Hay una coincidencia entre los expertos en que el anuncio de las autoridades cubanas de que seguirán abriendo tiendas para vender en dólares en efectivo y en tarjeta por toda la Isla, en lo que califican como una ampliación de la "dolarización parcial" de la economía, es una decisión funesta.
"Si la dolarización parcial está montada para asegurar la 'captación de divisas' para ser 'gestionada, controlada y asignada' por el Estado, como se dijo en la 'Mesa redonda', es claro que todo va por mal camino", apuntó el economista cubano Mauricio de Miranda.
Según él, un mecanismo de esta naturaleza "solo apunta a que sobreviva un modelo de economía que no solo no asegura el crecimiento y el desarrollo, sino que perpetúa el subdesarrollo y profundiza la pobreza, a costa de que la burocracia conserve su capacidad de 'gestionar, controlar y asignar', o dicho de otra forma, conservar su poder".
El también profesor de la Universidad Javeriana de Cali, en Colombia, señala que lo anterior apunta a perpetuar el modelo centralizado de la economía, "cuya ineficacia está históricamente demostrada".
"Se equivocan de plano al definir la captación de divisas como el objetivo de la economía nacional. No, ese es el objetivo de ellos, pero no de la economía nacional. El objetivo de la economía nacional de una país —sobre todo si se dice 'socialista', que no lo es la cubana, ni ninguna en el mundo— debería ser el incremento del bienestar de la sociedad. Pero en cualquier caso, para mejorar el bienestar de toda sociedad es imprescindible incrementar la producción de bienes y servicios".
"Está demostrado que un mercado regulado por el Estado —no controlado y asfixiado por este— cumple mucho mejor que los burócratas la función de asignar los recursos (entiéndase factores productivos) en una economía. Pero en la economía cubana la burocracia se niega a ceder este poder —y todos los demás—, aunque también está demostrado que fallan una y otra vez. Pero lo hacen porque no le rinden cuentas a la sociedad que dicen representar", enfatiza.
"La dolarización parcial es un nuevo error y no podrá conducir a la desdolarización (ni más faltaba) precisamente porque si el objetivo es captar divisas y no se hace nada para que la economía las genere como resultado del desarrollo de su sistema productivo, seguirán buscando las rentas en la esfera de la circulación, como han hecho hasta ahora, dependiendo de las transferencias desde el exterior, lo cual, dicho de paso, nos ha convertido en un país mucho más dependiente", subraya.
Por su parte, el economista cubano Pedro Monreal acota que el programa televisivo en que se anunció la expansión de los negocios estatales para vender en dólares, a un mes de la polémica apertura del mercado de 3ra y 70 en La Habana, mostró lo que él denomina "los cuatro jinetes del Apocalipsis de la comunicación oficial sobre la política económica en Cuba: falta de autocrítica, tergiversación, opacidad, e insolencia. Hablan de corregir distorsiones cuando las están amplificando".
Para el doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de La Habana, "la dolarización es una respuesta racional de agentes económicos a incertidumbres económicas y políticas. Las divisas reemplazan funciones básicas del dinero que no cumple bien el peso cubano. Es esencialmente acerca de reemplazar con divisas, no es para 'captar' divisas", precisa.
"La dolarización parcial tiende a dificultar la gestión macroeconómica. Entre otras cosas, limita la efectividad de la política monetaria e incrementa el riesgo de una crisis de liquidez (el Banco Central no puede funcionar como prestamista de última instancia de divisas)".
Monreal coincide con De Miranda en que funcionar como receptor de dólares llegados del extranjero no resuelve el origen de la grave crisis que sufre Cuba: la incapacidad de su economía para producir riquezas: "Otra tergiversación es la insistencia en 'captar' divisas, cuando lo que es crucial es 'generar' divisas. Son dos cosas distintas. Dolarizar para 'captar' remesas no resuelve un componente básico de la crisis estructural: un modelo fallido de especialización internacional", advierte.
De Miranda alerta que una consecuencia esperable de la decisión del Gobierno será el agravamiento de la inflación que sufren los cubanos, y que afectará tanto a los que tienen dólares como a los que no cuentan con ellos. Estos últimos son la mayoría.
"Lo que realmente significa la dolarización parcial de la economía cubana es la dolarización de una parte importante del consumo de bienes y servicios, pero no de los ingresos de la población. Esto genera una demanda adicional de dólares para operar en el mercado doméstico, que constituye un factor adicional para que el peso cubano se devalúe. Y esto resulta más grave cuando el único mercado de divisas es informal, porque aumentan los factores de riesgo que debilitan aún más la moneda nacional", precisa.
"En lugar de una dolarización parcial es preferible una dolarización o eurización total de la economía, pero eso en las condiciones actuales es prácticamente imposible. Por tanto, lo adecuado es que solo el peso cubano opere como ÚNICA MONEDA en las transacciones realizadas en el territorio nacional", finaliza De Miranda.
Lo anterior fue, por cierto, lo que prometió el Gobierno cuando, en 2021, eliminó el CUC, cambió a pesos cubanos los depósitos bancarios en dólares y vendió su "Tarea ordenamiento" como la solución mágica de la crisis. La vuelta a la venta de productos en dólares en las tiendas significa el fracaso de aquel programa que, según los funcionarios que lo explicaron, estuvo diseñándose durante más de diez años. ¿Alguno reconocerá que se equivocaron? O mejor, ¿qué explicación ofrecerán mañana, cuando lancen su próximo experimento?