El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebró en una ceremonia en la Casa Blanca la confirmación por parte del Senado de su tercera nominación para el Tribunal Supremo, Amy Coney Barrett, ocho días antes de las elecciones, reportó Reuters.
El evento, realizado en los jardines de la Casa Blanca en horario de máxima audiencia televisiva, fue similar al celebrado un mes atrás, cuando se anunció la nominación de Barrett, y que precedió a un brote de coronavirus entre líderes republicanos, incluido el mismo Trump.
La celebración tuvo lugar poco más de una hora después de que el Senado, bajo control republicano, confirmó a Barrett en el puesto vitalicio por una votación de 52-48, con los demócratas unidos en la oposición.
Su confirmación como sucesora de la juez liberal Ruth Bader Ginsburg, que falleció el mes pasado, crea una mayoría conservadora de 6-3 en el alto tribunal. Una republicana, Susan Collins, votó en contra.
Trump, que ha promocionado el nombramiento en los mítines entre ovaciones de sus seguidores, presionó al Senado para confirmar a Barrett, de 48 años, antes de la elección presidencial del 3 de noviembre, en la que marcha por detrás del demócrata Joe Biden según los sondeos nacionales.
Nunca antes había sido nombrado un magistrado para el Tribunal Supremo tan cerca de unos comicios presidenciales.
"La familia Barrett ha capturado el corazón de Estados Unidos. Es ideal que la juez Barrett ocupe el asiento de una verdadera pionera para las mujeres, la juez Ruth Bader Ginsburg", dijo Trump con una sonriente Barrett a su lado.
En contraste con el acto de la Casa Blanca del mes pasado, más gente llevó mascarillas y los asientos estaban repartidos para garantizar el distanciamiento social. Al acto asistieron algunos senadores republicanos que votaron por Barrett, pero no el líder de la mayoría, Mitch McConnell, ausente de la Casa Blanca desde agosto por temor al Covid-19.
El juez conservador de la Corte Suprema Clarence Thomas, vestido con su toga negra, tomó uno de los dos juramentos para el cargo que los magistrados deben realizar.
En una breve intervención, Barrett declaró su independencia de Trump y el proceso político, incluso aunque el mandatario estaba a su lado.
"El juramento que he tomado de forma solemne esta noche significa en su núcleo que haré el trabajo sin temor o favor y que lo haré de manera independiente de las opciones políticas y de mis propias preferencias", afirmó.
Tras la ceremonia, Trump y Barrett saludaron desde el balcón de la Casa Blanca a los invitados, que aplaudían.
El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, tomará el juramento judicial por separado en la corte el martes, según indicó el tribunal en un comunicado.
Trump ha dicho que espera que la corte decida el resultado de la elección y quiere que Barrett participe en cualquier caso relacionado con los comicios que sea presentado ante los magistrados.
La confirmación de Barrett escora a la Corte Suprema más a la derecha, lo que podría allanar el camino para sentencias conservadoras que reduzcan los derechos sobre el aborto, expandan los de los portadores de armas y limiten el derecho al voto, entre otros asuntos.
El líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, dijo que la mayoría republicana está "incendiando su credibilidad" al proceder con la votación tan cerca de los comicios, tras bloquear al nominado del presidente demócrata Barack Obama en el año electoral de 2016.
"Lo cierto es que esta nominación forma parte de un esfuerzo de varias décadas para escorar a la justicia hacia la extrema derecha", comentó.
McConnell defendió el nombramiento de Barrett: "No tenemos duda de que si el zapato estuviera en otro pie estarían confirmando. No puedes ganarlo todo y las elecciones tienen consecuencias".