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Venezuela

La Unión Europea enviará a Venezuela una misión de observación electoral a comicios que podrían legitimar al chavismo

'La oposición democrática no está en su mejor momento. Existen diferentes posturas sobre cómo conseguir el cambio político', asegura a DIARIO DE CUBA la analista Ingrid Jiménez.

Caracas
Marcha de opositores al régimen de Nicolás Maduro.
Marcha de opositores al régimen de Nicolás Maduro. La gran época

Podría resultar paradójico, pero es un escenario probable. Por primera vez en 15 años unas elecciones en Venezuela tendrán un amplio y libre escrutinio de la Unión Europea (UE). Sin embargo, de cara a estos comicios la oposición democrática podría vivir una notable derrota, debido a una serie de factores, con lo cual el chavismo saldría legitimado y fortalecido.

Conforme con la decisión que tomó de conjunto con Estados Unidos y Canadá, la UE se desplegará en unos comicios fijados para el 21 de noviembre, para elegir a alcaldes y gobernadores, en un proceso electoral que está poniendo a prueba no solo al chavismo y su disposición de abrir el juego político con estos cargos que no ponen en peligro su control sobre el aparato del Estado, sino también a la propia oposición democrática, fragmentada y con posiciones contradictorias en torno a las elecciones.

"El acuerdo firmado entre la UE y Venezuela garantiza (a los observadores europeos) libertad de movimiento y la posibilidad de hacer públicos los informes que resulten del proceso de observación. Este compromiso es algo inédito en Venezuela en los últimos 15 años", sintetiza de esa forma la relevancia de la misión europea el periodista especializado en temas electorales Eugenio Martínez.

De acuerdo con Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores, "la UE llevará a cabo una evaluación técnica independiente de todos los aspectos del proceso electoral y propondrá recomendaciones para mejorar las elecciones futuras".

Este último punto resulta clave. Tanto la UE, como Washington y Ottawa apuestan a que las elecciones del 21 de noviembre sean una suerte de primera piedra para reconstruir una salida electoral y democrática a la crisis venezolana.

Para el chavismo, en tanto, es un reconocimiento del estatus quo, de quién tiene el poder dentro del país sudamericano. Ni Estados Unidos, ni Canadá ni Europa hablan ahora de la necesidad de desalojar a Nicolás Maduro del poder. Todo este proceso coloca en una posición incómoda a quien se suponía encabezaría la transición democrática en 2019, el ahora ex diputado Juan Guaidó.

"Creo que este trabajo (para el 21 de noviembre) puede ser una contribución importante para apoyar una solución pacífica y de pertenencia venezolana a la crisis y un camino hacia elecciones creíbles, inclusivas y transparentes como resultado", resaltó Borrell.

Un par de diplomáticos europeos consultados por DIARIO DE CUBA confirmaron que la posición comunitaria apuesta a reconstruir desde abajo, con unas elecciones locales como primer paso, una salida política en Venezuela.

Las elecciones se realizarán en paralelo, mientras tiene lugar en México un proceso de negociación entre el chavismo y los factores de oposición encabezada por Guaidó, el llamado G-4, que conforman los partidos Voluntad Popular (donde militan Guaidó y el exiliado Leopoldo López), Acción Democrática, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo.

Ingrid Jiménez, doctora en ciencias políticas y profesora universitaria en Venezuela, consultada por DIARIO DE CUBA en torno a la decisión de Bruselas, saludó el regreso de la observación electoral, técnica e independiente, a unas elecciones en el país luego de década y media, tiempo en el cual el Consejo Nacional Electoral (CNE), cooptado por el chavismo, invitó a “acompañantes electorales” usualmente de países aliados.

Para Jiménez, el compromiso asumido por Venezuela de que la UE producirá un informe final y publico resulta un aspecto trascendental. "La UE, que cuenta con experticia e imparcialidad, debe entregar un informe final cuyas recomendaciones serán muy importantes para futuras elecciones en Venezuela".

Para la analista, con el giro dado por los principales actores de la comunidad internacional involucrados en la crisis venezolana (Washington, Ottawa y Bruselas), la oposición encontrará en el informe claves de exigencias y condiciones que deberá exigir y negociar pensando en las elecciones presidenciales de 2024.

A juicio de Jiménez, sin embargo, si no hay un giro en la estrategia opositora, el gran triunfador del 21 de noviembre será el chavismo.

"La oposición democrática no está en su mejor momento. Existen diferentes posturas y visiones sobre cómo imaginan y ejecutan estrategias para alcanzar el cambio político", asevera la doctora en ciencias políticas. "La oposición venezolana está acudiendo a las elecciones totalmente dividida. El CNE restituyó la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que fue muy emblemática de la unidad, pero en la actualidad, para inscribir candidaturas, no se han llegado a verdaderos acuerdos políticos. No existe una estrategia unitaria de cara al 21 de noviembre", sentencia Jiménez.

Si vota en torno al 50% del electorado, dado que se combinan falta de interés, rechazo a las élites políticas (tanto oficialistas como opositoras) y la prioridad de atender la crisis humanitaria y su impacto en cada familia, es muy posible que el chavismo resulte ganador, siendo en verdad la primera minoría.

El ex secretario adjunto de la MUD, Ramón José Medina, criticó este 29 de septiembre que la oposición no haya entendido que debía llegar a acuerdos para lograr candidaturas unitarias y estimó que el 21N será "un desastre", porque no ganarán ninguna gobernación.

La fragmentación opositora, en algunos casos incentivada por el propio chavismo y en otros producto de una suerte de guerra de egos entre los liderazgos democráticos, incapaces de sentarse en una misma mesa a debatir una estrategia común, consolidan al régimen de Maduro, pese a su impopularidad, como primera fuerza política.

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