Las elecciones presidenciales en Ecuador están pautadas para el 7 de febrero y casi con seguridad, debido a la dispersión de la intención del voto que muestran las encuestas, habrá una segunda vuelta dos meses más tarde.
Sin que sea propiamente candidato, en estas votaciones se medirá la aceptación del expresidente Rafael Correa entre los ecuatorianos.
Pese a la pandemia de Covid-19, que tuvo en su momento su epicentro latinoamericano en este país andino, las autoridades de Ecuador decidieron mantener el calendario electoral sin modificación alguna. Sí hay una nueva manera de hacer campaña política, ya que los candidatos no pueden realizar mítines o concentraciones públicas, ni hacer visitas casa por casa, como parte de la política de prevención ante el coronavirus.
El 7 de febrero Ecuador va a elegir presidente, vicepresidente, 137 asambleístas (diputados) y cinco parlamentarios andinos para un periodo de cuatro años. En el caso de que no haya un ganador claro entre los 16 candidatos (esto significa que obtenga la mayoría absoluta o el 40% de votos válidos, junto a una diferencia mayor de 10 puntos sobre el segundo), habrá segunda vuelta el 11 de abril. La toma de posesión está prevista para el 24 de mayo de 2021.
Junto a las restricciones en las formas convencionales de buscar los votos, en Ecuador se vive "una campaña sin contenidos serios. Los candidatos no hablan claramente de cómo van a enfrentar los problemas económicos del país que han sido agravados por la pandemia", comenta a DIARIO DE CUBA la analista internacional Clara Riveros, desde Bogotá.
Haciendo frente a varios juicios por corrupción, en 2020 esta campaña estuvo precedida por la intención del expresidente Rafael Correa de ser candidato a vicepresidente. Recuerda Riveros que Correa, de algún modo, pretendía seguir el ejemplo de Cristina Fernández de Kirchner, quien luego de ser presidenta encontró en la vicepresidencia como compañera de fórmula de Alberto Fernández un escudo de inmunidad ante los juicios que se le siguen en Argentina.
Correa, prófugo de la Justicia ecuatoriana y residenciado en Bélgica, intentó ser compañero de fórmula de su delfín, el economista Andrés Arauz. Sin embargo, decisiones judiciales dejaron sin efecto esta posibilidad.
"Correa enfrenta juicios por corrupción, mientras que 20 de sus ministros y colaboradores más cercanos huyeron del país para evadir la acción de la Justicia", precisa Riveros, quien recordó que en medio de la campaña Arauz aseveró que el expresidente Rafael Correa será uno de sus principales asesores.
Junto a este candidato, un abierto seguidor del expresidente, está como aspirante el abogado indígena Yaku Pérez, quien según Riveros "ha agitado consignas clásicas de Rafael Correa", con lo cual el tema está en el tapete.
A su juicio, sin que sea aspirante a un cargo formalmente, el debate sobre Correa envuelve a esta campaña electoral. "Aunque Correa no participe, en realidad la elección será también un termómetro para medir la aceptación real de la que goza el expresidente entre los ecuatorianos", puntualiza la analista Clara Riveros.
De acuerdo con los resultados divulgados en diciembre por la empresa Cedatos, las preferencias electorales las encabeza el exbanquero Guillermo Lasso, quien ha sido otras dos veces previas candidato presidencial.
Lasso cuenta con el 23% de preferencias, Arauz tiene un 13%y Pérez casi un 11%. El resto se divide entre los otros 13 candidatos. La fragmentación del voto, anticipan analistas, será un factor que distinguirá a estos comicios del 7 de febrero.
La candidata apoyada por el actual presidente Lenín Moreno, la asambleísta Ximena Peña, tiene apenas un 1% de aprobación. Peña es la única mujer en esta contienda política y ha terminado envuelta en la ola de desaprobación que envuelve a Moreno en esta etapa final de su gobierno.
Casi un 90% de ecuatorianos califica de forma negativa la gestión del presidente, quien fue electo en 2017 tras haber sido vicepresidente y aliado de Correa. Sin embargo, Moreno le dio un giro radical a su gestión para romper políticamente con el correísmo, incluso logró la aprobación de un referendo para poner fin a la relección indefinida en Ecuador, con respaldo de la ciudadanía, en 2018.