Varias madres y otros familiares de presos políticos cubanos escribieron cartas a la Iglesia Católica de la Isla para pedirle su mediación y lograr que sus hijos sean puestos en libertad.
La petición llegó después que dos de los prisioneros que cumplen una condena de cadena perpetua, Leudis Arce Romero y José Ángel Díaz Ortiz, realizaron, sin éxito, una huelga de hambre en la cárcel del Combinado del Este para exigir su liberación.
Una de las cartas fue enviada el ocho de mayo al cardenal Juan de la Caridad García, arzobispo de La Habana, y al presidente de la Conferencia de Obispos de Cuba, monseñor Emilio Aranguren Echeverría, pidiendo amnistía para cinco prisioneros que fueron condenados a cadena perpetua en 2003: Lázaro Ávila Sierra, Leudis Arce Romero, Jorge Luis Pérez Puentes, Francisco Reyes Rodríguez y José Ángel Díaz Ortíz.
Las firmantes, madres de los cinco encausados, explican en la misiva que sus hijos fueron "juzgados y sancionados alevosamente" en la causa número 18 del 2003 y las autoridades les imputaron el delito de "actos de terrorismo y robo con violencia".
Según quedó registrado en la sentencia número 17 del 2003 del Tribunal Provincial de La Habana, todos fueron condenados a privación perpetua de libertad y el pasado ocho de mayo cumplieron 20 años tras las rejas.
"Según los hechos, como se evidenció en la instrucción y en la Sala de juicio, a los sancionados los interceptaron bastante alejados del aeropuerto, por tanto no pusieron la vida de nadie en peligro. No obstante, consideramos que la influencia y presión ejercida a los jueces actuantes por los actores políticos y militares del país perjudicaron de manera negativa el fallo condenatorio, violando principios básicos constitucionales e internacionales sobre la independencia de los Tribunales de Justicia de las Naciones Unidas", alegaron las madres en su misiva.
Consideraron "excesiva la pena aplicada", pero reconocen que "los medios y métodos empleados para alcanzar la salida del país en aquel momento fueron erróneos e ilegales".
Las mujeres invocaron la intervención de la Iglesia porque consideran que "la prisión perpetua de libertad" no es compatible con el sistema jurídico y social cubano, mientras que "los establecimientos penitenciarios no están subordinados al poder judicial" sino que responden "al aparato militar".
"Además de los daños físicos, morales y psíquicos por la conciencia de perder su libertad, la principal condición del ser humano después de la vida, estos sancionados sufren en silencio el síndrome de culpabilidad por la afectación proporcionada a un núcleo familiar ligado para toda la vida en este agónico proceso", agregaron.
Apelaron a la "benevolencia de Dios" y solicitaron "apoyo" para que sus hijos "reciban la amnistía que se han ganado por su buena conducta y arrepentimiento", de manera "que sean reincorporados a su seno familiar y terminar con este sufrimiento de madre que hemos albergados por tantos años".
Otra carta, firmada por tres madres, fue enviada a las mismas autoridades eclesiásticas el 3 de mayo último. En este caso, por Esther Concepción Baró Carrillo, madre de Panter Rodríguez Baró, quien, junto a Joel Prieto Tamayo y Jorge Pérez García, fueron condenados a 15 años de cárcel en 2021 acusados de difamación de organizaciones oficiales, héroes y mártires y causar daños al patrimonio cultural.
La carta también lleva la firma de Alina Tamayo, madre de Prieto Tamayo, y de Mercedes García, madre de Pérez García. Todas pidieron a la Iglesia su "inmediata y formal" intervención para "lograr la libertad" de sus hijos.
Al cierre de este reporte, esas peticiones continúan sin ser respondidas.
La iglesia católica hace lo que puede por negociar con el régimen. Sin embargo, las madres visitando iglesias protestantes para expresar la frustración entre los otros cubanos, ganan mucho terreno; informando a la comunidad.
El primer paso es apoyar a la Iglesia y no atacarla con descalificaciones. Solo asi podrá ser efectiva.
Y con la iglesia hemos topado Sancho....