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Venezuela

El garrote y la zanahoria: dos medidas simultáneas de Guaidó contra Maduro

'La transición es irreversible, pero no existen soluciones mágicas. Los mecanismos que usaremos requerirán aumentar la presión interna y externa', asevera Guaidó.

Barquisimeto

Con diferencia de pocas horas, y reiterando que está jugando en varios tableros, Juan Guaidó le mostró el garrote y la zanahoria al chavismo al presentar, por un lado, su interés en activar a la brevedad el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), pero de forma simultanea anunció el reinicio de negociaciones con la mediación de Noruega, esta vez en Barbados.

El pasado 5 de julio, en un acto público con motivo de la celebración del día de la independencia de Venezuela, Guaidó dijo que se cambiaría de estrategia por parte de los actores de la oposición democrática que él encabeza y cuya presidencia interina es reconocida por más de 50 países.

Este domingo 7 de julio, con pocas horas de diferencia, en primer término Guaidó anunció los pasos necesarios para reincorporar a Venezuela al TIAR, un tratado interamericano hijo de la Guerra Fría, pero que muchos sectores de la oposición más radical ven como la tabla de salvación para invocar una intervención militar extranjera.

No está del todo claro qué respuesta regional dará EEUU y los países latinoamericanos más involucrados en la crisis venezolana, como Colombia, Argentina o Chile, pero el regreso al TIAR le devuelve la pelota a la comunidad internacional, en el caso bastante probable de que Guaidó, como presidente de la Asamblea Nacional, el único poder legítimo reconocido por la comunidad internacional, termine pidiendo auxilio foráneo para poner fin al régimen de Nicolás Maduro.

"Nuestro reto es movilizar y aumentar la presión dentro y fuera de Venezuela para lograr nuestro objetivo. La transición es irreversible, pero no existen soluciones mágicas. Tanto el TIAR, como los demás mecanismos que usaremos, requerirán aumentar la presión interna y externa", aseveró Guaidó.

En respuesta a Guaidó, a través de la red social Twitter, la dirigente opositora María Corina Machado recalcó la necesidad de que se apruebe desde el Parlamento invocar el artículo 187 numeral 11 de la Constitución vigente: "Autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país".

Los seguidores de Machado en las redes sociales han catalogado a Guaidó de pusilánime por evitar el tema, hasta este viernes. Horas después de que anunciara junto con el proceso del TIAR el escenario de una negociación con el chavismo en Barbados, cayeron de nuevo las críticas de ese sector, muy activo en Twitter, en contra del dirigente político de 35 años.

Pedro María Burelli, experto petrolero y asesor estratégico, aseveró que "no tienes ni pies ni cabeza jugar al TIAR y a Oslo (la capital de Noruega) en paralelo".

Guaidó le pidió a sus seguidores un voto de confianza en un duro mensaje señalando al Gobierno de Maduro como dictadura.

La nueva ronda de negociaciones se celebrará en Barbados con la mediación de Noruega. Ha trascendido que en las dos ocasiones anteriores fracasó el diálogo porque los representantes de Maduro se negaron de plano a discutir un asunto central: la celebración de nuevas elecciones presidenciales en el corto plazo con veeduría internacional y nuevas autoridades electorales.

"Los que vociferan más en contra de la decisión de Guaidó (de negociar con Maduro) no tienen ningún respaldo real en la comunidad internacional y no tienen otra propuesta que la de seguir pidiendo una intervención que ningún país desea emprender", sostuvo por su parte el experto en negociación y exdiplomático Emilio Figueredo.

"Hay que sentarse a negociar. Es lo que están planteando los países de la Unión Europea, del Grupo de Lima e incluso en privado también lo sostienen altos funcionarios de EEUU", aseguró a DIARIO DE CUBA un diplomático sudamericano con amplia experiencia en la región, asentado en Caracas.

La mediación de Noruega, que se activó inicialmente por decisión de Oslo, tuvo luego el respaldo de la UE, cuyo grupo de contacto no logró grandes avances. Casi al unísono la gran mayoría de países latinoamericanos se han expresado en contra de cualquier medida militar para poner fin al régimen de Maduro.

Sin embargo, crece la percepción de que Maduro no puede continuar en el poder. El 5 de julio, cuando presentaba su informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet dejó en claro de que Maduro no tiene capacidad de hacerle frente a la crisis.

Entretanto, un reciente estudio de la empresa Delphos, con trabajo de campo a nivel nacional en junio pasado, revela que ha crecido la expectativa de que habrá un cambio en Venezuela en este año. Un 50,6% de los venezolanos así lo cree, contra 38,7% de hace ocho meses atrás.

Asimismo, hay intención de votar en 64,6% de los consultados. La cifra se eleva a 70% si para unos eventuales comicios hay observación internacional y Maduro no es candidato presidencial.

A propósito de este estudio, el director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón, comentó que aún "sin condiciones (electorales de transparencia) la mayoría votaría si se le convoca de manera unitaria y coherente".

"Si se dan condiciones mínimas la cifra aumenta de manera tal que prácticamente el 90% por ciento de la oposición votaría. Para el régimen negociar una elección es negociar su salida", precisó Alarcón.

Difícil imaginar que el chavismo aceptará, en esta situación, acudir a unas elecciones que lo desalojarán del poder.

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