Back to top
Presos políticos

'No pienso renunciar a la lucha por la libertad de mi país', dice el ex preso político Lázaro Yuri Valle Roca

El régimen decidió encarcelarlo cuando tomó la iniciativa de lanzar a las calles habaneras unas octavillas con frases de José Martí y Antonio Maceo. Ahora, desde el exilio, conversa con DIARIO DE CUBA.

Madrid
Lázaro Yuri Valle Roca.
Lázaro Yuri Valle Roca. Cortesía del entrevistado

Lázaro Yuri Valle Roca tiene una larga trayectoria de enfrentamiento al castrismo. Fue uno de los periodistas de las Damas de Blanco y luego fundó Delibera, su propio proyecto de comunicación, junto a su esposa Eralidis Frómeta Polanco. El régimen decidió encarcelarlo cuando en junio de 2021 tomó la iniciativa de lanzar a las calles habaneras unas octavillas con frases de José Martí y Antonio Maceo. Con motivo de su encarcelamiento, organizaciones internacionales como Artículo 19 condenaron el encierro de este comunicador. Recientemente Valle Roca se vio obligado a tomar el camino del exilio hacia EEUU. Desde ese país accede a conversar con DIARIO DE CUBA.

¿Cómo ocurren los hechos que llevaron a tu encarcelamiento?

Una persona me convoca para una protesta y entrega de un documento frente al Capitolio, pero ese no era mi plan. Decidí junto con otros colegas lanzar unas octavillas en la calle Monte con frases de varios héroes cubanos y publicarlo luego en internet.  El 15 de junio de 2021 me llega una citación para ir a la estación de Policía, ubicada en Zapata y C, en El Vedado. En esa estación, un oficial de la Seguridad del Estado intenta obligarme a que le firme un documento en el que supuestamente renuncio a todas mis actividades contra el régimen. El represor además hace como para quitarme el teléfono, pero al ver que yo se lo lanzo a mi esposa, se abalanzan contra ella para quitárselo de manera violenta. Ese mismo día quedo detenido y soy llevado para Villa Marista.

¿Qué pasó en Villa Marista?

Desde que entré a esa cárcel decidí plantarme y no comer. Así estuve por 31 días. Estuve varios días sin tomar aguar también, y los riñones casi me colapsan. Los militares me sacaban a cualquier hora del día a hacerme interrogatorios y, como estaba en una celda tapiada y aislado, no tenía noción de si era de día o de noche.

En los interrogatorios yo lo único que decía era que sin mi abogado no hablaba, pero nunca pude tener acceso a un abogado allí. Tampoco tenía ninguna asistencia médica, y lo único que hicieron en los tres meses de encierro fue tomarme la presión arterial.

¿Cómo viviste las protestas del 11 de julio en el cuartel general de la Seguridad del Estado?

Ese día pude ver por fuera de la celda cómo ellos corrían de un lado a otro. Escuchaba que decían de salir en grupo porque en la calle estaban las personas protestando. Pocos días después de las protestas decidí terminar la huelga de hambre, porque quería tener fuerzas para continuar la lucha. Me percaté del miedo que tenían a una rebelión popular.

Te mandan luego para una cárcel más grande, el Combinado del Este.

Sí. En el Combinado del Este me ubican en el ala sur. Allí recibía constantes visitas de los agentes de la Seguridad del Estado en los que me amedrentaban con amenazas de que presos comunes me podían dar golpizas o puñaladas, o de que esos mismos presos podían meterme droga debajo de mi cama, o de casualidad aparecer un cuchillo.

Todo para aumentar mi estancia en la prisión. A pesar de todas esas amenazas, siempre me negué a la llamada "reeducación", y también a decir cualquier tipo de lema.  

Háblame del juicio en el que te condenan un año después.

Para llevarme al juicio, el 28 de julio de 2022, desplegaron un gran operativo policial. Tres patrullas custodiaban el auto donde iba, y dentro del auto iban tres guardias. En otro carro venía el resto de los acusados. En la sala del juicio, había cuatro cámaras y los agentes de la Seguridad del Estado veían el desarrollo de la vista oral desde un cuarto superior. Mi alegato de defensa lo llevé por escrito para que nada se me olvidara.

El abogado de la Defensa quería que aceptara una culpabilidad menor para que la pena fuera la mínima posible, pero yo le dije que me consideraba inocente y que no aceptaría culpabilidad alguna. Cuando este letrado intentó defenderme en el juicio, yo lo interrumpí y le dije que no me defendiera más. Hice mi propia defensa y terminé leyendo unos pensamientos de José Martí.  Al final me condenaron a seis años de cárcel.

Pocos meses después de terminado el juicio estuve en la llamada Zona Cero, de mínima severidad, en el Combinado del Este. Ese es un lugar donde los presos trabajan sin remuneración alguna, solo para obtener un pase a su casa de pocos días. Obtuve ese pase a los meses, pero como tenía mucha vigilancia y me reuní con determinadas personas críticas, cuando ingresé nuevamente a prisión me revocaron y fui enviado a un edificio de máxima seguridad donde me negué todo el tiempo a ponerme la vestimenta de preso.

¿Cómo se desenvolvieron los acontecimientos en que logras salir de la cárcel y partir al exilio?

Mi cuñado había pedido un parole humanitario para mí y para mi esposa, el cual fue concedido por las autoridades estadounidenses. Al principio no deseaba irme, pero mis familiares me insistieron. Mi salud se había deteriorado bastante y, como es lógico, todos deseaban que pudiera recuperarme.

El día anterior al viaje me sacaron esposado de pies y manos de mi celda y me llevaron para la Sala de Penados del Hospital Nacional. En esa sala permanecí esposado todo el tiempo. Solo me quitaron las esposas para cambiarme de ropa. Al día siguiente en la madrugada, bajo un operativo policial muy riguroso nos llevaron al aeropuerto y fuimos custodiados hasta la puerta del avión. Mi esposa apenas pudo despedirse de sus familiares.

¿Cuáles son tus planes inmediatos, ahora que te encuentras en EEUU?

Recuperar mi salud es lo primero. Aún tengo secuelas del disparo cerca del oído que años atrás me hicieron los esbirros castristas, simulando que me iban a fusilar. Eso me ha provocado cierta tartamudez. Pero no dejaré de seguir luchando por la libertad de mi país, a eso no pienso renunciar nunca.

Más información

2 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.
Profile picture for user El Santo

Espero que a trabajar tampoco pienses renunciar.
Faltaría más.

Quisiera ver a la Bruguera, El Yunior ,la que va a Ucrania y otros " disidentes de escena"pasar por solo el 25% de lo que pasó este luchador.Son los que veremos sentados en una mesa con la dictadura por unas migajas del pastel cubano.Ya los vimos el 27-N respirando canciones de Silvio y después reuniéndose con los comisarios políticos de la cultura..