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Ron

Cuidar el ron de Cuba

Los saberes de los maestros roneros cubanos fueron inscritos en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Madrid
El maestro Asbel Morales en en la destilería San José, de Havana Club, San José de las Lajas.
El maestro Asbel Morales en en la destilería San José, de Havana Club, San José de las Lajas. AFP

Inició diciembre con una muy buena noticia para la cultura cubana: los saberes de los maestros roneros fueron inscritos en la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Esto significa el reconocimiento internacional de una práctica transmitida de generación en generación desde el siglo XIX, que se mantiene lozana e identifica a un gremio depositario de un conocimiento que ha tenido gran impacto en la industria nacional, en la economía y en la cultura cubana.

A partir del notable desarrollo que la industria azucarera tuvo en el país, a mediados del siglo XIX comenzó la producción del ron ligero y con él la aparición de una figura fundamental para su manufactura: el maestro ronero. Desde entonces este ha ido combinando conocimiento tradicional, experiencia e innovación para sellar el carácter de sus productos y perpetuar una tradición legada a otros maestros. Su formación requiere un largo proceso donde también consolida su compromiso con la cultura ronera, propiciando la cohesión de una comunidad especializada y dedicada a la preservación de un saber, lo que les infunde un sentimiento de identidad y continuidad que garantiza la labor más allá del propósito comercial.

Este año, los saberes del ron ligero cubano, fueron reconocidos junto a otros 47 bienes del patrimonio inmaterial de distintos países que, en general, constituyen una muestra de la gran riqueza y variedad cultural que existe en el mundo. Como en otras ediciones, se incluyeron elementos tan disímiles como la sabiduría tradicional del bordado en los Emiratos Árabes Unidos; el ortéké, arte escénico tradicional en Kazajstán; el toque manual de campanas en España; y las tradiciones orales de llamar a los rebaños de camellos en Arabia Saudita, Omán y Emiratos Árabes Unidos; entre otros.

Con su inscripción en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la fabricación del ron cubano adquiere visibilidad junto a otras prácticas muy reconocidas como la artesanía y la cultura de la baguette en Francia, y las técnicas tradicionales de elaboración del té en China y sus prácticas sociales asociadas. Todas ellas involucran el reconocimiento de un patrimonio vivo perpetuado a través de una práctica, de un conocimiento, de sus gestores y de la infraestructura técnica concebida para ello. También valoriza lo que esta ha generado en el establecimiento de relaciones sociales, hábitos y costumbres, y en la identificación de un producto asociado a una comunidad determinada, pero que no deja de tener alcance internacional.

Según el expediente presentado en la candidatura de los saberes del ron ligero, en el que participaron los actuales maestros roneros, esta práctica ha estado asentada en puntos muy específicos del país como: Pinar del Río, Santa Cruz del Norte, San José de las Lajas, Cárdenas, Villa Clara y Santiago de Cuba, donde nació.

La admisión y formación de los maestros como depositarios de estos saberes y miembros de una comunidad profesional, es selectiva, ocupa toda la vida adulta y está condicionada por su comportamiento moral y laboral. Su formación dentro del gremio se considera un proceso de aprendizaje permanente que incluye el conocimiento y protección de las bodegas de envejecimiento y su contenido, la historia de cada barrica y el dominio de las mezclas que producen los distintos aspectos, aromas, sabores y texturas del ron.

Estos saberes incluyen un código ético que reúne una serie de directrices no escritas de comportamiento público y privado centradas en el respeto por la cultura ronera cubana, su historia y buenas prácticas, trascendiendo las marcas y el mercado para convertirse en un modo de vida. Actualmente, existen en Cuba dos primeros maestros roneros, siete maestros y cinco aprendices (de ellos cinco mujeres y nueve hombres). Los dos primeros, son los líderes de la comunidad, diseñan y coordinan las estrategias de producción. Como comunidad también intercambian con otros maestros del mundo.

Los saberes de los maestros roneros cubanos y los espacios fabriles donde se transmite su conocimiento, ya habían sido declarados Patrimonio Cultural de la Nación Cubana, en 2016. Esta condición es análoga a la recientemente conferida por la UNESCO pero a nivel nacional, al ser aprobada por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y la Comisión Nacional para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de Cuba. Esta declaratoria establece una acción importante en la identificación y protección de bienes de este tipo, para las cuales la legislación cubana actual no define medidas de actuación concretas. Otro bien patrimonial similar, también beneficiado por la misma declaratoria, son las lecturas de tabaquería, tradición industrial con amplio reconocimiento popular, registrada en 2012.

Tanto la declaratoria nacional como la de la UNESCO, no solo contribuyen a valorar los saberes del ron ligero cubano y a darle mayor visibilidad, sino además constituyen un compromiso firmado por el Estado en favor de su salvaguarda. Esta es tal vez la parte más importante, en tanto obliga a su debido cuidado, atendiendo a las directrices concebidas para cada tipo de patrimonio. Todo ello es inspeccionado con periodicidad por parte de la UNESCO, como requisito para conservar la condición patrimonial conferida.

En este caso el Estado se ha comprometido a cumplir 22 medidas de diverso tipo entre las que se encuentran: otorgar personalidad legal al movimiento de maestros roneros cubanos; revisar las regulaciones actuales para adaptarlas a las demandas del gremio; revisar sistemáticamente los documentos técnicos regulatorios de la producción ronera para que reflejen los nuevos conocimientos de la comunidad de maestros; asegurar que el desarrollo de los productos destinados a ampliar los mercados no se hace de espaldas a los maestros roneros, ni que tampoco los códigos de las campañas publicitarias sean ajenos a los valores de la cultura y la comunidad ronera cubana; asegurar la participación del gremio en los planes de inversión y desarrollo de los espacios industriales que les son afines, y velar por la salvaguarda de los mismos.

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1 comentario

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Ese mismo Estado fue el que les robó las fábricas de Ron a sus verdaderos dueños que fueron los iniciadores del Ron Cubano no sé si en ese reconocimiento al Ron Cubano se haga alusión a la Familia Bacardi o la Familia Arechabala que fueron los encargados de internacionalizar el Ron Cubano.