La construcción de nuevos hoteles por parte del Gobierno no se corresponde con un crecimiento en el sector turístico cubano y por ende muchos permanecen subexplotados, reporta la agencia EFE.
La tasa de ocupación en los alojamientos de Cuba se mantuvo en torno al 50% entre 2016 y 2020, según datos oficiales cotejados por el economista Pedro Monreal.
El número de habitaciones, por su parte, repuntó más de un 25% desde 2016. Si a inicios de aquel año se contabilizaban 62.000 habitaciones, el Ministerio de Turismo (MINTUR) habla actualmente de 78.862, de las que un 74% son de cuatro y cinco estrellas.
Monreal añade que en el último bienio, mientras el producto interior bruto (PIB) caía más de un 7%, el Estado desembolsó cerca de 1.500 millones de dólares en hoteles.
La construcción de nuevas habitaciones turísticas —que este economista estima es el grueso de la partida de "servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler"— llegó a rozar el 50% de la inversión entre 2020 y 2021.
En los primeros tres meses de 2022, la edificación de hoteles, así como otros aspectos relacionados con el turismo, concentró el 35% de las inversiones totales, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
El aumento del número de habitaciones contrasta con los altibajos sufridos en la cifra de turistas. En los primeros siete meses de 2022 Cuba recibió a 834.891 viajeros internacionales. Antes de la pandemia, en 2018 y 2019, Cuba llegó a atraer a entre cuatro y cinco millones de viajeros internacionales al año.
Las autoridades del país esperan para este 2022 el arribo de 2,5 millones de turistas, una cifra que los expertos consultados ponen en duda que se pueda alcanzar con la tendencia actual.
Debido al adverso contexto económico actual, estas cifras generan incomprensión entre ciertos sectores cubanos, como reconoció el propio Gobierno.
La construcción de nuevos hoteles "no se justifica", asegura a EFE el economista cubano Mauricio de Miranda. "En ningún momento reciente se ha llegado a una ocupación que realmente indique que hace falta incrementar el número de habitaciones", señala.
Pavel Alejandro Vidal, profesor asociado en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia), coincide en este dictamen, aunque añade que el turismo "ha mantenido unos niveles de eficiencia aceptables" y destaca que "es el único sector en el que se puede apuntalar una recuperación" nacional.
Esta apuesta por aumentar la oferta hotelera tiene su germen en un plan de 2016 del Ministerio de Turismo (MINTUR) que contempla la construcción de más de 100.000 habitaciones para 2030.
El documento se tejió en un momento en el que la mirada cubana estaba puesta en el potencial del mercado estadounidense, el mayor y más adinerado de la región Caribe, a raíz del proceso de "deshielo" con EEUU durante el mandato de Barack Obama (2009-2017).
Dos años más tarde, y ya con la hoja de ruta de Obama dilapidada por su sucesor, el republicano Donald Trump, el MINTUR trazó el Plan de Desarrollo 2018-2030 con vistas en la apertura de 216 nuevos hoteles.
"No podemos esperar a que el bloqueo finalice para construir la planta hotelera", justificó entonces Díaz-Canel, quien confió en que el sector se convirtiese en "locomotora de la economía nacional".
EFE contactó al MINTUR para poder incluir su posición y argumentos, pero por el momento no obtuvo respuesta.
Los expertos no solo critican el dinero que el Gobierno cubano destina a hoteles, sino el modelo con el que el país intenta posicionarse como un destino hacia el exterior.
"Pierden la oportunidad de crear un producto turístico propio. Han apostado por el modelo de sol y playa masivo, que ya está en decadencia en muchos países", explica el economista Elías Amor.
Amor también reprueba que el presupuesto sea acaparado en alojamientos y no en "carreteras u otro tipo de infraestructuras" que también conforman la experiencia del viajero: "Al final, el turista sale del resort y lo que se encuentra es con un país con muchas carencias", señala.
Para Vidal, la forma en que se decide la inversión hotelera en Cuba está ligada también con el peso del Grupo de Administración Empresarial (GAESA).
"Es un grupo que ha manejado un flujo de caja en efectivo independiente del resto de la economía. Ellos tienen facilidades que no tienen otros ministerios e industrias", apunta Vidal.
GAESA, que no hace públicas sus cuentas, controla buena parte de los hoteles y de los ingresos provenientes del sector. Su influencia económica en Cuba es enorme: algunos expertos consideran que controla más del 50% del PIB. Hasta hace poco monopolizaba casi todas las operaciones con divisa que se realizaban en el país.
A raíz de la reciente desaparición física de su director, el general de división Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, la incertidumbre rodea al destino de este conglomerado. El anuncio del ministerio de Economía cubano de un mercado cambiario para divisas por parte de entidades ajenas a GAESA, lleva a suponer que se inicia una lucha dentro de la cúpula del poder en Cuba por el control de las monedas duras.
Los índices de ocupación cerca del 50% encierran otras lecturas; porque el hotel requiere de mantenimiento este lleno, vacío o por la mitad. Parte de los ingresos que reciben de los turistas van a financiar el mantenimiento de hoteles que no producen.
Si un hotel de 5 estrellas es incapaz de garantizar agua potable como para ir a cualquier hotel de menor categoría.
En cualquier caso siempre se puede intentar desinfectar con un poco de alcohol, así que los turistas rusos no creo que tengan muchos problemas, si consiguen llegar a la isla.
El resto de turistas, si van, no les suelen quedar demasiadas ganas de repetir.