Los reporteros de DIARIO DE CUBA Osmel Almaguer, Waldo Fernández Cuenca y Mauricio Mendoza, así como el colaborador Leonel Rodríguez Lima, fueron detenidos el martes en La Habana por agentes de la Seguridad del Estado mientras estaban haciendo su trabajo.
En el caso de Almaguer y Rodríguez Lima, ambos fueron abordados en la intersección de Gervasio y Salud, en La Habana, por un agente de civil que se identificó con un carnet del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI). Los reporteros acababan de hacer una decena de entrevistas a los transeúntes.
"Este llamó a una patrulla para que nos condujera, 'por estar haciendo entrevistas sin una credencial'", contó Almaguer a esta redacción.
En la estación policial fueron interrogados por varios agentes, quienes les hicieron vaciar la mochila y les obligaron a borrar todas sus grabaciones, bajo la amenaza de decomisarles todas sus pertenencias y equipos de trabajo.
"Nos encerraron en un calabozo y nos entrevistaron varios oficiales, subiendo de rango, hasta que llegó un mayor, que era presuntamente uno de los altos mandos de la estación", narró Almaguer. Este último oficial les dijo que agentes del Departamento 21 de la Seguridad del Estado estaban en camino porque los detenidos eran "un problema político".
Los agentes tomaron todos los datos personales, así como de la esposa e hija de Almaguer.
"Finalmente llegó un agente que se hace llamar Ramsés y nos condujo a otra oficina. Para llegar allí tuvimos que atravesar pasillos angostos y pasar cerca de celdas con gente tirada en el piso, como desahuciada. (...) Me dijo: 'la próxima vez que yo te coja grabando videos en la calle te voy a quitar los equipos. Para que veas lo buenos que somos, te voy a devolver todo, me borras la información y te voy a dejar ir por ahora".
A Rodríguez Lima le hicieron firmar un papel donde se compromete a no hacer más periodismo independiente.
La detención duró unas cinco horas.
En el caso de Mendoza y Fernández Cuenca, también fueron interceptados por agentes de civil en la vía pública en el municipio Playa, después de hacer entrevistas a cinco madres con nueve niños que fueron desalojadas por las autoridades poco después de haber ocupado un edificio vacío cerca de la Terminal de Ómnibus de Playa.
"Nos quitó los teléfonos y tuvimos que esperar como una hora para que viniera la patrulla que nos llevó a la estación policial de Siboney. Nos metieron en un calabozo, una celda provisional con tremenda peste a orine, hasta que llegó el agente que me atiende", narró Fernández Cuenca.
Waldo fue liberado poco después, sin sufrir multas ni la sustracción de sus pertenencias. Mendoza también quedó en libertad algo más tarde, después de que los agentes le hicieran firmar una carta de advertencia.
La represión contra los periodistas independientes en Cuba no ha menguado desde que muchos de ellos fueran detenidos durante y después de las manifestaciones masivas del 11J.
A raíz del estallido social y la cobertura que de esos sucesos hiciera DIARIO DE CUBA, nuestro medio estuvo bajo un ciberataque sin precedentes en sus 11 años de existencia.
A fines de agosto, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) remarcó que las restricciones están aumentando en la Isla.
El organismo, con sede en Miami, denunció que tras las protestas del 11 de julio se acentuó la represión contra el periodismo independiente a través de citaciones y detenciones arbitrarias, y también aumentaron las limitaciones a la libertad de expresión a través de la criminalización de la opinión de los usuarios en las redes sociales.
Namas en la Isla carcel se ve esa mierda,son unos HDP