Una propuesta de reforma constitucional enfocada en garantizar la libertad académica, la eliminación de los sesgos ideológicos en la educación, y que permita a instituciones públicas y privadas coexistir, fue lanzada recientemente por el Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC), la Red Femenina de Cuba y la Asociación Raíces de Esperanza en España. Es parte de la ruta constitucional que se ha planteado el CTDC, una concertación que busca apoyar proyectos de la sociedad civil y el fortalecimiento del activismo y su reactivación en ciertos casos.
"La propuesta responde a la necesidad de poner al país en sintonía legal y constitucional con dos realidades fundamentales: la diversidad y pluralidad reencontradas de la sociedad se expresan también en el pensamiento y, por tanto, en su necesidad de encontrar su espacio público en la organización del conocimiento, de la enseñanza y de los valores. Una sociedad que se autodemocratiza necesita democratizar el conocimiento", explica a DIARIO DE CUBA Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del CTDC y uno de los redactores de la iniciativa.
Para Cuesta Morúa, "el modelo de enseñanza actual, excesivamente vertical e ideologizado, no se corresponde con la autonomía imprescindible para adaptarse a la velocidad del conocimiento en las nuevas tecnologías".
"Como demuestra el desarrollo en Inteligencia Artificial (IA), solo la libre investigación y la autonomía en la ciencia logra colocar a los países en el primer círculo del desarrollo. El artículo sobre este tema en la Constitución cubana dice que la investigación en la ciencia es libre", pero ¿es posible esto sin libertad académica?, se pregunta el opositor.
Sobre cómo llegan a implicarse la Red Femenina y Raíces de Esperanza en la propuesta, Cuesta Morúa explica que ambas organizaciones forman parte del CTDC, una concertación que ha asumido como estrategia y principio el apoyo a las iniciativas individuales.
Según Cuesta Morúa, se trata de "una línea de acción con muchos desafíos, pero clave en la visión concertada bajo el principio de uno para todos y todos para uno", y enfocados en la idea de que "el fortalecimiento de cada iniciativa ayuda a fortalecer el activismo y a reactivarlo en ciertos casos, cohesionando al CTDC".
"La estrategia primordial del CTDC, no la única, es la que llamamos 'ruta constitucional'. Estimulamos todas aquellas iniciativas que desde las organizaciones y desde la ciudadanía busquen cambios fundamentales a través de los espacios que ofrecen la ley y la Constitución. Así hemos hecho con el proyecto de Ley de Amnistía y Despenalización del Disenso, también con el llamado a preparar y discutir la Ley de Asociaciones, y ahora con esta propuesta de reforma en el campo de la educación", añade el opositor, quien asegura que están trabajando en otras áreas —social y económica— con la misma estrategia.
Los siguientes pasos de la propuesta de reforma educacional son su divulgación y socialización: "Búsqueda de alianzas con otras organizaciones, aunque no estén en el CTDC. Y esencial es procurar, como estamos haciendo con iniciativas en curso que tienen toda nuestra prioridad, que los interesados en apoyar soliciten la Certificación Acreditativa de su Condición de Elector, imprescindible para poder presentar cualquier propuesta ante la Asamblea Nacional", señala Cuesta Morúa.
Para la historiadora Diana Mendiluza Díaz, vicepresidenta de Raíces de Esperanza en España, es importante el hecho de que la propuesta de cambios educativos sea parte de un proyecto político más amplio.
Recuerda, por ejemplo, que el Artículo 5 de la Constitución cubana de 2019 reafirma al Partido Comunista de Cuba (PCC) como la "fuerza política dirigente superior", lo que representa un obstáculo para cualquier reforma que busque democratizar o pluralizar el sistema educativo.
"Este artículo no solo consagra el monopolio ideológico del PCC, sino que también subordina toda la vida política del país, incluyendo las políticas educativas, limitando toda la autonomía y la libertad académica de docentes y estudiantes que se encuentran supeditados a una ideología", dice.
Mendiluza considera que las mujeres de la Red Femenina y los jóvenes de Raíces de Esperanza son dos grupos "con una fuerza brutal para hacer trabajo de incidencia en las comunidades cubanas" con capacidad para ser "promotores e impulsores de proyectos de impacto social y de formación" como el que ahora presentaron.
Sobre la unión con el CTDC, la historiadora habla sobre la coincidencia de las prioridades: "desde lo que más urge, que es la liberación con amnistía de nuestros presos políticos y la despenalización del disenso, hasta las reformas al sistema educativo cubano".
Según Mendiluza, una vez presentado este último proyecto, realizarán "acciones de incidencia" en organismos internacionales como la UNESCO, que "ha identificado a Cuba como uno de los países que tiene politizado los programas escolares en todos los subsistemas educativos del país".
La activista recordó que este fue uno de los tantos señalamientos que se le hizo al Estado cubano recogidos en el informe del 28 de julio de 2020 del organismo de Naciones Unidas.
"La politización de los programas escolares y los planes de estudio erosiona la autonomía institucional y la libertad académica. Este tipo de regulación sobre lo que se presenta en el aula es una tendencia observada en muchos países. En la República Bolivariana de Venezuela, tanto las universidades públicas como las privadas enfrentan restricciones gubernamentales respecto a la creación de nuevos programas académicos. Estas intervenciones suelen incluir la exigencia de promover visiones ideológicas como parte de los programas educativos, algo que también se observa, por ejemplo, en Bielorrusia, China y Cuba", dice el informe.
"A día de hoy esto no es un problema resuelto porque cada día el régimen pretende afianzarse más en el poder. Haremos una campaña digital en la plataforma Change.org para recopilar firmas de todos los cubanos que apoyen la iniciativa. Aunque sabemos que estas firmas no van a tener respaldo legal en Cuba, porque el régimen no lo permite, van a facilitar a nuestras organizaciones el trabajo de incidencia tanto en Cuba como en el extranjero, con argumentos sólidos y respaldado por datos", señala.
La fotografía del negrito y la blanquita es un cliché tan reiterado que ha llegado hasta Cuba, al otro extremo de la galaxia.
Mi ultimo recuerdo de la escuela fue el acto de repudio que me hicieron en el matutino por que nos íbamos del país yo tenia 10 años. Hace mas de 45 años y nunca se me olvida y se lo cuento a mis hijos, nietos y todo el que hable sobre el tema.