Desde Bélgica, Rafael Correa apuesta por la reinvención de su 'Revolución Ciudadana'

Durante su década de gobierno en Ecuador (2007-2017), Rafael Correa definió como "Revolución Ciudadana" su ejercicio del poder, vinculado a la ola izquierdista en América Latina de inicios del siglo XXI. Con varios casos judiciales en su contra, desde Bélgica el ahora ex presidente apuesta a la reinvención del correísmo apelando a su mensaje originario.

Hace un año, de cara a las elecciones presidenciales, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Ecuador ilegalizó a Fuerza Compromiso Social de Correa, lo que impidió que el alfil del correísmo, el economista Andrés Arauz, usara este nombre. En este mes de septiembre, el CNE ha dado luz verde para que la agrupación del ex presidente pase a llamarse "Revolución Ciudadana" (RC), con personería jurídica plena.

RC no solo apela a los orígenes del movimiento de Correa, sino que sus siglas son las del nombre del ex presidente, recientemente condenado a ocho años de cárcel por cohecho. Asimismo, otros altos cargos de su Gobierno tienen penas de cárcel, como el exvicepresidente Jorge Glas, la exministra de Obras Públicas María de los Ángeles Duarte o el exministro de Hidrocarburos, Carlos Pareja Yannuzzelli.

"Se trata del grupo político que ha marcado la historia política en el Ecuador de los últimos 15 años. Ya sea en el poder o desde la oposición, sigue siendo parte de la agenda política. En los primeros años de la presencia del movimiento liderado por Correa, le entregaron un poco de estabilidad política y económica a un país que venía muy convulsionado e inestable políticamente. Entonces la población apreció ese inicio de gestiones de la administración del correísmo otorgándole una alta aprobación", expone Caroline Ávila a DIARIO DE CUBA.

La profesora universitaria y analista de comunicación política ecuatoriana sostiene que después de 2013 se evidenció el decaimiento del correísmo, pero recuerda que aún en procesos electorales en los que ha estado ausente del país el ex presidente, su movimiento tiene un voto duro que está entre el 22 y el 25%.

"Cargado de propuestas de cambio y de renovación, en enero de 2007 Rafael Correa accedió a la presidencia de Ecuador. Luego de un largo período de salidas anticipadas de jefes de Estado (Abdalá Bucaram en 1997, Jamil Mahuad en 2000 y Luis Gutiérrez en 2005), este país se aprestaba a presenciar un fenómeno contrario: la larga permanencia en el poder de una misma persona y de un proyecto político", recuerda por su parte la revista mexicana Foreign Affairs Latinoamérica.

El relanzamiento que ha planteado Correa para su movimiento, incluso apelar a la idea-fuerza de su gestión inicial, la “Revolución Ciudadana”, podría estar asociado a lo que viene siendo una pérdida de influencia.

"Correa es un referente, como presidente que ha sido por 10 años. Sigue siendo una voz que propone agenda, en particular en el grupo de influencia directa y en ciertos medios de comunicación que refieren a sus opiniones. Pero es notorio que hay un decaimiento de la fuerza de su imagen. La distancia a la que se ha visto obligado en estos años debido a su situación judicial ha comenzado a pesar sobre la incidencia en la opinión pública", explica Ávila, estudiosa de la comunicación política en Ecuador.

La suerte de refundación que vive el correísmo, por otro lado, podría estar asociada a entender su rol como principal fuerza de oposición al Gobierno del conservador Guillermo Lasso.

El correísmo "sigue siendo el movimiento político con mayor popularidad, con mayor número de asambleístas, aunque sin mayoría en el parlamento, pero con una participación política importante como para darle suficiente peso político a la oposición, aunque ésta todavía no ha sido articulada del todo frente al actual Gobierno", sostiene la profesora universitaria consultada por DIARIO DE CUBA.

Por otro lado, desde Bélgica Correa ha colocado en la dirección de RC a Marcela Aguiñaga, ex ministra y ex asambleísta, quien tiene a su favor que no existen sobre ella señalamientos de mal manejo de recursos públicos, como pesa sobre otros ex colaboradores del ex presidente.

Según medios de prensa de Ecuador, Aguiñaga no pasa desapercibida ni genera tibieza. Se le ama o se le odia. Justamente lo mismo que ocurre con Correa, según diversos sondeos de opinión.

"Marcela Aguiñaga, guerrera, luchadora, emprendedora. Si hay una definición para mí es la de una mujer resiliente", expresó la ahora presidenta de RC el año pasado en una entrevista de personalidad con el diario Expreso de Guayaquil, de donde es oriunda.

Aunque el correísmo no logró posicionar una figura suya en la presidencia de la Asamblea Nacional en mayo pasado, tiene la bancada legislativa más numerosa, con 49 de los 137 escaños. En aquel momento, como reseñó DIARIO DE CUBA, Lasso logró hilar una alianza con otras fuerzas para impedir el ascenso del correísmo para controlar el Parlamento. Se designó finalmente a Guadalupe Llori, del movimiento indígena Pachakutik, como presidenta de la Asamblea Nacional.

Diversos analistas dan por descontado que además de la arena legislativa, donde RC tiene un peso específico, el correísmo ha comenzado a prepararse para las elecciones municipales y provinciales de 2023. Incluso se especula que Aguiñaga trate de obtener la alcaldía de Guayaquil, la segunda ciudad del país después de Quito en términos de población, pero la primera por su condición de corazón económico y financiero de Ecuador.