Moisés Leonardo Rodríguez Valdés (Marianao 1947) es licenciado en Educación en la especialidad de Física por el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona. Fue profesor de todos los niveles de enseñanza desde su graduación en 1976 hasta que abandonó la docencia en el año 2003. Desde 1991 fundó y dirige la organización de la sociedad civil cubana Corriente Martiana.
El 13 de marzo de 2019 la Corriente Martiana presentó la campaña Alimentos Abundantes, Buenos y Baratos (AABB) en la Asamblea Nacional y anunció su inicio. Pero la llegada de la pandemia y las duras limitaciones a la economía familiar que sobrevinieron al Ordenamiento, determinaron que la iniciativa no prosperase.
Superada la crisis de sanidad y las limitaciones al movimiento impuestas por la pandemia, y frente al agravamiento de las condiciones de alimentación del país, la Corriente Martiana ha decidido reiniciar la campaña.
¿Cuáles son los antecedentes de la Corriente Martiana con campañas como AABB?
La Corriente Martiana se ha caracterizado por articular campañas que demandan a las autoridades derechos contenidos en la Constitución y las leyes, pero que no se satisfacen debidamente. Nuestro debut fue el proyecto "Reyes Magos para niños pobres". Nos dimos a la tarea de reparar juguetes y recuperar ropas para niños, que fueron repartidos el 6 de enero de 1992 por primera vez.
El 29 de noviembre de 1996 presentamos ante la Asamblea Nacional la propuesta de cooperativizar el transporte público de pasajeros y revisar la pena de muerte, a la luz del ideario martiano, porque Martí fue un abolicionista.
En 2017 se inició la campaña "Nosotros también amamos". De ella hicimos la planeación estratégica. Esta campaña buscaba que se debatiera en la Asamblea Nacional del Poder Popular la legalización del llamado matrimonio igualitario. A la hora de implementarla, como no somos una organización LGBTI, buscamos aliados entre organizaciones que sí lo eran y existían entonces. Participaron en ella Navid Fernández a través de su Proyecto Shui Tuix, la Fundación por los Derechos LGBTI de Cuba, encabezada por Nelson Gandulla, y el Proyecto Cultural Babel, dirigido por Víctor Manuel Dueñas.
¿Cuáles son los fundamentos de la campaña AABB?
En Cuba no está satisfecho el derecho a una alimentación adecuada, esto es lo que como defensores de derechos humanos nos lleva a AABB.
La alimentación adecuada no es una abstracción, está contemplada como derecho en la Declaración Universal de Derechos Humanos (Artículo 25) y el Pacto de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Artículo 11). Las Naciones Unidas han decidido precisarlo más aún y afirman lo siguiente: "El derecho a la alimentación adecuada se ejerce cuando todo hombre, mujer o niño, ya sea solo o en común con otros, tiene acceso físico y económico, en todo momento, a la alimentación adecuada o a medios para obtenerla".
La Constitución cubana, en su Artículo 77, reconoce el derecho a la "alimentación sana y adecuada", pero citar nuestra Constitución hoy como autoridad es de poca relevancia.
¿Qué condiciones hay en este momento respecto del derecho a la alimentación adecuada?
En Cuba se ha creado una situación de precios inaccesibles a los alimentos básicos para gran parte de la población. Al mismo tiempo, no basta con tener el dinero, pues hay una situación de desabastecimiento que dificulta obtener el alimento. Carecemos de la posibilidad de "acceso físico y económico" del que hablan las Naciones Unidas.
Se persiste en la noción de dar de comer a los ciudadanos y eso contradice el derecho a la alimentación adecuada. El Estado no tiene que dar nada, tiene que favorecer que las personas, a partir de su salario, o la propiedad de los medios para producir los alimentos, tengan posibilidad de procurarse la alimentación adecuada.
