El Gobierno citó a representantes de varios sectores económicos cubanos y de sucursales de empresas extranjeras radicadas en la Isla a una cita de negocios el fin de semana en el Hotel Nacional, en La Habana, para evaluar sus estrategias para sacar al comercio de Cuba del pantano en que se encuentra desde hace décadas, publicó el portal oficial Cubadebate.
Organizado por el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), el foro se centró en la reciente medida aprobada por el Gobierno de Cuba que permite a firmas foráneas invertir en el comercio mayorista y minorista, como parte de las acciones que se impulsan para recuperar la economía en crisis.
Asistieron al encuentro Alejandro Gil Fernández, viceprimer ministro y ministro de Economía y Planificación; Betsy Díaz Velázquez y Eduardo Rodríguez Dávila, ministros de Comercio Interior y de Transporte, respectivamente, y representantes de embajadas, empresarios nacionales y extranjeros.
Gil Fernández dijo que en medio de lo que ha denominado "proceso gradual de recuperación", hay una demanda creciente e insatisfecha de los actores estatales y privados para producir y ofertar sus bienes y servicios.
En palabras del ministro, uno de los requerimientos para avanzar con mayor prontitud es incrementar la oferta mayorista de insumos y materias primas.
"Lo que se pretende hoy con la inversión extranjera es echar a andar la infraestructura existente en el país (almacenes, industrias, fábricas), que está subutilizada por falta de materias primas a causa de la escasez de financiamiento", afirmó.
Quiere que "los inversionistas extranjeros pongan sus bienes intermedios e insumos en el territorio nacional, aprovechando su tecnología, experiencia y know how, para suministrar de manera directa a actores estatales y privados y que estos no dependan de las importaciones", añadió.
Este tipo de negocios pueden concretarse en las modalidades aprobadas en la Ley de Inversión Extranjera, entre ellas las empresas mixtas o de capital totalmente extranjero, señaló Cubadebate.
En el comercio minorista, Gil Fernández precisó que la modalidad prevista es la creación de empresas mixtas, mediante la cual el inversionista extranjero puede prefinanciar la industria nacional, adquirir sus productos y comercializarlos.
Puso el ejemplo de una empresa mixta que puede concebirse con el objetivo de comercializar equipos electrodomésticos a la población. Pero, "¿todos esos equipos tienen que ser importados cuando el país tiene fábricas que están paralizadas?", preguntó el ministro.
"Tal vez sea más conveniente que ese inversionista prefinancie la industria nacional, adquiera los productos y los comercialice, además de poder traer productos importados (equipos electrodomésticos) a precios competitivos", dijo.
El ministro especificó que estas nuevas modalidades de inversión extranjera operarán en divisas y, por tanto, venderán en divisas tanto en el mercado minorista como en el mayorista.
Dijo que la pretensión es que, en algún momento, la economía cubana opere totalmente en pesos cubanos, con un tipo de cambio que garantice la convertibilidad interna de la moneda nacional. "Cuando ese momento llegue, esas actividades que están autorizadas a operar en divisas, pasarán a hacerlo en CUP", precisó.
En el evento, varias entidades estatales, entre ellas el Grupo Comercializador de Productos Industriales y de Servicios, perteneciente al MINCIN, dieron a conocer sus intereses para concretar negocios con capital foráneo.
Algunas de esas "prioridades" presentadas por representantes de los sectores de la industria, transporte y agricultura tienen que ver con "comercialización mayorista y minorista de productos refrigerados; desarrollo una cadena de tiendas minoristas, de alcance nacional y nombre propio, para ofertar variedad de productos; comercialización mayorista y minorista de partes, piezas, neumáticos e insumos de transporte; comercialización de neumáticos, artículos de goma, materias primas, insumos y equipamiento para la industria de la goma; comercialización de vidrios".
El Gobierno de La Habana presentó cinco propuestas que pretenden impactar fundamentalmente en el transporte y en las industrias alimentaria y ligera.
La precariedad del sistema cubano, basado en una economía centralizada, la excesiva burocracia, la dualidad monetaria, la verticalidad en la toma de decisiones, los frenos al sector privado y la obligatoriedad impuesta a las empresas extranjeras de contratar fuerza de trabajo local a través de una agencia empleadora perteneciente al Gobierno y no de forma directa, han sido lastres a las oportunidades de inversión en Cuba.
La pandemia golpeó a la economía de todo el planeta incluida la cubana, pero ya antes del Covid-19 las inversiones extranjeras en Cuba eran casi inexistentes. Hoy, por ejemplo, el empresariado de España, uno de los de mayor presencia en la Isla, ha reaccionado con cautela a los anuncios de las autoridades cubanas de que aceptarán la creación de entidades de capital extranjero en el comercio mayorista y minorista en la Isla.
Jaja, que risa si no fuera tan serio la hambruna. Todos esos jerarcas invitados ya se saben el cuento de la buena pipa.
Más que intercambios, deben enfocarse en ofrecer paquetes de comercios con ofertas jugosas y garantías jurídicas para arrancar mitigando la crisis sobre la marcha. Porque la pobre evolución económica- a partir de las reformas- muere al nacer ahogada en la inflación. Y el barómetro de frustración marca un coma económico-social inducido que no mejora en unos pocos meses.
Bueno si esas empresas foráneas son tan comemier** se merecen ser trasquilados como los carneros.
Como el cuento de la jeringa al muerto.😀