Ecuador ha cerrado una larga campaña electoral que estuvo girando en torno al expresidente Rafael Correa, sin que este fuese candidato. La elección como presidente del conservador Guillermo Lasso aleja cualquier posibilidad de que Correa regrese al país, con lo cual el correísmo deberá reinventarse sin perder de vista que será la principal fuerza política de oposición.
Lasso, un exbanquero y quien había aspirado en dos ocasiones anteriores a la Presidencia, remontó en las encuestas en una corta campaña para la segunda vuelta, y logró imponerse sobre el delfín de Correa, Andrés Arauz, quien inicialmente aparecía como favorito para ser el jefe de Estado por cuatro años, a partir del 24 de mayo.
La experta en comunicación política Carmen Beatriz Fernández había adelantado a DIARIO DE CUBA que la estrategia de Lasso parecía dar resultados al lograr salir de la dicotomía izquierda-derecha en la cual Correa y Arauz intentaron encasillar la campaña.
Al analizar los resultados de este 11 de abril, Caroline Ávila sostiene que Lasso hizo una campaña dura para denunciar los excesos de Correa como presidente (2007-2017), pero evitó las posiciones polarizantes.
"Fue muy importante la semana final. Lasso cambió de tono. Ya no fueron los ataques contra el correísmo, el regreso al pasado, sino que fue un mensaje más esperanzador", comenta a DIARIO DE CUBA la profesora universitaria y analista de comunicación política.
Según Ávila, el ahora presidente electo logró crear mejores mensajes a través de las redes sociales y esto resultó clave, dado que el cierre de campaña tuvo lugar en medio de un recrudecimiento de las medidas preventivas ante la pandemia de Covid-19.
A su juicio destacan las fotos simbólicas, como la que emitió Lasso desde el río Guayas, los mensajes optimistas, y todo eso contribuyó a que Lasso pudiese tomar impulso en la recta final de la campaña electoral.
Aunque el triunfo de Lasso fue claro, al punto que la propia noche del domingo Arauz reconoció su derrota y el propio Correa aseveró que sus proyecciones estaban erradas, el peso del correísmo será determinante en los próximos cuatro años.
Para Ávila, la Revolución Ciudadana, como se denomina el movimiento de Correa, tiene el desafío de consolidarse como una oposición orgánica y organizada, y reinventarse para no depender de la figura fuerte del expresidente, quien reside en Bélgica mientras enfrenta diversos procesos judiciales en Ecuador.
"Debe ser una oposición que no se maneje desde Bélgica, sino que sea una oposición que se maneje desde los cuadros propios, desde los referentes dentro de Ecuador", sostiene esta profesora.
Existe, dentro de Ecuador, preocupación por el rol que pueda tener el correísmo desde el Parlamento, donde obtuvo en febrero un total 48 diputados, sobre un total de 120 escaños. Lasso apenas cuenta con 12 diputados.
La incógnita gira en torno a qué papel jugará este grupo parlamentario, que será el mayoritario. Si estará en una dinámica de respaldar iniciativas de Lasso que sean cónsonas con el bienestar o si asumirá la línea de confrontación que ha caracterizado a Correa en su historia política.
"El correísmo necesita evolucionar de esta imagen fuerte que hasta ahora han mantenido como soporte", apunta Ávila. A su juicio, estas elecciones de 2021 dejaron en evidencia que una parte importante de la población ecuatoriana teme el regreso de Correa al poder.
"En Ecuador está sembrada la idea de un correísmo intolerante, de persecución y venganza como se dice de forma coloquial. Este imaginario es lo que la gente ha rechazado", sostiene la estudiosa.
Otra interrogante que gravita ahora en Ecuador es sobre el papel que jugará el movimiento indígena Pachakutik, cuyo candidato, el abogado indígena Yaku Pérez quedó en un tercer lugar en la primera vuelta en un resultado muy reñido entre él y Lasso.
Pérez ha tenido una dura polémica con Lasso, y es difícil que le apoye desde el Parlamento; pero al mismo tiempo Pachakutik, con 27 escaños, difícilmente se va a aliar con el correísmo, ya que durante la gestión de Correa los movimientos indígenas condenaron su política de extractivismo.