Hace pocos días, por un dólar se obtenían en Cuba entre 115 y 120 pesos en cualquiera de los canales de Telegram o grupos de Facebook especializados en compraventa de divisas. Allí se negocian a diario, ya sea para especular, tranzar o atesorar, miles de dólares en sustitución de unos pesos cubanos que valen tan poco como el Gobierno que los respalda.
Sin embargo, si hoy se hace una búsqueda por algunos de estos sitios digitales, se encontrará que la cotización del dólar ronda los 100 pesos, e incluso se ofrecen grandes cantidades por bastante menos, mientras pululan quienes se proponen comprarlos solo a 70 u 80 pesos, acompañando su puja con frases que intentan sembrar inseguridad sobre el futuro de la moneda americana.
¿Qué ha pasado? ¿Se está recuperando la economía cubana? ¿Renace la confianza en el Gobierno? Nada de eso. Sencillamente, dos noticias recientes que implican al dólar están siendo aprovechadas para hacer proselitismo en contra de su valor.
El 13 de mayo, el Gobierno cubano reconoció estar preparando un mecanismo de asignación de divisas a entidades seleccionadas, a un tipo de cambio inferior al del mercado negro. Según el ministro de Economía, Alejandro Gil, esto "permitirá avanzar para, más adelante, restablecer la venta de divisas a la población". Solo tres días después, la Casa Blanca anunció medidas que recordaron la era Obama.
La conjunción y simultaneidad de ambas noticias, aun cuando nadie sabe cómo ni cuándo se concretarán —si es que lo hacen—, ha hecho temer la posibilidad de un inmediato aumento de la oferta de dólares en la Isla, lo que haría disminuir su valor.
Alimentando ese temor, una cruzada digital ha inundado los sitios de intercambio de divisas aludiendo al inminente desplome del billete verde. Además, se están colocando anuncios ofreciendo dólares a precios irrisorios, a los que, cuando llamas, nadie responde o, si alguien lo hace, da excusas para no concretar la transacción. Son señuelos para que quienes sí van a vender se sientan presionados a hacerlo más barato.
Detrás de esta operación puede haber un ataque simultáneo, no necesariamente coordinado, de los miles de cubanos que tienen en la especulación monetaria su modus vivendi. Como buenos empresarios, se percataron de la oportunidad e incitan en redes, con comentarios y ofertas falsas, a que la gente venda sus dólares con descuento.
El otro sospechoso detrás de la campaña, por obvias razones, es el Gobierno castrista, que puede haber movilizado a sus legiones de trolls, e incluso liberado parte de los dólares cash que tiene en bóveda, aprovechando el momento de incertidumbre para fortalecer su moneda.
En cualquier caso, lo que está meridianamente claro es que, lo que hay detrás de la devaluación actual del dólar es pura sicología, espíritus animales diría John M. Keynes, un cambio de expectativas fundado más en sensaciones que en hechos.
A fin de cuentas, que el nuevo mecanismo de asignación de divisas pueda llegar a influir en el valor del dólar es casi tan improbable como la capacidad del Gobierno para vender dólares al precio oficial, y que el deshielo termine pareciéndose al de Obama dependerá de que antes el castrismo, siempre temeroso, no boicotee el asunto, o de que la presión interna no haga que Biden termine condicionando las medidas a cesiones políticas de La Habana, lo que sería sinónimo de empantanamiento.
Mientras tanto, en la realidad, la economía cubana sigue superándose en el desastre. Un sistema eléctrico parcheado por todas partes y un verano caliente son una mezcla explosiva en lo económico y en lo social, y la mala campaña de siembra que se hizo a inicios de 2022 ya presagia que la inflación, es decir, la pérdida de valor del peso, seguirá por encima de los dos dígitos mensuales, empujando a la baja el tipo de cambio de la moneda nacional.
Lo único que quizás haya cambiado en el mercado negro de dólares en Cuba es un posible enfriamiento de la demanda, porque la ola migratoria parece estar remitiendo debido al endurecimiento de las medidas en frontera; sin embargo, aún cientos de miles de cubanos aguardan su oportunidad para escapar del gulag caribeño y necesitarán dólares para hacerlo, muchos dólares.
En fin, quien quiera saber si el dólar seguirá cayendo o volverá a repuntar tendrá que decidir a qué prestará más atención, a los etéreos anuncios de políticos especialistas en defraudar o a la cruda realidad.