Fuera Lula, fuera Bolsonaro

En Brasil, la fotografía de las encuestas a día de hoy, de cara a las elecciones de 2022, es un duelo entre el actual mandatario, Jair Bolsonaro, y el dos veces presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, un análisis más minucioso deja ver oportunidades para una opción electoral de centro, una suerte de tercera vía que saque la discusión de la polarización derecha-izquierda.

El conservador Bolsonaro y el izquierdista Lula da Silva concentran hasta ahora las preferencias, cuando se ofrecen opciones cerradas para una segunda y decisiva vuelta electoral, en las elecciones presidenciales que tendrán lugar el año próximo. Sin embargo, como apunta un analista consultado por DIARIO DE CUBA, el voto duro de ambos tiene un techo bajo, mientras una parte importante del electorado aún no ha definido por quién votar.

Para Roberto Gondo, profesor universitario en São Paulo y presidente de Politicom, aún es temprano para tener una fotografía exacta de las urnas en 2022.

"Para una tercera vía, los próximos meses serán de muchas articulaciones políticas. Ahora es difícil porque está disperso el voto. Una vez que se perfile un candidato o candidata, una tercera figura en la disputa electoral podría construirse en una opción distinta", sostiene Gondo al responder a DIARIO DE CUBA.

Algunos de los nombres que han salido a la palestra pública son, entre otros, el líder del Partido Democrático Laborista (PDT), Ciro Gomes; la senadora Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB); el gobernador de São Paulo, João Doria, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB); y el exministro de Sanidad de Bolsonaro, Luiz Henrique Mandetta, de Demócratas (DEM).

El pasado 12 de septiembre se realizó una movilización en las calles paulistas con el lema inicial de "fuera Lula, fuera Bolsonaro". Aún cuando luego fue matizado, el mensaje desnudó a lo que apunta una parte la sociedad civil y la clase política brasileña, romper con la polarización que si bien ha estado azuzada por Bolsonaro, tiene raíces previas.

De acuerdo con Gondo, en los años de mandato de Lula da Silva (2002-2010) y de Dilma Rousseff (2011-2016) se fue formando un sentimiento contrario a estos gobiernos de izquierda del Partido de los Trabajadores (PT). Los escándalos de corrupción acrecentaron un sentimiento "anti-petismo", una ola sobre la que se montó Bolsonaro en 2018 para alcanzar la presidencia.

"Bolsonaro solo había sido parlamentario por muchos años, sin una gran base social. No existía como tal el bolsonarismo. Ganó en la segunda vuelta hace tres años gracias al anti-petismo", explica Gondo.

Con una gestión presidencial marcada por la polémica con acusaciones diversas contra instituciones públicas y atravesada por el manejo errático de la pandemia de Covid-19, Bolsonaro tiene un bajo nivel de aceptación. Sin embargo, posee un voto duro de entre 14-18%, según diversos sondeos de opinión, recuerda el profesor consultado.

Sobre el presidente recaen varios procedimientos tanto judiciales como políticos. Está señalado de propagar fake news en relación a un supuesto fraude electoral del cual no ha aportado pruebas, a su Gobierno se le investiga por el manejo doloso en la compra de vacunas antiCovid-19, y reúne otras tantas solicitudes para que se abra formalmente un proceso de impeachment en su contra, que podría llevar a su destitución antes de que cumpla cuatro años en el poder, el tiempo de un período presidencial en Brasil.

Gondo, entre tanto, recuerda que si bien por temas procedimentales a Lula da Silva se le ha dado libertad, los asuntos de fondo sobre los que se le juzga no han cesado y varios juicios siguen en marcha.

Todo esto le añade incertidumbre y un velo de dramatismo a lo que es una temprana campaña electoral.

Una reciente encuesta de Datafolha muestra que Lula lidera en todos los escenarios, y tendría una victoria segura en una segunda vuelta contra Bolsonaro, 56% a 31%. Sin embargo, no sea tal vez esta la fotografía final. En una encuesta efectuada por Atlas Político, un 28% de los consultados dijo no inclinarse por ninguno de los dos. En julio pasado este dato era del 23%. En estos últimas cifras tal vez esté la clave de lo que vivirá Brasil en los próximos meses.