Brasil está en medio de una larga campaña de cara a las presidenciales del venidero 2 de octubre. Desde marzo pasado, cuando la Justicia le abrió la puerta a una nueva candidatura del dos veces presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el clima está polarizado entre este y el actual mandatario, Jair Bolsonaro. Los meses venideros serán de gran tensión en el país que es la novena economía más grande del mundo.
Sin que se haya abierto aún la inscripción formal de candidaturas, todas las encuestas muestran una polarización entre el izquierdista Lula da Silva, fundador del Partido de los Trabajadores (PT) y el conservador Bolsonaro, un ex militar que alcanzó la presidencia en las elecciones de 2018 sin ser una figura de primera línea en la política de Brasil.
Las más recientes encuestas, en tanto, no muestran un crecimiento sustancial de popularidad en favor del ex juez Sergio Moro, quien anunció su candidatura hace casi tres meses, apostando a romper a la polarización reinante. La opción de una tercera vía no luce viable y los analistas proyectan un match Lula-Bolsonaro en octubre.
El 21 de enero se divulgó la más reciente encuesta de la firma PoderData. Según este estudio de opinión pública el apoyo a Lula se ubica en un 42% y para Bolsonaro es del 28%. El líder histórico del PT subió dos puntos en comparación con una pesquisa de diciembre de esta firma y el actual mandatario descendió en similar proporción.
De acuerdo con esta encuestadora, no es descartado que Lula da Silva pueda barrer en una primera vuelta y se descarte el balotaje, para eso necesitaría ganar el 50% más un voto, al menos. En diciembre pasado, otra firma igualmente reconocida, DataFolha, proyectó un escenario en el cual el veterano izquierdista de 76 años podría alcanzar la presidencia en la primera vuelta electoral.
Una eventual reelección de Bolsonaro, entretanto, no luce factible, al menos con los índices de popularidad y rechazo que reúne en la actualidad el jefe de Estado.
En el contexto de la pandemia de Covid-19 la aceptación del mandatario se resintió severamente. Por un lado, su discurso negacionista del virus y la falta de políticas coherentes para hacer frente a la crisis sanitaria, terminaron pasándole factura. Por otro lado, la pandemia impactó seriamente a la economía brasileña, cuyo crecimiento era una de las banderas principales de Bolsonaro.
El veterano periodista político Vicente Nunes, tras revisar un conjunto de encuestas concluye que en todas ellas el ganador es Lula da Silva si se produce una segunda vuelta. En ningún escenario de balotaje se proyectaría un triunfo para Bolsonaro o Moro. Esto le hace concluir que el dos veces presidente parece encaminado para un regreso al presidencial Palacio de Planalto a partir del 1 de enero de 2023.
Teniendo ya una suerte de techo entre los votantes de izquierda y centro, se especula que Lula da Silva dará un viraje de 180 grados para tener como compañero de fórmula presidencial, en calidad de candidato a vicepresidente, al ex gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, un veterano dirigente político de opiniones liberales y posiciones cercanas al gran capital brasileño.
Alckmin enfrentó a Lula en las elecciones de 2006, cuando este fue reelecto para un segundo periodo. El ex líder sindical en total gobernó durante ocho años entre 2003 y 2010.
Por su parte, el diario Correio Braziliense destacó la invitación que hizo Lula da Silva al senador Randolfe Rodrigues del partido ambientalista REDE para que sume a su campaña por la presidencia. Esta agrupación fue fundada por Marina Silva, quien, desde la izquierda, estuvo enfrentada al PT en varias elecciones.
Destacan analistas la suerte de ajedrez político que lleva adelante Lula da Silva para ampliar su base de apoyo. Con ello su apuesta parece ser no solo ganar las elecciones, sino principalmente imponerse de forma categórica en octubre y así evitar una segunda vuelta.
