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REPRESIÓN

Sindicalistas independientes cubanos: 'no albergamos espacio para crímenes horrendos que nos quieren imputar'

La Asociación Sindical Independiente de Cuba denuncia ante organismos internacionales otra campaña represiva del régimen para acabar con la organización y sus líderes.

Madrid
Iván Hernández Carrillo, secretario general de la ASIC.
Iván Hernández Carrillo, secretario general de la ASIC. Cortesía del entrevistado.

La Asociación Sindical Independiente de Cuba (ASIC) rechazó acusaciones de "crímenes horrendos y repudiables" que el régimen pretende imputar a miembros de la organización y lo calificó como otra "campaña represiva" para hacer desaparecer el movimiento.

"A raíz de un viaje que realicé a La Habana en días pasados la Seguridad del Estado comenzó a citar a personas que yo habría visitado. A algunas las detuvo. Durante los interrogatorios se dieron las amenazas de costumbre de cárcel por la labor que realizan los integrantes de la organización", declaró a DIARIO DE CUBA Iván Hernández Carrillo, secretario general de la ASIC.

Sin embargo, "durante uno de estos interrogatorios, específicamente a Emilio Alberto Gottardi Gottardi, ellos hicieron un tipo de acusación muy grave. Le dijeron de que estaban investigando el posible envenenamiento de aguas en círculos infantiles y señalaron a la organización como ejecutora de estas acciones", dijo Hernández Carrillo.

"Nosotros, por supuesto, hemos rechazado rotundamente este tipo de acusación, puesto que nuestra organización es netamente pacífica y no alberga espacio para este tipo de actividades, tampoco apoyamos este tipo de acciones, venga de donde venga", añadió el líder sindicalista.

"Son actividades completamente ajenas a nuestras labores sindicales y nosotros estamos elevando nuestra denuncia a todos los organismos internacionales. Hemos enviado ya al Comité de Libertad Sindical para que sepa de esta situación, también a la Alternativa Democrática Sindical de Las Américas y a la Organización Internacional del Trabajo (OIT)", precisó Hernández Carrillo. 

"Estos delitos van en contra de nuestros estatutos, de nuestros principios, de nuestras posiciones políticas y sindicales", insistió.

"El régimen ha divulgado el nuevo Código Penal y no estamos ajenos a que pueden estar fabricando un delito de esta magnitud, horrendo y repudiable, para llevar a las principales figuras de la ASIC ante los tribunales; para hacer desaparecer la organización, como nos han amenazado en el pasado y ahora mismo en el presente, durante estas detenciones", afirmó.

"Delitos como los que nos quieren imputar podrían contemplar muy largas condenas e incluso la pena de muerte", alertó Hernández Carrillo.

Las detenciones e interrogatorios a los sindicalistas independientes se ejecutaron entre el viernes 3 de febrero y el miércoles siguiente. 

Luis Orlando León Randich fue citado e interrogado el 3 de febrero en la unidad policial de Campanario, Centro Habana; Ulises González, fue detenido en su domicilio ese mismo día e interrogado en la unidad policial de Zanja, Centro Habana.

Gottardi Gottardi, secretario provincial de la ASIC, fue citado e interrogado el sábado en la unidad policial de Campanario, Centro Habana; Leonardo Hernández Camejo fue citado e interrogado también ese día y en esa misma estación; Yaquelin Dalis Caballero y Felipe Carrera Hernández fueron citados e interrogados el 7 de febrero, también en Campanario, Centro Habana.

Por su parte, Reinaldo Cosano Alén, secretario provincial, de 79 años, fue detenido el miércoles 8 de febrero al salir de una consulta médica en el Hospital Hermanos Ameijeiras y llevado a Picota.

Para Hernández Carrillo, "un hecho revelador de las intenciones de una represión sistemática por parte del régimen, de un plan para aniquilar al sindicalismo independiente, es que, sin importar la estación policial, los interrogatorios son en toda ocasión conducidos por los mismos dos agentes de la policía política identificados como 'Osvaldo' y 'Jonathan'". 

Iván Hernández Carrillo fue uno de los presos de conciencia del Grupo de los 75 de la llamada Primavera Negra de marzo de 2003. Fue condenado ese año a 25 años de prisión y excarcelado en febrero del 2011 bajo una licencia extrapenal, luego de cumplir ocho años de presidio.

Desde su excarcelación, Hernández Carrillo no ha cesado de luchar por los derechos de los trabajadores y por la democracia, aun bajo la amenaza permanente que supone su licencia extrapenal. Con esta condición, no se otorga libertad plena, sino que se mantiene indefinidamente la amenaza de volver a la cárcel a cumplir el resto de la condena.

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