El Tribunal Supremo Popular (TSP) de Cuba dio a conocer el lunes su fallo sobre el recurso de casación del segundo grupo de condenados por las manifestaciones del 11J en el barrio La Güinera, en La Habana, uno de los que con más severidad sentenciaron los jueces del régimen, donde impusieron sanciones de hasta 26 años de cárcel.
La resolución dispuso que las condenas fueran rebajadas, lo cual se ha convertido en una regularidad en las últimas revisiones del Tribunal Supremo para los manifestantes, pero en ningún caso revirtió las condenas o excarceló a los prisioneros políticos.
En el acta oficial se lee que a los acusados Wilmer Moreno, Roberto Pérez Ortega, Walnier Aguilar, entre otros, se les rebaja su sanción entre nueve, ocho y siete años (de 26 a 18; de 25 a 17, y de 23 a 12) por considerar que sí cometieron actos violentos.
Buena parte de las peticiones fiscales de los juicios del 11J se han apoyado en acusar de actos vandálicos y de ejercer la violencia a los acusados. En cambio, tanto muchos de ellos como diversas organizaciones han cuestionado que los testigos de la parte acusatoria en la mayoría de las ocasiones fueron agentes policiales, así como que se obvió que la violencia fue iniciada tanto por fuerzas represivas como por grupos pro régimen.
Luis Frómeta Compte, cubano con ciudadanía alemana, si bien no cometió acto violento alguno, sí "incitó a los manifestantes", señalaron los letrados. Su rebaja de condena fue exactamente de diez años, de 25 a 15.
A Katia Beirut, Freddy Beirut, Odet Hernández y Reinier Reynosa, quienes solo grabaron y llamaron a otros a manifestarse, el Tribunal decidió que su sentencia de entre 20 y 18 años podría rebajarse a diez y nueve años.
El Tribunal explica la severidad del trato sobre estos últimos de la siguiente manera: "Si bien no ejecutaron directamente los actos violentos que se describen, consta inequívocamente la voluntad tácita de estos al unirse a los sucesos e incitar al resto de los habitantes de esa localidad a sumarse y ejercer la fuerza contra las autoridades de la localidad, tal y como aconteció, además de realizar filmaciones y subirlas a las redes con iguales propósitos".
El TSP insiste en la culpabilidad de varios condenados por el delito de sedición. Esta vez añaden a su justificación surreal la base teórica de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuando aseguran: "Los actos cometidos por los acusados constituyen una reprobación directa a los fines del Estado socialista, pues tanto en la Constitución de la República en su Artículo 45, como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, se establecen límites al ejercicio de los derechos de las personas, siempre que no afecten los derechos de los demás, ni la seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto al orden público, a la Constitución y a las leyes".
El marzo pasado, los tribunales que juzgaron a los manifestantes de La Güinera y el barrio de Toyo, ambos en la capital, hallaron culpables a 128 personas y exoneraron a solo una. En total, les impusieron 1.916 años de prisión.
En La Güinera murió de un disparo el manifestante Diubis Laurencio Tejeda, la única víctima fatal de las protestas masivas reconocida oficialmente, a manos de un agente policial. Su caso, no obstante, no ha sido llevado a juicio.
Al no existir una entidad independiente que pueda emplazar los caprichos legales del régimen, este sigue utilizando el Derecho como un instrumento de castigo político.
Los padres de algunos manifestantes de este grupo, que son de los más activos en las redes cubanas, recién comenzaron a pronunciarse sobre el resultado del proceso apelatorio.
Maria Luisa Fleita Bravo, madre de Rolando Vázquez Fleita, cuya sentencia fue modificada de 21 a 12 años, hizo una directa a través de su perfil de Facebook. Visiblemente afectada, pidió a todas las madres unirse y salir a la calle y desafió a la Seguridad del Estado, que la amenaza por sus denuncias.
"Voy a hacer todos los videos que me dé la gana: libertad", gritó desde su humilde casa.
Con éxito cierran las bocas por años. No es posible empujar con efectividad sin un movimiento