Es natural que durante 2021, año uno de la Tarea Ordenamiento, el contenido de esta "revolución dentro de la Revolución" acaparara los análisis; pero, siendo una reforma castrista, era previsible que fuese limitada, parcial, superficial y, lo peor, que causara más quebrantos de los que pretendía sanar.
El trabajo que desde finales de 2020 ha estado haciendo el periodismo libre, desentrañando las muchas medidas que componen esta supuesta reforma económica integral, ha sido decisivo para que los cubanos entiendan lo que pasa en sus bolsillos vacíos, sus mesas mal servidas y sus desgastados zapatos.
No obstante, la vorágine de medidas económicas que han merecido atención individualizada —unificación monetaria y cambiaria, aumento de masa salarial, déficit fiscal, inflación planificada, despenalización de mipymes, descentralización de las empresas estatales, eliminación de subsidios— puede hacer perder de vista lo esencial: la Tarea Ordenamiento es un fracaso económico pero un éxito político; su objetivo fundamental no es mejorar la vida de los cubanos, sino mantener al castrismo en el poder.
Hay dos datos que en sí mismos, y sin tener que buscar más, demuestran el fiasco económico: inelasticidad de la productividad y déficit fiscal.
Inelasticidad de la productividad
En economía, la elasticidad identifica el cambio que sufre una variable al modificarse otra: por ejemplo, cuánto más o menos se vende una mercancía si aumenta el ingreso medio de la población. Esto se expresa matemáticamente por el cociente de la variación porcentual de las variables estudiadas. Una de las alteraciones más importante introducidas por la Tarea Ordenamiento fue aumentar la remuneración del trabajo con objetivo de incidir en su productividad. ¿Funcionó?
En 2020, antes de la Tarea Ordenamiento, el salario medio era de 1.200 pesos cubanos (CUP) y la productividad media por trabajador era de 10.917 CUP. En 2021, con la Tarea Ordenamiento, el salario medio creció un 228% hasta 3.934 CUP, mientras la productividad "creció" a 10.982 pesos, un muy ridículo 0.6%.
El salario medio aumentó 380 veces más que la productividad. En términos de elasticidad, hablaríamos de E = 0.003, lo que indica inelasticidad casi perfecta. Traducción: el aumento del salario se fue completo a generar inflación, sin incidir en la productividad.
Déficit fiscal
El presupuesto de 2021 proyectó un monumental déficit del 18% —aún no sabemos cuánto terminó siendo—, pero el presupuesto para 2022, año dos de la Tarea Ordenamiento, incluye un astronómico déficit del 24%, y eso estimando que la pandemia no vuelva a descontrolarse y esperando que el turismo pase del medio millón de visitantes actuales a dos millones y medio el año próximo… una previsión en extremo optimista.
La Tarea Ordenamiento no solo no estimuló la productividad, piedra angular del crecimiento económico, sino que, debido a sus manipulaciones financieras, el déficit fiscal, que ya era enorme, aumentará notablemente en 2022. Para no afrontar el problema presente se crea un peor problema futuro. El fracaso es épico.
Pero distanciémonos del contenido de la Tarea Ordenamiento y preguntemos algo a lo que se le ha prestado poca atención: ¿por qué esta fue lanzada el 1ro de enero de 2021, en medio de una inédita pandemia que ha provocado una crisis económica global gigantesca, y no antes o después? Adelantemos la hipótesis de que la fecha elegida se debió a una mezcla de desesperación y oportunismo.
Desesperación
En septiembre de 2019, cuando ya era obvia la depauperación económica, Díaz-Canel anunció que Cuba estaba entrando en una "coyuntura" de la que saldríamos "fortalecidos". La acumulación de problemas forzó el anuncio del presidente-designado que, en una larga y patética alocución televisiva, trató de hacer creer que el país estaba frente a un ligero bache en el camino, cuando lo que venía era un socavón cuyo fondo llegaba al núcleo terrestre.
La "coyuntura" estaba fea para el castrismo. Según datos del Bank for International Settlements (BIS), en el primer trimestre de 2020 las reservas de divisas cubanas en bancos internacionales bajaron de 2.950 millones a 2.520 millones (un 15%), una aceleración con respecto al ritmo de 2019, cuando las reducciones trimestrales fueron de media un 5%. Cada vez se erogaba más y se ingresaba menos.
A esa velocidad, las reservas de divisas se agotarían a mediados de 2021 —al menos las declaradas, es imposible conocer datos reales de una dictadura—, lo que ponía mucha presión en el Gobierno para que hiciese algo inmediatamente.
Oportunismo
Lo mejor que se podía hacer inmediatamente no era la Tarea Ordenamiento, sino los cambios estructurales imprescindibles para que la economía saliera de su letargo. ¡Había que cambiar el modelo!; sin embargo, se hicieron cambios dentro del modelo. Hasta el último analista económico medianamente independiente advirtió que las medidas de la Tarea Ordenamiento estaban lejos de ser adecuadas y que conducirían a extender y agudizar las penurias de la población.
El coronavirus le proporcionó al castrismo la oportunidad de comenzar la Tarea Ordenamiento a sabiendas de que fracasaría, pero teniendo de antemano la excusa perfecta para justificar el fiasco y lograr el verdadero objetivo: ganar tiempo.
La Tarea Ordenamiento ha sido una gran pantomima para que el pueblo, notablemente impaciente, creyera que se estaban haciendo cambios importantes, mientras en realidad se esperaba que un realineamiento internacional, una vez más, ayudase al castrismo a mejorar la situación interna sin tener que ceder nada importante, es decir, sin concesiones políticas. Específicamente, se apostó a una "obamización" de la relación con los Estados Unidos de Biden, algo que hace un año parecía factible.
Sin ruborizarse, Alejandro Gil afirma ahora que "ese fenómeno no tiene su causa en el ordenamiento monetario", refiriéndose a la inflación que sufren los cubanos como resultado obvio de la inyección monetaria sin respaldo productivo. Para el ministro y doctorando en Economía, tanto la inflación como que no se alcanzase el crecimiento del PIB previsto se debe a "tensiones por los efectos de la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo". El Gobierno y su Tarea Ordenamiento quedan absueltos de toda responsabilidad.
Conclusión
Nadie en su sano juicio, con conocimientos rudimentarios de economía, habría implementado la Tarea Ordenamiento en medio de una pandemia mundial que originó una brutal contracción económica. Si el castrismo lo hizo fue, como creemos haber demostrado, porque su situación financiera comprometía —y compromete— la capacidad gubernamental de mantener al pueblo por debajo del umbral de malestar que este resiste sin quejarse; había que darle esperanzas a la gente mostrándole que el Gobierno estaba haciendo cambios.
Pero en vez de hacer las transformaciones necesarias —que son más políticas que económicas—, oportunistamente se aprovechó la pandemia para hacer lo que mejor hace el castrismo, cambiar todo lo que debe ser cambiado para no cambiar nada en realidad… y culpar del fracaso a cualquier cosa menos a sí mismo.
Si analizar el contenido de la Tarea Ordenamiento ha demostrado cuán absurdo es persistir en la reanimación de un modelo económico que jamás ha funcionado, analizar el momento escogido para implementarla nos demuestra que la intención del Gobierno castrista no es hacer lo mejor para el pueblo, sino mantener sus propios privilegios, aunque eso implique seguir estafándole a los cubanos más años, meses, días, horas y segundos de esa existencia anodina, vegetativa, como de molusco, que es vivir en Cuba.
Buenísimo ,excelente artículo
Está cara esa brujería
Excelente Rafaela.
este año la q tiró la letra fue mocopegao,"sigan resistiendo"