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Presos políticos

Un preso político del 11J padece una crítica condición psiquiátrica y no recibe atención médica especializada

Andrés Lugo Pérez 'es víctima de maltratos por parte de los guardias, quienes insisten en que finge su condición', denuncia Cubalex.

Santiago de Cuba
El preso político cubano Andrés Lugo Pérez.
El preso político cubano Andrés Lugo Pérez. A. Lugo Pérez / Facebook

El preso político Andrés Lugo Pérez, condenado a ocho años de prisión por participar en las protestas del 11J, "se encuentra en estado crítico de salud en la prisión de Boniato, en Santiago de Cuba, y sigue sin recibir atención médica adecuada", a pesar de sus graves padecimientos psiquiátricos, denunció el grupo de asesoría legal Cubalex.

"Su estado ha empeorado, sigue en condición crítica, con alucinaciones y un cuadro severo de depresión", detallaron los juristas y alegaron que su empeoramiento se debe a que esta semana "fue trasladado del hospital psiquiátrico del penal al destacamento 16, pero ya no lo ubicaron en el mismo cubículo donde estaba antes de ser internado", lo que provocó un desajuste en su psiquis.

"Ni él ni su familia han recibido explicaciones sobre las razones del traslado", dijo Cubalex y subrayó que Lugo Pérez "es víctima de maltratos por parte de los guardias, quienes insisten en que finge su condición. Sin embargo, su hermano, también recluido en la prisión, confirma que su deterioro es evidente y alarmante".

"Tampoco está recibiendo tratamiento médico, lo que agrava su estado de salud y lo mantiene en una situación de extrema vulnerabilidad, pero las autoridades penitenciarias siguen negándole la atención médica especializada", resaltó el grupo de asesoría legal.

"La salud mental es un derecho fundamental. Negar tratamiento no solo vulnera este derecho, también expone a la persona a un deterioro irreversible. En el contexto penitenciario, esta omisión es una forma de tortura o trato cruel e inhumano", concluyó.

En diciembre de 2024, luego de diez días en estado depresivo severo, Lugo Pérez fue trasladado al hospital del penal, donde su condición se agravó hasta derivar en un cuadro nervioso con síntomas paranoicos. En ese momento Cubalex indicó: "Andrés sufre episodios de pánico, teme por su vida y asegura que 'lo quieren matar'. Sin embargo, hasta el momento no ha recibido atención médica especializada ni ha sido evaluado por un psiquiatra".

Ante tal circunstancia, la madre del prisionero visitó la prisión y habló con la jefa del hospital, quien afirmó que Lugo Pérez está siendo tratado con benadrilina y levomepromazina, este último con efectos secundarios significativos, como sedación excesiva, alucinaciones, depresión severa y convulsiones, lo que habría agravado su condición paranoide.

Sobre las terribles condiciones de las cárceles cubanas y el muy deficiente acceso a la atención médica, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos dijo en diciembre: "Es un exterminio. El régimen cubano está destruyendo la vida de los prisioneros políticos y de conciencia. Además de las injustas condenas, en las cárceles les someten a condiciones inhumanas, especialmente de salud y alimentación".

Asimismo, el líder opositor José Daniel Ferrer consideró esta semana que las enfermedades y las condiciones infrahumanas forman parte de una estrategia represiva del régimen. "Esto es un método más que utiliza la tiranía para desestabilizar nuestra salud física y mental, hacernos la vida imposible en las cárceles con golpes, privaciones de todo tipo, condiciones extremas, amenazas, tensión y estrés permanente, y también enfermedades provocadas".

Ferrer, quien hasta hace pocos días estuvo recluido en la prisión de Mar Verde, pero que en noviembre fue llevado al hospital de la prisión de Boniato, establecimiento penitenciario en el que se encuentra Lugo Pérez, describió el lugar como un espacio "lleno de casos de presos con tuberculosis", donde "durante el año pasado murieron cerca de 20 reclusos por tuberculosis, desnutrición y otras enfermedades", señaló.

En tal sentido, el Consejo de Relatores de Derechos Humanos, resaltó que mientras los problemas de salud de los reclusos comunes se agravan por la "indiferencia y la indolencia" de las autoridades, "el preso político sí es víctima de una práctica sistemática de aniquilamiento, con la destrucción de su sistema de salud mediante la limitación de sus alimentos, los encierros en condiciones infrahumanas y la inducción de enfermedades".

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