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Sociedad

Los documentos de Pandora revelan propiedades ocultas del círculo íntimo de Vladimir Putin

Una amiga de Putin adquirió un apartamento de lujo en Mónaco justo cuando se convirtió en madre de una niña que, según algunos medios, es hija del presidente ruso.

Mónaco
Vladimir Putin y Svetlana Krivonogikh.
Vladimir Putin y Svetlana Krivonogikh. BBC/PROEKT

Una supuesta amiga del presidente ruso Vladimir Putin, Svetlana Krivonogikh, obtuvo un apartamento de lujo en Monte Carlo, Mónaco, a través de una sociedad offshore (con sede en el extranjero) creada semanas después de dar luz a su hija, según información de los Pandora Papers, una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), en la que participaron el diario español El País y el canal de televisión La Sexta. 

Krivonogikh, que nació en una familia humilde y trabajó como limpiadora, fue madre en una época en la que los medios rusos la relacionaban sentimentalmente con Putin. Los documentos obtenidos no especifican de dónde consiguió el dinero para pagar un apartamento que costó 3,6 millones de euros en el año 2003, según La Sexta.

Svetlana Krivonogikh aparece en la documentación filtrada en los Pandora Papers y que la vincula a la adquisición de la vivienda, situada justo encima del mítico casino protagonista en varias películas de James Bond, según la investigación del diario The Washington Post.

La adquisición no solo coincidió con el embarazo, sino también con una temporada en el que la joven comenzó a hacerse de importantes inversiones en Rusia, de acuerdo con Proekt, el medio ruso que destapó su supuesta relación con Putin.

Krivonogikh posee una participación en un banco ruso dirigido por personas cercanas a Putin, de acuerdo con registros públicos y la investigación de Proekt. También tiene la mayoría de acciones del resort de esquí donde se casó una de las dos hijas de Putin. Tiene un yate, una cuenta en una entidad bancaria que también aparece en los Pandora Papers, así como numerosos apartamentos en las zonas más ricas de San Petersburgo.

De acuerdo con la investigación de Proektel patrimonio de Krivonogikh se estima en 7.700 millones de rublos solo en Rusia, unos 91 millones de euros.

Si bien Krivonogikh no ha hablado sobre su relación con el presidente, su hija, que ha cumplido 18 años en 2021, se dedica a hablar públicamente sobre la las especulaciones. En documentos oficiales obtenidos por Proekt y revisados por The Washington Post, Luiza Rozova no conoce a su padre. Se sabe que su segundo nombre es "Vladimirovna", que significa, literalmente, "hija de Vladimir". Además, físicamente se parece al presidente ruso. 

"Comparándome con sus fotografías de joven, probablemente, sí, me parezco a él", dijo en una entrevista en la edición rusa de la revista 'GQ' en febrero.

Para acentuar las dudas sobre esta compra, todas las personas relacionadas con los preparativos de la adquisición del apartamento en Mónaco tomaron medidas para que no se conociera el verdadero nombre y estatus del propietario.

En abril de 2003, casi un mes después del nacimiento de Luiza Rozova, se creó una empresa pantalla llamada Brockville Development Ltd en la isla de Tórtola, de acuerdo con los documentos consultados. Meses más tarde la sociedad compró el apartamento.

En la documentación no aparece el momento preciso en que Krivonogikh se convirtió en la beneficiaria única de Brockville —la persona que, en última instancia, controla la sociedad—, pero los registros muestran que ya en 2006 constaba como tal.

Brockville fue adquirida por una segunda compañía pantalla, Sefton Securities, y ahí es donde se pierde el rastro.

En enero de 2006, Krivonogikh firmó un acuerdo por el que Sefton se convertía en la dueña de Brockville, pero el apartamento era suyo, de acuerdo con los documentos de Pandora. Una carta de 2015, obtenida en la investigación, muestra que la "amiga especial" de Putin autorizó una estructura en la que Sefton era nombrado el gestor de la beneficiaria única.

De acuerdo con la información fiscal, Brockville todavía es propietaria del apartamento. Por su parte, Krivonogikh no ha respondido a las preguntas efectuadas por The Washington Post.

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1 comentario

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Una puta cara más. Es interesante ver el fenómeno de que los dictadores prefieren este tipo de mujeres. Parece que su enfermedad les impide tener y disfrutar una relación normal de amor entre un hombre y una mujer. Este rasgo forma parte del síndrome del autócrata.