El Estado da alimentos en situación de desastre o guerras, pero en condiciones normales el Estado no tiene que entregar alimentos. Antes de 1959, Cuba producía sus alimentos y las personas se lo procuraban con su salario. A eso debemos volver.
¿Cómo la campaña busca corregir este problema?
La campaña propone siete puntos esenciales bajo el título "Peticiones"; recuerda que el derecho de petición está contemplado en el Artículo 61 de la Constitución.
El primero de esos puntos es que todas las tierras que posee el Estado, que es un latifundio del 80 por ciento de las tierras cultivables, casi todas improductivas, se entreguen en propiedad. Que se haga propietarios a los actuales usufructuarios.
Proponemos que se facilite la creación de cooperativas legítimas, sin ninguna intervención estatal. Las reglas de creación de una cooperativa están reconocidas internacionalmente. Estas reglas suponen la voluntariedad de pertenecer, la libre elección de los directivos, y la toma de decisiones de manera democrática entre sus socios. El Estado no tiene nada que hacer allí que no sea la percepción de sus impuestos y observar el respeto de la legalidad en el ejercicio.
Proponemos la reinstauración del mercado libre campesino, lo que implica la desaparición del sistema estatal de captación y distribución de la producción agrícola, llamado Acopio.
¿Cuál es la función de Acopio?
Ese sistema ha sido denunciado por décadas como un obstáculo para la productividad pues, por su inoperancia, se pierden las cosechas en el campo o en sus centros de depósito, no cumplen con sus obligaciones de abastecer a los campesinos de bienes necesarios para la cosecha y atrasan o retienen los pagos a los campesinos. Todo esto desmotiva la producción agrícola y está entre las causas de que el país importe el 70%, según las cifras oficiales, de los alimentos que consume; un sinsentido escandaloso.
La eliminación de Acopio supone la pregunta de cómo resolver el problema del abastecimiento a los programas sociales, escuelas, hospitales y personas en situación de precariedad. Pero esto debe ser solucionado por medio de la compra del Estado a los productores, como se hacía antes de 1959, que aseguraba mejores raciones que las que se ofrecen hoy en escuelas y hospitales, y transparentaba ese proceso con normas de mercado que dificultaban la corrupción. El sistema de distribución de alimentos hoy está corroído por la corrupción.
¿Cuáles son las otras propuestas de la campaña?
Proponemos la liberalización de la compra de recursos en el exterior, que permitan modernizar la forma de explotación de la tierra. Igualmente, la percepción de donaciones sin tasas onerosas en la Aduana.
Cuba tiene un exilio próspero. Por vías de donaciones de familiares o amigos, los productores podrían obtener los medios de producción necesarios. Los cubanos en el extranjero proveen a sus familiares en Cuba de muchos de sus bienes domésticos, alimentos y medicinas. ¿Qué posibilidades no se abrirían si pudieran proveerles de medios de producción que significaran una vía de ingresos y, por su vía, el incremento de la capacidad productiva de la nación y de la percepción de impuestos del Estado?
Del mismo modo, creemos imprescindible que los capitales nacionales participen del desarrollo con las ventajas que hoy se concede al capital extranjero, y que se liberalice el acceso de esos capitales al sistema productivo.
Pedimos que se respete el derecho a la libre asociación, para que los productores agrícolas desde sus asociaciones, mejoren la capacitación y defensa de sus derechos. La estatal Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) no satisface las necesidades de los campesinos. La ANAP no pasa de ser una polea de transmisión de las decisiones del poder sin ningún beneficio para los campesinos.
Por último, proponemos la creación de un Banco de fomento agrícola que otorgue créditos para promover la producción de alimentos, con bajos intereses y pagaderos a largo plazo, pensando en los campesinos más pobres. De esto hay un valioso antecedente antes de 1959 en el Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba (BANFAIC), que puede ser estudiado.
¿Dónde se puede acceder al contenido de la Campaña?
Para leer la petición ciudadana que se está presentando en instituciones se puede acceder a nuestra página en Facebook Cuba Martiana.