El diario oficial Granma publicó esta semana un artículo sobre la grave inflación que atraviesa Cuba donde admite el desabastecimiento en los mercados y tiendas en moneda nacional, pero lo aborda sin llegar a la raíz del problema y culpa al mercado negro del encarecimiento sin precedentes de los productos.
El análisis, según han considerado los propios lectores del medio estatal, "se anda por las ramas del problema, como de costumbre".
La nota ha generado indignación entre los usuarios de Facebook seguidores de Granma, quienes cuestionaron al autor por justificar el "desastre económico" provocado por las fracasadas políticas del Gobierno.
"Había una vez un ordenamiento que iba a ser suficiente para la canasta básica (alimentos, ropa, transporte, medicamentos) y un poco más, que iba a ordenar la pirámide invertida, que iba a quitar subsidios y gratuidades, pero nadie iba a quedar desamparados", escribió Reinier Suárez.
Lamentó, sin embargo, que "la realidad dejó a un pueblo completo haciendo cola para un nylon de pollo, fajándose por un pomo de aceite, y ahora la solución mágica es el sectarismo, condenando a los barrios periféricos a no tener acceso a las principales zonas de tiendas de La Habana".
En su comentario, el usuario hizo referencia a la más reciente medida del Gobierno de la capital cubana que decidió restringir las compras de los habaneros en las tiendas de CIMEX y TRD a cada municipio de residencia y además controlar aún más la venta anotando algunos productos en la libreta de racionamiento.
"El trabajador de a pie no puede vivir con sus necesidades mínimas aseguradas, llorándole miseria al Gobierno por unos mandados que no alcanzan y unas tiendas en una moneda con la que casi a nadie le pagan. Y los dirigentes, bien, gracias, defendiendo su buen vivir y sus ganancias", señaló un residente en La Habana.
Para Mónika Cuervo, "además de arreglar el desastre económico a través de ajustes al tema empresarial, deberían tomar en cuenta como factor principal el altísimo nivel de corrupción de los funcionarios públicos."
"Sí, así es. Cuadros, militares, administrativos, dependientes y muchos otros que, a los ojos del que se mata en las colas en las tiendas en moneda nacional por un paquete de picadillo, entran a comprar, o tienen mercancía que sacan al cerrar la tienda ya asegurada en bultos enormes. Los principales que deben defender la justicia social, perpetuados en sus cargos, y no pasa nada. Son una vergüenza", añadió.
En opinión de Jorge Lobelle, "cuando el Gobierno deje de estar vigilando las ganancias de los productores y dé riendas sueltas a los negocios y sus ramificaciones tanto dentro como fuera de Cuba, esto entra en caja y se puede vivir mejor, pero mientras la corrupción siga azotando Cuba se sigue desmoronando".
Arelmys Laguna Marrero contó que el día anterior "salió a la calle a comprar plato fuerte", hizo un recorrido grandísimo y solo regresó "con una tristeza inmensa".
"No encontré nada, ni caro ni barato, absolutamente nada", lamentó.
"Cuando ese 'Gobierno' salga del poder y entre por la misma puerta el libre mercado, se acabarán todas las angustias. Aquello no tiene arreglo de ninguna otra forma. Si no, pregúntenle a los venezolanos", consideró Daimylah Chaviano Torres.
Otra persona residente en La Habana escribió: "bajen los precios y pónganlos acordes al salario y quita el MLC y se acabó la inflación" y una doctora cubana lamentó que ni unas galleticas se pueden comprar a los niños fuera de las tiendas en divisas.
Las críticas les entran a Díaz Canel y Famiglia por un oído y les sale por el otro. Ellos se mantienen con sus negocios de estado y las remesas de los esclavos egipcios en la Florida. Allía ya hace falta una revolución. No hay otra.