En una carrera presidencial en la que los partidos tradicionales no lucen con fuelle y con un izquierdista Gustavo Petro que lleva la delantera en las encuestas, pero que genera polarización y fricción, Ingrid Betancourt de forma sorpresiva ha anunciado que buscará la presidencia de Colombia en este 2022.
La ex congresista y símbolo de las atrocidades de la guerrilla, hace dos décadas cuando fue secuestrada y mantenida en cautiverio por seis años, buscará la candidatura del centro en las elecciones primarias, fijadas para el 13 de marzo y que son previas a las presidenciales pautadas para el 29 de mayo.
La presencia de Betancourt en la campaña, según analistas, podrá foco de nuevo en el conflicto armado en un momento en el cual han reaparecido actuaciones de las guerrillas del ELN y de facciones de la FARC que no se acogieron al proceso de paz firmado en La Habana en 2016.
Cuando Betancourt fue secuestrada hace 20 años era justamente aspirante presidencial. Su largo secuestro y la posterior liberación estuvo envuelto en versiones que no siempre la dejaron bien parada ante la opinión pública. La ex congresista se apartó de la vida pública y estudió Teología en Europa, en 2021 regresó a Colombia y hace dos meses negó que tuviese aspiraciones para lanzarse por la presidencia.
Su decisión de participar es tal vez el evento más novedoso de una campaña electoral donde la opción de Petro luce adelante, en tanto que ni las coaliciones de centro y conservadores han terminado de perfilar sus respectivas candidaturas.
Las encuestas, que seguramente ha leído Betancourt, por otro lado, revelan un hartazgo de los colombianos con la clase política tradicional y late la necesidad de un cambio. Que sea una mujer y que, como hace dos décadas, ella sostenga un discurso en contra de la "politiquería" abre un espacio interesante.
En contra de Betancourt juega el tiempo. Es corto el lapso de menos de dos meses que separan su anuncio de presentarse de la realización de elecciones primarias, el 13 de marzo. El anuncio de que se presenta lo realizó el 18 de enero.
El tiempo también lo tiene en contra en relación a su larga ausencia de la vida pública colombiana. Deberá hacer una campaña enfocada en la generación de colombianos mayores de 40 años que sí guardan una vivencia directa de lo que fue su largo secuestro y todo lo que, entonces, envolvía a la lucha guerrillera ya vinculada con mafias de droga y aterrorizando a población civil.
"Hoy estoy aquí para terminar lo que empecé", dijo Betancourt en un hotel del centro de Bogotá al hacer el anuncio de que competirá por la presidencia. Es un guiño a lo que fue su campaña presidencial truncada de 2002.
Ingrid Betancourt enfrentará, entre otros, a Sergio Fajardo y Alejandro Gaviria, dos precandidatos que se disputan el electorado joven, de opinión y de centroizquierda. En ese mismo espacio de centro busca la candidatura Juan Manuel Galán, del Nuevo Liberalismo que compite en la misma coalición.
Antes de conocerse la candidatura de Betancourt, tal como lo reseñó DIARIO DE CUBA, se daba por descontado que en las primarias de marzo se impondría Fajardo, el ex alcalde de Medellín y quien quedó en tercero la carrera presidencial de 2018, cuando el actual mandatario Iván Duque se impuso sobre Petro.
Ingrid Betancourt ha sido una firma defensora de los acuerdos de paz que se firmaron en 2016, cuando Juan Manuel Santos era presidente y que han sido cuestionados por figuras conservadoras. El año pasado, en una entrevista con The New York Times, Betancourt calificó el acuerdo de paz como "una ventana, una oportunidad generacional, de salir de la locura violenta en la cual hemos vivido toda nuestra vida".
Diversos analistas sostienen que la ex congresista es la candidata de la reconciliación. Está por verse si tal identidad política cala en el electorado que hasta ahora está inclinado a un cambio drástico, colocando como favorito a Gustavo Petro.
Betancourt es hija de una política y de un político y diplomático colombianos, y posteriormente obtuvo la nacionalidad francesa a través de su primer marido. En 2002, tras su paso por el Congreso, Betancourt se lanzó a la campaña presidencial como integrante del Partido Verde Oxígeno, un movimiento político joven de filosofía pacifista, ecologista y anticorrupción.
Por Dios!!!
Ah, vuelve esta zorra. Claro, estima que hay chance, y es un huevo en perenne busca de sal.