Samuel Pupo Martínez, preso del 11J, salió en libertad este lunes tras extinguir su sanción de tres años de privación de libertad por manifestarse en Cárdenas el 11 de julio de 2021. Su foto subido ese día sobre un auto volcado ante la sede del Partido Comunista de Cuba en esa ciudad de Matanzas dio la vuelta al mundo.
Apenas salir de la prisión de Agüica, en Colón, donde estuvo encerrado, habló con DIARIO DE CUBA: "Estuve preso dos años, ocho meses y 21 días. De los diez meses por año que debía cumplir, me quitaron 20 días por un reporte que me hicieron. Por eso salí este 1 de abril", contó.
Pupo Martínez, que tiene 49 años, ha visto durante este tiempo empeorar sus numerosas dolencias de salud: "Padezco de esclerosis sistémica y reuma desde antes de ir a prisión; tengo problemas de presión y un glaucoma crónico; también soy diabético. Todo eso empeoró allí, no solo por la pésima alimentación, sino por la falta de atención. Ahora mismo llevo más de 20 días sin prednisona; pentoxifilina, que es para la circulación, no me la dieron", denunció.
"Pero yo me mantuve firme", enfatizó. "Mi cuerpo estuvo preso, pero mi mente nunca estuvo encarcelada. En Agüica conocí a muchas personas que obraron positivamente en mí. Estaba en el destacamento diez, cubículo cinco. Pasé seis meses en el mismo cubículo que Félix Navarro, quien me enseño muchas cosas. Lo considero mi maestro, mi hermano. También con Francisco Rangel Manzano, otro preso del 11J".
"Como presos políticos, tenemos un control para todo: la Seguridad del Estado va a visitarnos periódicamente, y también hay otros presos que nos vigilan, nos controlan, e informan lo que hacemos. Con Félix, cuando va a hacer una denuncia, le ponen delante del teléfono a un oficial para que vigile lo que dice. No dejan casi que hablemos entre nosotros", cuenta.
A prisión tras el 11J entraron como "tirapiedras", calificativo que les impusieran sus carceleros. Pero con el tiempo se les denomina "presos dignidad".
"Los presos tienen una tarjeta azul en la cárcel, pero la de nosotros es de color naranja", refiere Pupo Martínez, que reafirma las ideas por las que salió la mañana del 11J a manifestarse.
"Lo que hicimos fue defender nuestro derecho y el de los cubanos. El 11J significó un nuevo comenzar en Cuba. Todos agradecemos a los muchachos del Movimiento San Isidro y a la oposición de dentro y fuera lo que hizo", reconoce.
Sobre el proceso judicial que se le siguió, en el que fue encontrado culpable por los cargos de "desórdenes públicos" y "desacato", y condenado a siete años de cárcel, rebajados a tres tras la presentación de un recurso de casación, admite que "nunca imaginamos que las condenas iban a ser tan desproporcionadas".
Durante el juicio dice haber presenciado toda clase de irregularidades. "Desfilaban policías que era como si hubieran memorizado un guion, llegaban y sin conocernos te marcaban. Conmigo en Agüica había un preso que no estuvo en la manifestación. A él lo acusó un individuo de su trabajo que ahora vive en EEUU".
A Pupo Martínez se lo llevaron detenido por la parte de atrás de la sede del Partido Comunista en Cárdenas, recuerda. Luego, en un camión jaula hasta el Técnico de la Bellotex, en Matanzas. "Allí fue la dura. Me golpearon entre varios, me partieron una ceja. Yo había salido de mi casa solo con el desayuno y no me dieron nada más de comer hasta el 12 de julio por la noche... un poco de arroz y un agua".
"Cuando estábamos allí llegaron unos barrigones del Ministerio del Interior, mayores y coroneles, y nos dijeron: 'Ustedes pensaban que iban a tumbar al Gobierno. Ahora van a saber lo que es bueno'", evoca.
En todo ese tiempo su familia lo dio por desaparecido. "Cuando me dejaron llamar a mi mujer fue con un policía con el dedo en el interruptor por su decía algo de golpes o torturas", asegura.
Al salir de Agüica, el mayor Yoslén Pedroso Sotolongo se encargó de "leerle la cartilla": "Me dijo que no volviera a caer en lo mismo. Y no me quiso dar los documentos de los tratamientos que me han hecho en prisión por mis enfermedades. Esos papeles los necesito para seguirme atendiendo".
"Como digo, yo salí de la prisión chiquita a la grande. Por eso lo que más quiero es ver a mi país en libertad. Que se respeten nuestros derechos como cubanos, que haya elecciones libres. Que nos respetemos todos es lo que quiero para Cuba. Que la Constitución no tenga interferencias ideológicas. Que admitan que ellos trabajan para nosotros, no nosotros para ellos", subrayó.
Yuneisy Santana, esposa de Pupo Martínez, y su hijo, Hugh Dieter Pupo Santana, han sido su firme apoyo en estos años de presidio. Nunca dejaron de denunciar la situación del prisionero político, apenas uno entre los más de 1.000 que fueron a prisión por manifestarse el 11J. La mayoría de ellos siguen tras las rejas.
Cuanto me alegro, sobre todo por su hijo, que sufrió mucho por la ausencia de su padre.
Tienen que acabar de liberar a los más de mil presos políticos que hay en la isla-cárcel,
empezando por las mujeres, varias de las cuales son madres, como Lizandra Góngora.
Buena suerte, Pupo. Si puedes salir de Cuba, dado tu estado de salud, no dudes en hacerlo. La llama del 11J ya prendió y no se va a apagar. Habrá que mantenerla viva, desde luego. Tu imagen de héroe desafiando a la tiranía seguirá sirviendo de ejemplo. Ahora te toca reponerte. Bien ganado que tienes ese derecho.
Cuando se empiece a ajusticiar, esbirros ,chivas y otros ,se les acabará el abuso de los verdeolivos...