La búsqueda de la reelección, en la que se ha empleado a fondo Jair Bolsonaro le ha llevado incluso a romper reglas del juego en Brasil, la octava economía del mundo. De cara a la campaña electoral, el presidente dejó un efecto el llamado "techo de gastos", un acuerdo establecido por la clase política desde la etapa final, en el poder, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
La decisión de Bolsonaro de expandir el gasto público a partir de este mes de octubre ha provocado alarma entre inversionistas y analistas. Falta exactamente un año para las votaciones presidenciales, en las que todo apunta que el actual mandatario se medirá contra el dos veces presidente y fundador del PT, Luiz Inácio Lula da Silva, y esta primera medida de corte populista podría ser seguida de otras.
El economista Felipe Salto, director ejecutivo del Instituto Federal Independiente, un órgano formado por expertos independientes adscrito a la Cámara del Senado, calificó este 25 de octubre la decisión del Gobierno como una clara señal de que se ha entrado en campaña y que el presupuesto público se ejecutará en función de la agenda electoral de 2022.
Bolsonaro, para darle tranquilidad a los mercados, ratificó el pasado 22 a Paulo Guedes, como ministro de Economía. Sin embargo, se conoció de una ola de renuncias de alto nivel en este ministerio que estaba guiado hasta la semana pasada por criterios más de orden liberal, teniendo por prioridad mantener acotado el gasto público.
Guedes, que había sido defensor de tal política a ultranza a tono con sus estudios en la Universidad de Chicago, dio un sorpresivo giro. Se esperaba su salida del Gobierno tras el tono populista que quiere imprimirle Bolsonaro a la gestión económica. Pero no fue así. Guedes permanecerá como ministro.
"Preferimos sacarnos un ocho —y no un diez— en lo fiscal y atender a los más frágiles", sostuvo Guedes al presentarse junto a Bolsonaro con la idea de calmar a los mercados, cosa que de entrada no logró. El viernes 22 la Bolsa de San Pablo tuvo su peor caída en 11 meses y este lunes 25 la estatal Petrobras intervino para nivelar las operaciones.
Más allá de saludar el beneficio de 400 reales mensuales (unos 72 dólares) para unos 17 millones de brasileños, el temor reside en el giro que está dando Bolsonaro, cuyo discurso y cuya gestión estaba más enfocada en el mercado y no en la política de subsidios.
"El Gobierno no está proponiendo un programa nuevo, debatido y que sea fruto de estudio sobre su impacto. La única lógica de la medida es que Bolsonaro pueda ganar la relección", sostuvo el analista João Villaverde.
Guedes tiene el plan de gastar más de 5.000 millones de dólares, por encima del techo fiscal. Según el discurso oficial, esto tiene por finalidad garantizar el apoyo a las familias afectadas por el aumento de los costes de los productos de la canasta básica.
Para los analistas, el giro que ha dado Bolsonaro busca plantarle cara a Lula da Silva entre los más pobres, población que recuerda los subsidios manejados por los gobiernos del PT.
Asimismo, sin que haya aún una decisión definitiva, el ministro también planteó la posibilidad de adelantar la revisión del techo de gasto, que estaba programada para 2026. Para el economista João Leal, de hacerlo, el ministro sentará un peligroso precedente que empeorará una situación que ya es delicada en el manejo de las finanzas públicas del gigante sudamericano.
Bolsonaro, entretanto, parece tener apoyo de un sector importante en la Cámara de Diputados. Se trata de legisladores que también buscarán la reelección en 2022.
El 21 de octubre, por ejemplo, una comisión de la Cámara aprobó un proyecto para aumentar la brecha en las cuentas, lo que daría margen al Gobierno para pagar sus deudas (las de precatório), con otros 7.200 millones de dólares fuera del techo de gasto. El precatório son deudas públicas que deben pagarse por decisión judicial, y que vencen el próximo año.
Esa inyección de efectivo será muy bienvenida para los brasileños que están en situación precaria o sin acceso a alimentos. Sin embargo, la ausencia de un plan coherente, y dada la escasez de varios productos que ya se vive en Brasil debido a los problemas con las cadenas logísticas por la pandemia, podría acelerarse la inflación. Y este no es un temor infundado.
Al cerrar el mes de septiembre, la inflación anualizada en Brasil se ubicó en 10,25%, alcanzando por primera vez los dos dígitos desde 2016. El índice de precios al consumo avanzó 1,16% en septiembre y esto constituyó un hito, se trata del mayor valor para ese mes desde 1994.
La inflación acumulada en este 2021 suma ya 6,9%, esto está muy por encima de la meta oficial de 3,75%, según las cifras oficiales del Instituto Brasileño de Estadísticas (IBGE).
Este artículo es distorsionador y a las claras a favor de la prensa amarilla y realmente populista en contra de Bolsonaro que es uno de los pocos presidentes que han tenido vergüenza en los últimos tiempos en Brasil. Lula, por si este comentarista de izquierda claramente , no lo sabe, entre las capas sociales más pobres de Brasil el mote de Lula es "Lula ,Ladrón" lo que pasa es que el senado brasileño y el propio poder judicial está en manos de no corruptos, ¡Corruptísimos políticos y jueces afines a el reinado" de Lula y la analfabeta Dilma pues estos dirigentes populistas compraron" con el dinero público a muchos de estos "bergantes" y lógicamente hicieron lo indecible para "exonerar" a Lula de los justos cargos delictivos y lo que es más, ponerlo en libertad en contra de amplios sectores de la población brasileña.