MIPYMES enchufadas y MIPYMES por derribar

La semana pasada se extendió el pánico entre empresarios porque el Gobierno ha comenzado a topar precios. Aunque de momento solo se conocen las normativas publicadas por la Asamblea del Poder Popular en Guantánamo y una disposición similar para Villa Clara circula en redes, se teme que estemos ante el recrudecimiento de una política esperada —y temida— por cómo la prensa oficialista y los jerarcas del Gobierno vienen estigmatizando el "problema" de las MIPYMES, inoculando animadversión contra estos establecimientos que son quienes hoy abastecen todo lo que bodegas, tiendas en moneda nacional, antiguas tiendas en CUC y actuales tiendas en MLC ya no proveen.
 
Miles de emprendedores que, aprovechando las nuevas leyes, abrieron timbiriches para revender comida, aseo y ropa importada, temen esté apagándose el soplo de libertad de mercado que pareció refrescar Cuba cuando hace dos años permitieron las pequeñas y medianas empresas privadas.
 
Y es que el régimen no quiere privados, sino enchufados, una burguesía cleptocrática similar a los oligarcas rusos, que sea su cómplice burlando lo que queda de embargo estadounidense, presentando internacionalmente una cara más amable de la dictadura, y lavándole las manos con respecto a una inflación de la cual el pueblo ya culpa más a los particulares que al Estado.
 
Pero para que esa farsa de sector privado funcionara, no podía el Gobierno escoger a dedo a los empresarios, sino que hubo de implementar leyes aprobando aparte de a los suyos, a miles de aventureros (hay que serlo para invertir en Cuba) que intentan prosperar aun cuando el Estado tiene el claro y firme propósito de ir eliminándolos paulatinamente.
 
A finales del año pasado el castrismo avanzó en su plan de acoso y derribo a los empresarios verdaderamente privados cuando, sin ningún tipo de justificación económica, eliminó el único beneficio fiscal —condonación tributaria de un año— que disfrutaban las MIPYMES. Además, les restringió el objeto social obligándolas a una actividad principal y algunas subsidiarias muy vinculadas, mientras las empresas aprobadas anteriormente —la mayoría enchufadas gubernamentalmente— disfrutan de patentes con un amplísimo espectro de actividades comerciales.
 
Un recrudecimiento de la política estatal de precios sería un segundo paso en esta poda de MIPYMES independientes, pues gracias a varios mecanismos que el Estado ha implementado para aupar a los enchufados, serán los privados quienes más sufran los topes de precio.
 
En primer lugar, el gubernamentalmente restringido acceso directo al mercado internacional fomenta un monopolio mayorista con precios muy inelásticos en manos de MIPYMES enchufadas. En contraposición, los miles de minoristas —estos mayoritariamente emprendedores privados— tienen sus precios expuestos al escrutinio popular que imagina que son tan altos —comparados a los salarios estatales— debido a abuso especulativo, sin conocer lo caro que estas MIPYMES tienen que abastecerse del monopolio de importadoras mayoristas enchufadas.
 
Es ese sector minorista, donde hay alguna competencia entre privados, el que sufrirá los topes de precios, mientras el mayorista en manos de enchufados, por no vender directamente al público, se verá mucho menos afectado e incluso, a la larga, beneficiado si extiende su negocio a la venta al detalle allí donde haya quebrado al verdadero emprendedor.
 
En segundo lugar, aunque el tipo de cambio está congelado en 120CUP por dólar, en la calle el dólar se cotiza sobre los 200 pesos, provocando esto que los costos de productos importados —casi todo lo que se comercializa— para MIPYMES privadas sean, de entrada, más de un 40% superior al de las MIPYMES enchufadas, muchas de las cuales gozan de un subsidio encubierto por el mecanismo centralizado de asignación de divisas que les proporciona dólares por debajo, incluso, del valor oficial.
 
Además, mientras para los enchufados los costos financieros son predecibles, los particulares deben calcular no solo lo que cuesta el dólar cuando invierten, sino cuánto costará cuando semanas o meses después logren vender su producto y deban comprar divisas en la calle para reaprovisionar el negocio.
 
Esa depreciación monetaria transcurrida entre la realización del costo y la del ingreso, introduce riesgos (que deben repercutirse en los precios de venta) que los enchufados no sufren, por lo que vendiendo al mismo precio que los privados ganan más y, por lo tanto, soportan mejor un tope de precios por tener costes financieros aparte de subsidiados, estables.
 
Para colmo, los inspectores (hasta ahora único mecanismo de control de precios a las MIPYMES) multan con varios miles de pesos cuando consideran que existen precios excesivos con respecto a unos costes que calculan tomando el dólar al tipo de cambio oficial de 120CUP, y teniendo como referencia el valor de la mercancía o una similar en las tiendas MLC, aun conociéndose que el mercado cambiario legal no abastece ni el 5% de las necesidades de divisas de las MIPYMES privadas, y que estas poco compran en tiendas MLC, y sí mucho a las MIPYMES importadoras mayoristas.
 
Para comprender mejor todo esto, hay que entender que nunca fue plan del castrismo permitir solo MIPYMES enchufadas, sino que le es conveniente que miles de cubanos emprendiendo den credibilidad al cambio fraude, atraigan inversión y descubran nichos de mercado de los que luego puedan apropiarse los enchufados. El plan verdadero es que surjan miles de MIPYMES y, poco a poco, mediante subterfugios que amañen la competencia, las enchufadas vayan apoderándose del mercado aparentemente privado capitalizando los negocios gordos y dejando la morralla para el pueblo.
 
Además, es muy importante que el sector privado absorba ahora parte del descontento social por una inflación que, con toda mala intención, genera el Gobierno para cuadrar sus cuentas macros y hacer "rentables" a las empresas estatales socialistas y ricas a las MIPYMES enchufadas.
 
Hacen muy bien los emprendedores privados en temer, para que pronto entiendan que están bailando en casa del trompo, y antes recojan lo que hayan ganado y salgan de una finca donde socialismo o muerte no es solo una metáfora de mal gusto.