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Colombia

Duque llama a la unidad tras el ataque terrorista que ha dejado al menos 21 muertos en Bogotá

El Gobierno colombiano acusa al ELN.

Bogotá

El presidente colombiano, Iván Duque, llamó este jueves a la unidad tras el atentado terrorista que ha dejado al menos 21 muertos y 68 heridos en una academia de cadetes de Bogotá.

El atentado con carro bomba contra Escuela de Oficiales General Francisco de Paula Santander, símbolo de la Policía de Colombia, ha enlutado a un país que patina en sus esfuerzos por acabar con el conflicto armado interno más antiguo de América.

"Todos los colombianos rechazamos al unísono el terrorismo. Por eso los invito a unirnos para enfrentarlo y derrotarlo con todo el peso de las instituciones", dijo Duque. "Hoy los terroristas buscan intimidarnos como sociedad y amedrentar al Estado colombiano. Colombia les demostrará que esta es una nación fuerte, unida y que no se quiebra ante la demencia de estas agresiones", agregó, reportó el diario español El País.

El gobernante aseguró más tarde que actuará "con toda la firmeza y con toda la prudencia". Prometió a las familias de las víctimas y a la sociedad que el atentado "no quedará en la impunidad". No mencionó la palabra paz, pero tampoco criticó ni aludió al acuerdo alcanzado con las FARC en 2016 por su antecesor, Juan Manuel Santos.

Mientras tanto, el expresidente Álvaro Uribe sí estableció el vínculo: "¡Qué grave que la paz hubiera sido un proceso de sometimiento del Estado al terrorismo!", escribió en su cuenta de Twitter.

Las autoridades identificaron al hombre que conducía el carro bomba como José Aldemar Rojas Rodríguez, aunque no han revelado pistas sobre qué grupo estaría detrás de la acción terrorista, reportó la AFP.

Rojas Rodríguez —quien está entre los fallecidos, según los reportes— ingresó "de manera violenta" en una camioneta gris Nissan Patrol cargada con 80 kilos de pentolita a la escuela de cadetes alrededor de las 9:30AM locales, indicó la Policía en un comunicado.

El fiscal general, Néstor Humberto Martínez, quien compareció junto a Duque ante la prensa, no vinculó a Rojas con alguno de los grupos armados que aún operan en Colombia, financiados por el narcotráfico, tras el pacto de paz con las FARC.

Las autoridades trabajan en la identificación de los cuerpos y temen que la cifra de víctimas aumente.

En el momento del estallido en el centro formativo había delegaciones policiales de Panamá y Ecuador. La cadete ecuatoriana Erika Chicó falleció y su compatriota Carolina Sanango quedó herida levemente. Dos uniformados panameños, de un grupo de 45, resultaron lesionados aunque están "estables", según el mandatario de su país, Juan Carlos Varela.

El gobierno colombiano decretó tres días de duelo.

El vehículo, que de acuerdo con la Fiscalía había pasado por una revisión en julio en 2018 en Arauca (frontera con Venezuela), detonó durante una ceremonia de ascenso de oficiales y cadetes.

"Escuché como si se hubiera caído el cielo en la cabeza. Fue una explosión muy grande. Cuando salí había una humareda grande", relató Rocío Vargas, una vecina del lugar.

Según versiones de policías, un perro antiexplosivos detectó la carga. Al verse descubierto, Rojas aceleró y atropelló a un agente. Tres uniformados fueron detrás del vehículo, que explotó segundos después.

Se trata del peor acto de terror ocurrido en la capital colombiana desde febrero de 2003, cuando integrantes del ahora partido FARC detonaron un coche bomba en el club El Nogal. 36 personas murieron y decenas más sufrieron heridas.

Alerta en el país

El presidente Duque ordenó "fortalecer los controles sobre las fronteras y las entradas y salidas de las ciudades".

"Igualmente, he solicitado dar prioridad a todas las investigaciones (...) para identificar a los autores intelectuales de este atentado terrorista y a sus cómplices", señaló.

Duque, quien asumió el poder en agosto pasado, ha endurecido la política antidrogas tras heredar una cifra récord de cultivos ilegales y de producción de cocaína en 2017.

Al mismo tiempo, ha fijado condiciones para reactivar los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla reconocida en Colombia, a la que exige liberar a 17 personas mantiene secuestradas y suspender hostilidades.

Ningún grupo se ha atribuido de momento este atentado.

Además del ELN —que en el pasado ha reconocido ataques con explosivos contra la Policía—, operan bandas del narcotráfico de origen paramilitar y disidencias de las FARC que luchan por control territorial en medio de una espiral de violencia selectiva contra líderes sociales que deja 438 muertos desde enero de 2016.

Hace un año la Policía también fue blanco de un atentado con bomba dentro de una comisaría en la ciudad caribeña de Barranquilla. Seis uniformados murieron y 40 sufrieron heridas. Días después el ELN, cuya delegación de paz está en La Habana, se adjudicó la acción.

La oficina de la ONU en Colombia, los gobiernos Estados Unidos y Venezuela —con el que Bogotá congeló relaciones— y la FARC condenaron el hecho y expresaron solidaridad.

El ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, transmitió en su cuenta de Twitter las condolencias de La Habana, que en pasado apoyó a las guerrillas colombianas de izquierda y luego ha acogido las negociaciones de paz.

El Gobierno cubano "rechaza y condena todos los actos, métodos y prácticas terroristas en todas sus formas y manifestaciones", dijo, reportó EFE.

Los ataques con vehículos cargados con explosivos fueron frecuentes en Colombia en medio de la guerra del Estado contra el Cartel de Medellín que dirigió el difunto narcotraficante Pablo Escobar, a finales de la década de los 80, así como por las acciones de los grupos guerrilleros izquierdistas.

Sin embargo, estos hechos se redujeron considerablemente tras el acuerdo de paz de 2016 entre el Gobierno y las desmovilizadas FARC.

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