Empleo para todos, satisfacción para nadie

Se lee la noticia y, desde luego, llama la atención. Granma titula en un artículo en portada: "Tendrán un empleo todos los estudiantes universitarios que se gradúen este año". De inmediato surgen varias preguntas sin respuesta. ¿Es solo este año? ¿Por qué no ha habido este mismo compromiso en años anteriores? ¿Es que hay algo en el ambiente que lleva al régimen comunista a proponer esta iniciativa durante el presente ejercicio?

En todo caso, dar trabajo a 12.379 posibles egresados del curso regular diurno de 2022, como pretende el régimen, es una actuación que, planteada en estos términos, se puede calificar, como mínimo, de controvertida. Para este año, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) emitió un plan de plazas con una disponibilidad de 12.875 puestos de trabajo, superior al número de posibles graduados, siendo posible cubrir la demanda en más del 92%, quedando pendiente un grupo de alumnos.

Un resultado tan sorprendente y llamativo puede deberse a que el régimen haya sido capaz de movilizar empleos suficientes para todos los egresados teniendo en cuenta su influencia sobre las actividades económicas, o que alternativamente, cada año se reduce de forma significativa el número de graduados universitarios; sin duda, porque los jóvenes prefieren acceder a otros empleos mejor retribuidos y más motivadores que aquellos que les esperan en el sector presupuestado.

Y luego surge una serie de cuestiones ¿Es que van a trabajar los egresados en puestos acordes a su formación? ¿Recibirán una justa retribución salarial por su desempeño? ¿Tienen la posibilidad de desarrollar carreras profesionales ascendentes y motivadoras, o se trata de puestos aburridos en el sector presupuestado?

A falta de estas informaciones que no se ofrecen en el opúsculo de Granma, dar trabajo por dar, como hace la Dirección de Ingreso y Ubicación Laboral del Ministerio de Educación Superior (MES), en colaboración con el MTSS, cumple más la agenda populista del régimen que un auténtico compromiso con la calidad del empleo, el desarrollo profesional y la empleabilidad.

Garantizar un empleo a los recién graduados, aun cuando lo sea en correspondencia con las necesidades de la demanda de la fuerza de trabajo en cada territorio, no deja de ser una aventura comprometida cuyo desenlace puede dejar mucho que desear.

El régimen comunista cubano reivindica como un éxito que, tras cumplir con el proceso de educación, el sistema garantiza un empleo a los estudiantes egresados, si bien se reconoce la existencia de deudas en cuanto a la satisfacción de las ubicaciones de los estudiantes.

Garantizar empleo a todos puede estar muy bien, pero si el puesto de trabajo otorgado no se corresponde con las aspiraciones y motivaciones de la persona, lo más probable es que se acabe rechazando, tenga dificultades de integración y la experiencia acabe siendo un fracaso. Y claro, como no hay estadísticas de estos fracasos laborales, cuesta creer que esta apuesta por el empleo para todos cumpla el objetivo del destino final de cada una de las plazas en relación con los deseos y aspiraciones.

Otra cuestión que causa no poca sorpresa es que Granma diga que el proceso de ubicación laboral, con todas las actividades que conlleva, "es un ejercicio en el cual prima la democracia, a partir de fuertes y decisivas asambleas de integralidad en las brigadas estudiantiles de las aulas universitarias". ¿Democracia? Es evidente que esta gente desconoce el significado del término.

Lo que prima en este proceso es el racionamiento, como en otros tantos ámbitos de la economía y la sociedad. ¿Pueden los jóvenes egresados elegir libremente el puesto de trabajo o deben conformarse con lo que les concede el régimen? ¿Hay jóvenes que tienen preferencia, respecto de otros, en la elección de los mejores empleos? ¿Están estos buenos puestos reservados para los jóvenes comunistas?

Aunque no se entienda por el régimen que rige el destino de los cubanos, la esencia de una política de empleo no es lo más adecuado. Al régimen le pueden gustar estos sistemas de reparto y asignación, es lo mismo que cuando entrega la canasta normada a una población desesperada. Granma afirma que, en el plan de asignación del curso escolar 2020-2021 se asignaron 10.747 plazas, en correspondencia con los posibles graduados en las diferentes carreras universitarias adscritas al MES. Y, como de estos se graduaron 10.236 estudiantes, hubo empleo para todos. ¿Cuántos acabaron dimitiendo y marchándose a otras ocupaciones? ¿Cuántos dejaron el país en los últimos meses? De esto no nos dicen nada.