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Represión

Una esposa y tres madres de presos políticos denuncian maltratos de los cárceleros

El rosario de atropellos va desde la falta de atención médica a los reclusos, hasta el enfrentamiento de la Policía con los mismos familiares.

La Habana
Presos políticos del 11J hostigados en los respectivos centros penitenciarios donde cumplen sus condenas.
Presos políticos del 11J hostigados en los respectivos centros penitenciarios donde cumplen sus condenas. Martí Noticias

Una esposa y tres madres de presos políticos del 11J denunciaron a Radio Televisión Martí los maltratos y el acoso que sufren sus familiares por parte de las autoridades penitenciarias.

Rosa Jany Millo Espinosa, de 27 años de edad, sentenciada a seis años de privación de libertad en la prisión de mujeres de El Guatao, en La Lisa, sufre de parásitos intestinales y no tiene acceso a los medicamentos necesarios, denunció su madre Adys Nubia Espinosa Machín.

La mujer también denunció que este lunes recibió una citación para la unidad de Policía de San Antonio de los Baños. Las autoridades cubanas la hostigan por haber recibido en su casa a una representante de las Damas de Blanco, con la que se tomó una foto.

Por otra parte, el preso Duanny Dabel León Taboada, de 23 años de edad, fue amenazado en su destacamento por un reo común de alta peligrosidad que trabaja con la policía política. El hostigador fue identificado como Nelson Ruiz Serrano.

León Taboada fue esposado luego por un oficial del centro penitenciario, alertó su madre Yenisey Taboada. Esta, tras conocer la agresión, se personó ese mismo día en la prisión y exigió verlo. "Tres horas después pude ver a mi hijo, en cuanto él llegó, tenía sus muñecas sumamente lastimadas. Todo el tiempo tuvo esposas puestas frente a mí... como 20 minutos. No se merece ninguna madre en el mundo ver a un hijo en esas condiciones, de verdad. Eso pasó el miércoles, y el jueves yo estaba presentando una denuncia en Fiscalía".

Otra queja de abuso es la de Abel Lázaro Machado Conde, de 25 años de edad y con discapacidad intelectual, quien ya ha hecho varios intentos de suicidio. El joven fue condenado a nueve años de cárcel por los presuntos delitos de "sabotaje" y "desordenes públicos", tras su participación en las protestas del 11J en Güines, Mayabeque.

El pasado 15 de marzo, a las 7:00 de la noche, el preso político fue víctima de una golpiza en la cárcel a manos de Yulieski Méndez Montero, segundo jefe del penal, denunció el propio Machado Conde el domingo en una carta.

En respuesta, su madre, Beatriz Conde, dijo que el martes iría al Departamento de Atención a la Población de la Dirección de Establecimientos Penitenciarios del Ministerio del Interior (MININT), y también a la Fiscalía Militar de Güines para poner una nueva denuncia.

Por último, Juan Enrique Pérez Sánchez lleva más de una semana en celda de castigo en la prisión de Quivicán, provincia Mayabeque, reportó Radio Televisión Martí.

"Lo único que pido a las autoridades es fe de vida de él", dijo Dayana Aranda Batista, esposa del preso político. Ella no ha tenido noticias de Pérez Sánchez desde que fuera llevado a la celda de castigo por manifestarse dentro de la prisión, tras haberse enterado de que la Policía la había agredido.

"Él se manifestó, empezó a decir 'Patria y Vida', 'Viva la Constitución de 1940'... y lo llevaron para una celda de castigo, y eso fue lo último que supe de él. Eso fue ya hace unos cuantos días atrás", explicó la mujer.

Los familiares de los presos políticos también suelen ser víctimas de las maniobras irregulares de la Seguridad del Estado. "Yo me negué a una citación que me habían traído a la casa. Yo me negué porque la citación era verbal, no escrita. De por sí, todas las citaciones mías han sido verbales. Trataron de hacerme subir a la patrulla obligada y ahí fue cuando empezamos a forcejear y a hacernos fuerza, y fue como me lastimaron a mí el brazo", dijo Aranda Batista sobre su incidente con los represores.

"En fin, yo lo único que pido a las autoridades es la fe de vida de él. Solamente eso y que nos dejen tranquilos, porque ni yo me voy a quedar callada aquí afuera, ni él se va a quedar callado allá adentro", concluyó Aranda Batista.

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