ese entonces, sin embargo, el, problema lo deberá enfrentar otra administración, seguramente con otra persona ocupando la presidencia de Argentina, dado que no se espera una postulación de Alberto Fernández por la relección en los comicios presidenciales de 2023.
La mala noticia para el peronismo, en tanto, se encuentra en la obligación de ajustarse el cinturón del gasto público. Un asunto que podría ser controvertido puesto que precisamente 2023 será un año electoral y el kirchnerismo ha activado, en cada período electoral, políticas populistas que requieren una expansión del gasto público.
El acuerdo prevé que Argentina bajará el déficit fiscal a 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) en este 2022 (fue de 3% en 2021), debe reducirse a 1,9% en 2023 y cerrar en 0,9% en 2024, cuando concluye el convenio. Se trata de un periodo más corto de lo que esperaba el Gobierno peronista de Fernández.
"Este convenio alivia el horizonte de vencimientos de deuda que la Argentina no estaba en condiciones de cumplir, sin fondos en sus arcas ni acceso al refinanciamiento en el mercado de crédito", sostiene el columnista Walter Brown, quien ve positivo el acuerdo especialmente porque obligará al Gobierno de Fernández, en los dos años finales de su gestión, a "ordenar sus cuentas y proyectar crecimiento".
"Sin acuerdo no teníamos un horizonte de futuro", admitió el presidente, precisa Brown, para quien se entrará ahora en la etapa de poner a prueba lo pactado y esto deberá tener lugar en un país que ha vivido recurrentes ciclos de expansión del gasto público y luego ajustes.
Por su parte el economista y diputado liberal, Javier Milei, quien es una figura polémica en el país, dijo que el acuerdo con el FMI busca salvar tanto al macrismo como al kirchnerismo, las dos "castas" que él suele criticar en sus diversos pronunciamientos.
"El anuncio de programa de Guzmán está en perfecta línea con la defensa de la casta política. Pretenden que el despelote central de Argentina, el déficit fiscal, se arregle vía crecimiento para que no tenga que haber ajuste", sostuvo el economista. A su juicio, lo que se acordó es sencillamente postergar el problema de fondo que vive el país sudamericano, que en su opinión es el modelo económico.
En 2018, cuando Macri accedió al voluminoso préstamo del FMI, se acordó un plan de pagos que ha resultado inviable. Fueron 5.100 millones de dólares en 2021 (que se pagaron y que el FMI regresará a Argentina), 19.100 millones de dólares en 2022, 19.300 millones en 2023 y 4.900 en 2024.
Para el economista Daniel Marx, encargado de renegociar la deuda externa argentina entre 1989 y 1993, el objetivo de tener un déficit fiscal equivalente al 0,9% del PBI para 2024 luce factible. Empero, a su juicio, el mayor desafío será reducir este mismo año 2022 el déficit fiscal y llevarlo a 2,5%, adelantó en una entrevista con Ámbito Financiero.
Trimestralmente, el FMI hará revisión de las finanzas públicas argentinas para determinar el nivel de cumplimiento del acuerdo.
Al concluir el tercer trimestre de 2021, que es el último dato oficial, la deuda externa argentina se ubicó en 268.000 millones de dólares. Esta cifra es superior ligeramente al total del PIB de la nación sudamericana.