'La sociedad civil cubana debe estar todos los días frente a la oficina de la Unión Europea en La Habana'

El 26 de enero la organización Prisoners Defenders presentó la ampliación del informe 1.111 Médicos contra el Gobierno cubano, que refleja las continuas violaciones de derechos humanos que sufren los profesionales de la salud de la Isla en misiones gubernamentales en el exterior. Esas violaciones trajeron a colación el tema del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación entre el régimen cubano y la Unión Europea. ¿La esclavitud a que el régimen somete a su personal médico —amén de otras violaciones de derechos humanos— no es suficiente razón para que la Unión Europea suspenda ese acuerdo?

Erik Jennische, director de programas para América Latina de la organización Civil Rights Defenders (CRD), declaró entonces que, aunque estuvo en contra de la firma del acuerdo desde el principio, lo mejor ahora no es abandonarlo, "porque no serviría de mucho y regresaríamos simplemente a la situación anterior". 

DIARIO DE CUBA conversa con Jennische para preguntarle de qué ha servido el acuerdo hasta ahora, en su opinión, y qué puede esperar de él el pueblo cubano en general y la sociedad civil en particular, teniendo en cuenta que, desde su implementación, el régimen no se ha cohibido de violar derechos humanos y ha aprobado leyes y decretos-leyes que cercenan las libertades de los cubanos.

"Primero, reitero que nosotros (CRD) estábamos en contra de que se firmara el acuerdo. Consideramos que hasta que el Estado cubano no ratifique e implemente el Pacto Internacional de los Derechos Políticos y Civiles y el Pacto Internacional de los Derechos Económicos Sociales y Culturales, la Unión Europea no debería tener un acuerdo con Cuba", explica Jennische.

"Pero si asumimos el hecho de que el acuerdo se va a quedar, porque lo han ratificado 26 países, excepto Lituania, y la Unión Europea no lo va terminar,  si nos concentramos en exigirle a la Unión Europea que salga del acuerdo, no es al Gobierno cubano al que estamos presionando, sino a la Unión Europea, y esta no va a salir del acuerdo, a pesar de la cláusula que dice que si una de las partes lo viola la otra puede salir", añade.

"Por eso, debemos concentrar nuestras energías en ver qué hay en el acuerdo. Hay artículos sobre el tema de los derechos humanos que el régimen está violando. Hay que lograr que la Unión Europea presione al régimen para que se vea obligado a cumplir el acuerdo", considera el director de programas para América Latina de CRD. "¿Qué pasa si la Unión Europea empieza a exigir cuentas al Estado cubano?".

Sin embargo, la pregunta es cómo lograr eso, cuando ya está claro que el acuerdo va a continuar y el régimen lo sabe. ¿Qué puede impedir que siga violando los derechos humanos del pueblo cubano impunemente?

"Tenemos que presionar a la Unión Europea para que le diga al Estado cubano: 'desde que firmamos el acuerdo, ustedes han aprobado una nueva Constitución, una nueva Ley Electoral, el Decreto-Ley 349, el Decreto-Ley 370 y otras leyes, todas violan explícitamente el acuerdo entre nosotros'", afirma Jennische.

"Para eso, la sociedad civil cubana tiene que estar todos los días frente a la oficina de la Unión Europea en Cuba, recordándole que firmaron un acuerdo con el Gobierno cubano y que el Gobierno cubano no lo está cumpliendo. Tienen que cuestionarle a la Unión Europea cómo pueden aceptar eso", agrega.

"Nosotros, los europeos, tenemos que exigir lo mismo en Europa. De esa forma, se puede lograr que la Unión Europea empiece a hablar sobre el problema de Cuba. La Unión Europea casi nunca habla sobre la realidad; habla de una ficción: sobre la modernización, el apoyo al sistema de salud. Debemos exigir que hable la verdad, que denuncie las violaciones de derechos humanos, las leyes, la esclavitud de las misiones médicas. Eso sí puede poner presión sobre el Gobierno cubano".