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Venezuela

Agoniza en Venezuela el sector industrial

'La crisis tiene tantas cabezas que no se ve entre las urgencias el desmontaje industrial que está en marcha en Venezuela, producto de la guerra económica contra el sector privado.'

Barquisimeto

Precisamente en el momento en que Venezuela necesita de todo, en productos y servicios, el sector industria privado del país languidece. En 1999 existían 12.700 industrias de capital privado. Tras dos décadas de chavismo en el poder el sector se ha reducido en un 80%: hoy solo operan 2.500 empresas del sector secundario de la economía.

Lo peor no es esta debacle de por sí significativa. Lo peor, en verdad, es que si no ocurre en un cambio político en el bienio 2019-2020, un 85% de las industrias actualmente operativas también cerraría sus puertas. Estas cifras las ha arrojado la más reciente encuesta aplicada a sus agremiados por Conindustria, fundada en Barquisimeto y que reúne a todas las cámaras de industriales de Venezuela.

Los 14 años de Hugo Chávez en el poder, sumados los otros seis de Nicolás Maduro, han sido nefastos para la dinámica económica privada en Venezuela. Estatizaciones, controles de precios, fiscalizaciones excesivas, toma de empresas por parte de trabajadores en acciones aupadas desde el Estado, imposibilidad de que las compañías extranjeras repatrien capital. A estos aspectos se le suman la crisis eléctrica que llegó a un clímax en este 2019 y en las últimas semanas la escasez de gasolina, que incide en el transporte de carga dentro del país.

"Seguimos trabajando, continuamos en pie, porque decidimos no entregarle nuestro patrimonio construido a lo largo a los años, para que luego el Estado nos tome las instalaciones o nos expropien", asegura a DIARIO DE CUBA el presidente de la Cámara de Industriales del estado (provincia) Lara, Giorgio Reni.

La crisis del sector industrial se manifiesta de muchas formas. Con frecuencia se encuentran avisos de que fue cerrado un local industrial; en una conversación con personas vinculadas al sector privado se comenta con pesar la decisión de despedir personal; o lo más emblemático, si se recorre la zona industrial por ejemplo de Barquisimeto, la capital de Lara y otrora polo industrial del occidente venezolano, los portones y galpones reflejan de forma alternada cierre o actividad reducida.

Calladamente, la actividad empresarial privada en Venezuela se va achicando.

La crisis en Venezuela tiene tantas cabezas que no se ve entre las urgencias el desmontaje industrial que está en marcha, producto de la guerra económica de Nicolás Maduro contra el sector privado. Y lo peor es que, de no ocurrir un cambio político en un tiempo prudencial, sencillamente dejará devastado a este país.

La recuperación industrial del país será uno de los más grandes desafíos que enfrente el primer gobierno poschavista. Venezuela hoy necesita de todo, en  todos los sectores, y al estar colapsada la industria petrolera, es impensable volver a un esquema de importaciones masivas. La recuperación de la democracia deberá traer de la mano la reparación del aparato industrial.

De acuerdo con la encuesta de Conindustria entre sus agremiados, prevalece una operatividad menguada. De las industrias que aún siguen en pie en Venezuela, en promedio se trabaja a un 20% de su capacidad instalada.

Sencillamente se hace un esfuerzo por sobrevivir y mantenerse operativo, esperando un contexto país que le sea más favorable al sector privado. Y no será tarea fácil aun cuando se alcance, en primer término, el cambio político.

Tras varios años de opacidad, a fines de mayo finalmente el Banco Central de Venezuela difundió las cifras macroeconómicas oficiales del país. El tamaño de la economía, medida por su Producto Interno Bruto (PIB), se redujo casi en 50% entre 2013 y 2018, años de gobierno de Maduro.

A lo largo de 2019, entretanto, la crisis eléctrica ha significado un nuevo reto para los industriales que siguen con las puertas abiertas en Venezuela. De acuerdo con Reni, se han implementado desde cambios en los turnos de trabajo, ya que paradójicamente la zona industrial de Barquisimeto, por ejemplo, se ve afectada por apagones precisamente en horario diurno, con lo cual algunas empresas producen en las noches con los costes adicionales que eso implica.

Las grandes empresas, principalmente, y en menor medida las medianas, se han apertrechado con plantas de generación eléctrica, pero al funcionar estas con combustible y escasear la gasolina, también se generan otras disrupciones productivas.

Enfrentarse a la ola de apagones que vienen sucediendo en Venezuela, según Reni, sin ningún patrón o cronograma que permita al propietario de una empresa organizarse junto a gerentes y trabajadores, es uno de los principales dolores de cabeza en la actual coyuntura.

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