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Presos políticos

Sin cuidados médicos elementales, los abusos se multiplican en las cárceles cubanas

El preso político Leoncio Rodríguez Ponce, encarcelado desde hace 36 años, 'enfrenta una crítica condición de salud, mientras las autoridades siguen sin garantizarle la atención médica necesaria'.

Holguín
Condiciones de una prisión en Cuba.
Condiciones de una prisión en Cuba. Ernesto Bauza Adam/Facebook

El estado de salud de los presos políticos cubanos, marcado por las pésimas condiciones sanitarias, de alimentación y de toda índole de los establecimientos penitenciarios, es un tema de denuncia constante por parte de sus familiares, de la sociedad civil y de organizaciones de derechos humanos. En tal sentido, el grupo de asesoría legal Cubalex denunció que Leoncio Rodríguez Ponce, quien permanece encarcelado desde hace 36 años, "enfrenta una crítica condición de salud, mientras las autoridades siguen sin garantizarle la atención médica necesaria".

Rodríguez Ponce, de 60 años y recluido en la prisión provincial de Holguín, presenta múltiples padecimientos, entre ellos úlceras, hipertensión, desnutrición severa, problemas renales, reumatismo y hemorroides, para los cuales no recibe los cuidados médicos elementales.

Además, la Dirección de Prisiones de Holguín aprobó su traslado a Guantánamo, de donde es originario y así pudiese estar más cerca de su familia, sin embargo, las autoridades penitenciarias de esa provincia se niegan a recibirlo. Asimismo, los decisores penales no permiten un cambio de régimen, ignorando su condición de salud.

Rodríguez Ponce permanece en prisión desde el 28 de junio de 1988. Durante su reclusión, ha sido objeto de constantes represalias debido a su oposición política. Las autoridades lo han acusado de "desacato", "desorden penitenciario" y de un presunto "atentado a la figura de Fidel Castro", por escupir en la celda donde este estuvo recluido en la prisión de Boniato, detalló Cubalex.

Rodríguez Ponce lleva tatuada la palabra "cambio" en su frente como acto de protesta tras una golpiza que sufrió en la prisión de Boniato. El incidente ocurrió cuando los guardias le arrebataron una liga con esa palabra que llevaba en su mano derecha, lo que desató la agresión y lo llevó a grabar el término en su piel como símbolo de resistencia.

La Seguridad del Estado lo ha presionado en múltiples ocasiones, ofreciéndole libertad condicional a cambio de eliminar el tatuaje de su frente. Sin embargo, como él se ha negado sistemáticamente, le han negado todo tipo de beneficios penitenciarios.

A lo largo de sus 36 años de encierro, Rodríguez Ponce ha sido trasladado en numerosas ocasiones y, además de la prisión de Boniato, en Santiago de Cuba, y la de Holguín, en la que se encuentra actualmente, ha estado en establecimientos penitenciarios de Camagüey, Villa Clara, La Habana, Pinar del Río y Guantánamo.

"La situación de Leoncio Rodríguez Ponce es alarmante y exige atención urgente. Desde Cubalex, demandamos que se garantice de inmediato atención médica, se respeten sus derechos fundamentales y se adopten medidas para proteger su integridad física y emocional", concluyó el grupo de asesoría legal.

Otro caso que evidencia los malos tratos de los represores en relación a temas de la salud de los reclusos es el del preso político Félix Navarro, quien denunció abuso de autoridad por parte del jefe de la prisión Agüica, en Colón, Matanzas, Emilio Cruz Rodríguez, luego de que este desoyera las indicaciones de la doctora del penal, quien recomendó hospitalizar a un recluso con riesgo de infarto. En un audio publicado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, Navarro dijo que con sus decisiones pone en riesgo la vida de los prisioneros y viola sus derechos humanos.

El preso político relató que el reo Raúl Felipe Quian Cuesta "sufrió un incremento acelerado de su tensión arterial con fuerte dolor en el pecho, taquicardia y falta de aire, situación que no disminuyó a pesar de lo aplicado por el facultativo que le atendía". A pesar de la insistencia de los doctores y de los antecedes de dos infartos en el historial de Quian Cuesta, las autoridades de la prisión no permitieron su salida hacia un hospital, donde recibiría un tratamiento que las limitaciones de la enfermería del penal no permitían. Así, los abusos de poder, el irrespeto por las leyes y la atención nula a los derechos humanos se consolidan como el día a día en las prisiones de la Isla.

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